El jefe del Comando de Operaciones Especiales de
Estados Unidos (USSOCOM, por sus siglas en inglés), cuyas fuerzas élites
fueron las que rastrearon y mataron a Osama bin Laden en Pakistán,
lanzó una propuesta para tener mayor libertad de desplazamiento de las
fuerzas especiales (SOF, por sus siglas en inglés) y realizar operativos
en todo el mundo.
Tal autoridad dotaría a las SOF de mayor
agilidad, rapidez y flexibilidad para expandir sus operativos a regiones
como África, Asia y América Latina -donde sus actividades han sido
limitadas- sin tener que pasar por las vías normales de aprobación que
exige el Pentágono.
La propuesta encaja con la nueva
visión de Defensa de EE.UU., a medida que reduce el número de fuerzas
armadas en el terreno a cambio de pequeñas unidades con la habilidad de
operar en una amplia gama de ambientes, realizar actividades tácticas
con resultados estratégicos.
Sin embargo, algunos analistas sospechan que una
mayor amplitud del alcance de estas fuerzas en América Latina podría
degenerar en actividades cuestionables y dañar las relaciones de Estados
Unidos con sus vecinos en el hemisferio.
Fuerzas al rescate
El Comando de Operaciones Especiales se creó en
los años 80 tras el fallido intento de rescatar a los rehenes
estadounidenses retenidos en la embajada de ese país en Irán. Tenían una
tarea muy específica en cuanto a la protección de ciudadanos
estadounidenses, sobre todo los que tienen vínculos con el gobierno.
En América Latina, normalmente, se ocupan de
misiones de inteligencia de alta tecnología, sin reclutar recursos
humanos pero sí brindando entrenamiento y haciendo ejercicios conjuntos.
"Casi siempre, con pocas excepciones, trabajan
en conjunto con las fuerzas armadas, policiales o de inteligencia del
país para poder ayudarles y tener una relación mutua", explicó a BBC
Mundo Stephen Donehoo, especialista en Seguridad Nacional del grupo
McLarty Associates de Washington.
"(USSOCOM) quiere tener mayor agilidad y potestad para actuar cuando sea necesario sin tener que ir por los canales que están establecido"
Stephen Donehoo, experto en Seguridad, McLarty and Associates
En Perú, por ejemplo, aconsejaron a las Fuerzas
Armadas en el rescate de rehenes internacionales tras la toma de la
embajada de Japón por el grupo armado, Tupac Amarú.
En Colombia asesoran operativos específicos en
la lucha contra las rebeldes FARC pero cuando tres contratistas de
Estados Unidos cayeron en manos del grupo izquierdista "ellos tuvieron
tropas en el terreno con el propósito de sacarlos", según Donehoo, antes
de que lo hiciera el propio gobierno colombiano con la celebrada
operación "Jaque".
Las actividades de USSOCOM tiene que regirse por
un protocolo que incluye una relación muy estrecha con el comandante de
las fuerzas regionales, el Comando Sur, en el caso de América Latina.
Además, deben coordinar sus operativos con el
embajador estadounidense del país en cuestión, pero todo eso podría
cambiar con la solicitud del jefe del Comando de Operaciones Especiales.
"Esto implica una burocracia y un cronograma de
coordinación que no es particularmente ágil", explico el especialista en
Seguridad. "(USSOCOM) quiere tener mayor agilidad y potestad para
actuar cuando sea necesario sin tener que ir por los canales que están
establecidos".
Cambio de estrategia
Con el retiro de tropas de Irak y la continua
reducción y eventual salida de Afganistán, las SOF han cobrado especial
preponderancia, aumentando sus presencia y actividad en todo el mundo.
En un mundo post 11-S ha habido un cambio de
estrategia nacional de seguridad que ve el terrorismo como la amenaza
principal de Estados Unidos.
"Las fuerzas de operación especial que están en
condiciones de combatir elementos terroristas tienen un nuevo papel,
mucho más energético dentro del esquema de defensa nacional", continuó
Donehoo.
Eso quiere decir que, además de realizar
misiones de inteligencia y reconocimiento, también tienen la capacitad
operacional de "combate cinético", básicamente localizar, capturar y
matar al enemigo.
"En países aliados pueden incluir operativos de inteligencia contra grupos, partidos o individuos que son vistos como amenaza contra EE.UU. aunque los mismos no estén haciendo nada ilegal en su país"
Adam Isaacson, analista de Seguridad de WOLA
El cambio de pasar de la retaguardia a una
participación más activa en "acciones de guerra", sin ninguna
autorización explícita es lo que preocupa a Adam Isaacson, analista de
política de seguridad nacional de WOLA, la Oficina en Washington para
Asuntos Latinoamericanos.
"Aunque naturalmente no se dan muchos detalles,
uno se puede imaginar casi todo", manifestó a la BBC. "En países aliados
pueden incluir operativos de inteligencia contra grupos, partidos o
individuos que son vistos como amenaza contra EE.UU. aunque los mismos
no estén haciendo nada ilegal en su país".
Isaacson se aventuró a especular que en los
países con los que Estados Unidos no tiene muy buena relación como
Venezuela, Bolivia, Ecuador o Nicaragua "podría haber hasta actos de
sabotaje. Aún si ese no es el plan, eso es lo que se va a sospechar".
El analista de WOLA señala que ha habido
antecedentes en el marco de la llamada guerra contra el terrorismo con
la creación, hace unos 5 o 6 años, de pequeños grupos dentro las
embajadas estadounidenses conocidos como Military Liaison Elements, elementos de enlace militar.
"Eran grupos élites que, en algunos casos, se
encontraban allí sin el conocimiento del embajador", aseguró. "Andaban
de civiles, completamente armados y el mundo llegó a saber de ellos
cuando en Asunción, Paraguay, mataron a un ladrón en la calle".
Compleja red
Adam Isaacson indica que la búsqueda de una
mayor actividad en América Latina obedece a la retórica de algunos
legisladores republicanos y centros de investigación conservadores que
están hilando una compleja idea de amenaza de seguridad.
"Empieza con Irán y el grupo radical Hezbollah",
explica, "y se conecta con Hugo Chávez en Venezuela y Evo Morales en
Bolivia, pasa por las FARC en Colombia para finalmente terminar con las
Maras en Centro América y los carteles de drogas en México, todos
ocupando el mismo espacio para presentar conjuntamente una amenaza para
la seguridad de Estados Unidos".
Aunque el analista considera que pensar que
estos grupos divergentes tengan un interés en trabajar conjuntamente es
"un poco paranoico", hay quienes no lo consideran descabellado, sobre
todo en vista de los recientes atentados ocurridos en días recientes por
el mundo que se están vinculando a Irán.
"Los gobiernos se van a sentir violados. Aunque no haya fuerzas del SOF en un país, siempre va a haber sospechas y eso afectará la confianza mutua y la amabilidad de las relaciones"
Adam Isaacson, analista en Seguridad, WOLA
"No hay ninguna razón para pensar que, en las
varias visitas que ha hecho Ahjadinejad (el presidente iraní) a Ecuador,
Venezuela y Nicaragua, y sus relaciones con otros países, esto no sea
una posibilidad", recalcó Stephen Donehoo de McLarty Associates.
Con la presentación de este tipo de escenarios,
es muy probable que la solicitud para una mayor y más ágil presencia de
Fuerzas de Operación Especial en regiones como América Latina reciba una
aprobación, aunque con algunas limitaciones, en el Congreso.
"El presidente Obama le brinda un estatus muy
alto por los resultados que obtuvieron contra Bin Laden", afirmó Adam
Isaccson de WOLA. "No importa la ideología, cualquier presidente se va a
enamorar de esa capacidad de despliegue rápido de las Fuerzas de
Operación Especial".
En el ámbito de las Relaciones Exteriores, sin embargo, habría un costo que pagar.
"Los gobiernos se van a sentir violados. Aunque
no haya fuerzas del SOF en un país, siempre va a haber sospechas y eso
afectará la confianza mutua y la amabilidad de las relaciones", concluyó
Isaacson.
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