¿Frustrado porque la dieta que sigue no da
resultados? ¿No logra perder más peso o incluso recuperó lo que perdió?
Quizás no sea culpa suya sino de los tratamientos para adelgazar que se
han olvidado de un punto importante: el metabolismo cambia cuando se
deja de comer.
Tanto el organismo de Salud Británico (NHS),
como el estadounidense (US health), asumen que si una persona deja de
consumir 500 calorías diarias perderá alrededor de una libra semanal,
sin importar cuánto tiempo lleva haciendo régimen ni por cuánto tiempo
seguirá.
Pero de acuerdo con una
investigación del Instituto de Salud de Maryland, Estados Unidos, dicho
planteamiento, ampliamente utilizado en el resto del mundo, tiene
errores de base.
"A medida que una persona pierde peso su
metabolismo se ralentiza y, finalmente, se estanca. Si usted quiere
perder cinco kilos reduciendo 100 calorías al día, puede bajar la mitad
en un año y el resto en tres. Después de ese tiempo se estancará y
empeorará", detalló Kevin Hall, director de la investigación, en la
reunión anual de la Asociación Americana de Avances Científicos.
"Una dieta no sólo es dejar de comer sino comer bien, no dejar huecos para que no haya un efecto rebote. Lamentablemente en el mercado nos encontramos ofertas que no son realistas, que nos ofrecen adelgazar en uno o dos meses. Hay que asumir que es un proceso a largo plazo"
Yolanda Sanchis, nutricionista
El estudio subraya además la gravedad de
enfatizar en dietas rápidas y milagrosas y en la necesidad de revaluar
las políticas públicas sobre el tratamiento de la obesidad.
"No hay una dieta mágica o milagrosa. Cuando se
deja de comer el cuerpo pone en marcha mecanismos para mantener el peso.
Comer es uno de los instintos primarios del ser humano.
El cuerpo se
defiende, no quiere perder peso", explica a BBC Mundo Alber Lecube,
coordinador del Grupo de Trabajo de Obesidad de la Sociedad Española de
Endocrinología y Nutrición (SEEN).
Cuando se utilizan fármacos contra la obesidad,
vas contra ese mecanismo de defensa y terminas atrofiando otras partes
de tu cuerpo, señala el experto.
"De alguna manera uno no puede tener el peso que
quiere, lo puede ajustar con un cambio de hábitos y un incremento en la
actividad física, no necesariamente yendo al gimnasio sino caminando
dos veces al día.
Hay que tener en cuenta que hay una base genética
importante que determina nuestro peso. Para muchas personas delgadas es
más difícil ganar peso que para un obeso perderlo”, detalla Lecube.
Impuesto a la gordura
El estudio del Instituto de Salud de Maryland se
detiene en la necesidad de ofrecer un asesoramiento más preciso y
realista a las personas con sobrepeso y obesidad.
"Es mejor tener una idea real para saber qué intervención se necesita", detalló Hall.
En su ponencia, el médico examinó una vieja
propuesta de "impuesto a la gordura", que añade un 20% al costo de los
alimentos dulces y pocos saludables y que, según el organismo de salud
estadounidense, reduciría las tasas de obesidad en el país del 67% al
50% en cinco años.
No obstante, cuando los expertos del Instituto
de Salud de Maryland incluyeron los cambios metabólicos que experimenta
la gente, los resultados no eran tan optimistas: solo caería este índice
a un 62%.
"La teoría sobre las dietas la conocemos, la
cuestión es llevarla a la práctica. Una dieta no sólo es dejar de comer
sino comer bien, cumplir con todas las comidas del día, no dejar huecos
para que no haya un efecto rebote. Lamentablemente en el mercado nos
encontramos ofertas que no son realistas, que nos ofrecen adelgazar en
uno o dos meses. Hay que asumir que es un proceso a largo plazo",
comenta a BBC Mundo la nutricionista Yolanda Sanchis.
En ese sentido, Lecube comenta que "cuando se
inicia una dieta también hay que trabajar en la autopercepción de la
estética de cada persona, en los valores sociales. Hay gente baja y
alta, gorda y delgada".
"Una persona que pesa cien kilos, con una base
genética de obesidad, no puede pretender bajar hasta los 70. Si acaso
puede ajustar su peso. Cuando se fuerzan las dietas se atrofian los
mecanismos del hambre y el cuerpo defiende su territorio. No se nos
puede olvidar que comer es un placer, tenemos que comer para vivir",
subraya.
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