Se
lo conoce como el "techo" de América porque es la montaña más alta del
continente. Ahora algunos científicos creen que el famoso cerro
Aconcagua podría aún estar creciendo.
La última medición oficial del gigante se
realizó en 1959 y concluyó que la montaña mide 6.959 metros.
En 1989
académicos internacionales determinaron que en realidad su altura es de
6.962 metros.
Un equipo de científicos argentinos quiere comprobar si en los últimos años el cerro siguió ascendiendo.
Los expertos creen que el terremoto de 8,8
grados en la escala de Richter que destruyó la ciudad chilena de
Concepción, en 2010, podría haber hecho que el Aconcagua ganara altura.
Ya hay evidencia de que ese sismo logró
mover de su lugar a varias ciudades de Chile, Argentina y Brasil.
Y en los últimos dos años los expertos también
pudieron comprobar que algunas montañas en la cordillera de los Andes
crecieron tras el fenómeno.
Ahora los responsables del Proyecto Sigma
(Sistema de Investigación Geodinámico Monte Aconcagua) quieren averiguar
si también el punto más alto del continente americano cambió de tamaño
como consecuencia del terremoto de Concepción.
Para ello, un equipo de 12 hombres del Instituto
Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (Ianigla) y
la Universidad Nacional de Cuyo (que componen el Proyecto Sigma), junto
con el Instituto Geográfico Nacional (IGN), ascendió el Aconcagua y esta
semana regresó a la base con la valiosa información, que ahora deberá
ser procesada.
¿Cómo se mide?
Medir una montaña de casi siete kilómetros de
alto no es tarea fácil. El Aconcagua tiene cerca de 2.000 metros más que
el promedio de los cerros que componen los Andes.
Para cualquier andinista subir a su cumbre sería
todo un desafío. Pero el equipo del Proyecto Sigma debió escalar
cargando unos nueve kilogramos de aparatos.
El director del proyecto, Luis Lenzano, le dijo a
BBC Mundo que el desafío más grande fue subir el gravímetro, un
instrumento de tamaño similar a una TV mediana, que pesa cinco
kilogramos.
Su tamaño y peso no fue su principal
inconveniente. Lo más difícil fue mantener su temperatura, ya que el
gravímetro sólo opera a más de 51ºC.
"Considerando que en la montaña hacen 20ºC bajo cero, no fue nada fácil", dijo Lenzano.
Tal como su nombre sugiere, el gravímetro es un
medidor de gravedad. Su uso es indispensable para medir con precisión la
altura, ya que el aparato establece la distancia desde el nivel medio
del mar.
"Los equipos de GPS no dan mediciones exactas
porque utilizan un sistema de referencia propio. Sólo las mediciones
tomadas desde el nivel medio del mar son precisas", apuntó Lenzano.
Es por eso que los científicos registraron toda
la información: los resultados de la gravimetría y también los datos
aportados por el GPS, más otras observaciones que hicieron.
Los expertos del Sigma realizaron mediciones en 10 puntos de la montaña durante su recorrido de 19 días.
El próximo paso será analizar la información recabada, algo que tardará varios meses.
Recién en junio el Instituto Geográfico Nacional anunciará formalmente cuál es la nueva altura del Aconcagua.
Menos complicado
Además de aportar la primera actualización
oficial en más de cinco décadas sobre el punto más alto de América, el
equipo del Sigma logró otro valioso objetivo.
Pudo colocar antenas de GPS en varias estaciones
a lo largo de la montaña, gracias a lo cual en el futuro será posible
seguir midiendo cualquier alteración que sufra el Aconcagua.
"Una vez que sepamos la distancia real en
relación al nivel medio del mar podemos crear un modelo físico de la
tierra –un geoide local- y a partir de ahí podemos utilizar las
mediciones de GPS correctamente", explicó Lenzano.
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