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viernes, 30 de marzo de 2012

Matices y enfoques de la Batalla de Santiago

Escrito por Edwin Espinal Hernández
Através del tiempo, en la conmemoración de la batalla de Santiago se han reconocido determinados valores frente a otros no menos importantes y se le ha dado un carácter mitológico a algunos hechos y personajes. Tradicionalmente, el general José María Imbert, como comandante del ejército dominicano y el general (entonces capitán) Fernando Valerio, por su ataque al arma blanca, han merecido los mayores reconocimientos como héroes de este combate.

 
Valerio ha sido presentado como un superhombre que con sus andulleros hizo retroceder al enemigo hasta el río Yaque, cuyas aguas “se enrojecieron con su sangre”, como se ha escrito de manera fantástica.

  
Igualmente a Juana Saltitopa la han consagrado como una protagonista legendaria por su discutida búsqueda de agua en el río para enfriar los cañones dominicanos, cuando el acceso al Yaque se hacía entonces por caminos en terrenos empinados limitados por altas barrancas y además porque los puntos para la recogida del agua quedaban muy lejos de las posiciones defensivas dominicanas.

  
Se han ensombrecido patriotas de una participación igual o más destacada, como el general José María López, jefe de la artillería, el arma que decidió la batalla; los coroneles José Nicolás Gómez y Román Franco Bidó, este último considerado de gran importancia por su aporte en dinero, cartuchos y lanzas, así como los frances Achille Michel y Pedro Eugenio Pelletier, a quienes Imbert confió posiciones principales.

  
No se han aportado razones válidas para justificar la salida de Mella hacia San José de Las Matas en búsqueda de refuerzos junto a los oficiales que podían sustituirlo, que eran los más capaces para enfrentar al enemigo ni tampoco para explicar su orden de inutilizar los cañones que se habían preparado para la defensa, en caso de que los haitianos vencieran la resistencia de los dominicanos. Sin embargo, hay que decir que el propio Imbert refiere que en su informe sobre la batalla que la columna de Pierrot, en su retirada hacia Haití, fue atacada en varios puntos “por los nuestros de la Sierra”.

  
Se ha destacado mayormente la derrota de los haitianos ante la supuesta falta de muertos y heridos de los dominicanos. Unos dicen que fue una táctica militar que utilizó Imbert al informar sobre la batalla a la Junta Central Gubernativa y otros argumentan que efectivamente no hubo bajas, ya que topográficamente los dominicanos estaban en una posición más alta que los haitianos en el campo de batalla.

  
También se ha dejado a un lado el aspecto económico frente al patriótico. Muchos comerciantes del Cibao apoyaron la Independencia y prácticamente financiaron los preparativos del combate. En Santiago lo hicieron Román y Juan Luis Franco Bidó, Cipriano Mallol, Francisco Viñals, José Devandelier, J.E. Villanueva, Manuel Curiel y Fernando Aponte. Además, lograron la integración de campesinos de La Vega, Jarabacoa, Constanza, El Jamo, Moca, San Francisco de Macorís, Mao, Amina, Gurabo de Mao, Hato del Yaque y Jacagua, los cuales conformaron los escuadrones de caballería y las compañías de infantería que se articularon en esas comunidades, ligadas al mercado del tabaco.

  
Ya es tiempo de que se vaya presentando esta batalla sin tantos puntos oscuros, confusiones y preguntas sin respuestas, para lograr su verdadero enfoque y situarla en el lugar que le corresponde en la historia nacional.

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