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lunes, 19 de marzo de 2012

Cuando los latinoamericanos nacían españoles

El 19 de marzo de 1812 se hizo oficial: Los latinoamericanos nacían siendo españoles. Fue el día que se aprobó en la ciudad andaluza de Cádiz la primera Constitución Española, que decía en su artículo primero: "La Nación española es la reunión de todos los españoles de ambos hemisferios". Esto incluía a los territorios de Ultramar.


"Nacer en Latinoamérica era exactamente lo mismo que nacer en cualquier provincia de la Península Ibérica", le explica a BBC Mundo Alberto Ramos, catedrático de Historia Contemporánea y miembro de la Comisión Nacional del Bicentenario de la Constitución. Por lo tanto, era inimaginable hablar de inmigración latinoamericana en España o española en Latinoamérica.
Todos eran iguales.
Según dictó esta Constitución, eran ciudadanos españoles tanto los blancos como los indígenas, sin distinción.
De entre los 15 diputados que redactaron esta Carta Magna, conocida como "La Pepa" por aprobarse el día de San José, había cinco españoles americanos; uno de ellos fue el diputado por Quito, José Mejía Lequerica; y otro el novohispano, Miguel Ramos de Arizpe, que posteriormente redactó también la Constitución Federal de México, señala el historiador valenciano Manuel Chust.

"Años antes, estuvieron también en Cádiz Simón Bolívar, José de San Martín y Francisco de Miranda luchando en la Guerra de la Independencia española contra los franceses", ilustra Ramos.
Cádiz, suroeste de España.
Varios próceres latinoamericanos estuvieron en Cádiz luchando contra la ocupación francesa.
"Formaron parte de la vida política, social, administrativa y militar de la ciudad, vieron lo que se estaba gestando, y les sirvió como escuela para luego aplicarlo a sus países durante las independencias", añade.

Un reflejo de la semejanza entre las dos orillas del Atlántico se lee en el libro "El Cádiz de las Cortes", de Ramón Solís: "Cádiz era, como afirma Rafael María de Labra, por la templanza de su clima, por la dulzura de su habla, por buena parte de sus gustos y sus costumbres, por la suavidad de sus maneras y la presencia y comunicación frecuente e íntima de peninsulares y americanos, una porción de América puesta dentro de España".

Texto de libertades

Cádiz, también conocida como "cuna de la libertad", se convirtió entonces, a principios del siglo XIX, en una ciudad de ilustrados, de comerciantes, de prosperidad.

Fue el único lugar al que no llegaron las tropas de Napoleón, que ya habían conquistado el resto de España, por lo que se convirtió en una localidad fuerte y con poder.
Constitución de Cádiz de 1812.
La Constitución de Cádiz era muy progresista para su época.
Su constitución ponía así de manifiesto un texto de progreso para la sociedad española, y en ella empezaron a despuntar algunos derechos que se mantienen en la actualidad.

El nuevo sistema político estaba basado en la soberanía nacional, en la separación de poderes, en la igualdad jurídica, y en lo que promovió que se multiplicaran las relaciones entre los dos hemisferios: la libertad de imprenta.
"Esta fue una constitución clave para el cambio de mentalidad de los españoles europeos y americanos, aunque todavía quedaba mucho por conquistar", indica Ramos.

"Las mujeres, los niños, los africanos, los negros, los esclavos, los encausados criminalmente y los enfermos no alcanzaban a considerarse ciudadanos. Pero sí buscaban la igualdad de oportunidades universalizando la educación. Estaba escrito que toda la población tenía que saber leer".

"Para los ilustrados, la incultura del pueblo favorecía el despotismo", explica el historiador.

Influencia en Latinoamérica

Plaza del Zócalo.
La actual Plaza del Zócalo en México fue llamada Plaza de la Constitución de 1812.
"La Constitución de Cádiz fue ampliamente recibida en Latinoamérica por distintos sectores sociales. Era como el símbolo de las libertades, del derecho civil, del comercio y de lo político", explica el doctor en historia Juan Ortiz, director del Instituto de Investigaciones Histórico Sociales de la Universidad Veracruzana de México.

"Estaba la separación iglesia-Estado, y cada grupo social encontraba algo positivo en este texto. Pensaban que podría ser la base para resolver muchos problemas", agrega.

Argentina, Bolivia, Costa Rica, Chile, México e incluso Portugal y Brasil fueron algunos de los países más influidos por esta Carta Magna. En el libro "La Constitución de Cádiz y su huella en América" se estudia cómo fue ese alcance para cada uno de los estados americanos.

Con respecto a la Constitución de Chile de 1822, Cristián Guerrero de la Universidad de Chile escribe: "Las similitudes entre ambos textos son más que evidentes, y difícilmente podrían obedecer a meras coincidencias".
Otro ejemplo de ello es que la actual Plaza del Zócalo en México fue llamada Plaza de la Constitución de 1812.

"Cádiz es fundamental para entender los nuevos Estados que posteriormente surgirían en Latinoamérica, este texto tuvo una importante trascendencia en la organización política de los 18 estados y en la formación de los ayuntamientos", agrega Ortiz.

"Este texto traslada a algunos americanos algo que nunca habían tenido. El derecho a votar y elegir los regidores y concejales para su gobierno, y en México incluso se ampliaron derechos, está registrado que aceptaron el voto a los negros y a las mujeres", asegura Ramos.

"Los primeros años, la constitución fue muy bien acogida, pero luego vendría el desencanto", explica Ortiz. "En la práctica surgieron enfrentamientos locales, chocaba la libertad de cultos, había intereses imperiales, o conflictos internos por el pago de impuestos...".

"Al final, la vigencia del texto apenas duró dos años. En 1814 (tras el fin de la guerra contra Francia) vuelve el rey Fernando VII a España y deroga todo lo que había establecido hasta el momento, incluida la Constitución con sus libertades".

"Esto se sumó a otros malestares que ya acarreaban los españoles americanos, como por ejemplo, que tenían una menor representación en las Cortes", dice Ramos.

"La Constitución estableció que América y España estaban en igualdad de condiciones, pero para Fernando VII, América tenía que volver a ser un terreno colonial", explica Chust, y añade: "Hasta ese momento, lo que habían planteado los españoles americanos era una Comunidad de Naciones Hispanoamericanas, como una Commonwealth inglesa, pensada 80 años antes".

Pero nada de esto pudo ser; Fernando VII fue inflexible. Empezaron entonces con más fuerza los movimientos independentistas y las insurrecciones.

Ahora Cádiz se engalana de nuevo para recibir el 16 de noviembre la Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado. Doscientos años después, los políticos de los dos hemisferios se reúnen en la ciudad "cuna de la libertad" quizás en busca del artículo XIII de la Constitución de 1812.

"El objeto del Gobierno es la felicidad de la Nación, puesto que el fin de toda sociedad política no es otro que el bienestar de los individuos que la componen".

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