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martes, 6 de julio de 2010

Mundial Sudáfrica 2010: El dilema llamado Maradona

Los esperaron unas 10.000 personas, que bloquearon la autopista de salida del aeropuerto de Ezeiza y tiñeron de blanco y celeste una tarde negra. Fue una recepción digna de campeones, pese a que la selección argentina de fútbol regresó a casa mucho antes de lo deseado.



La eliminación del Mundial de Sudáfrica, ante Alemania y por un contundente 4 a 0, fue la peor derrota sufrida por la escuadra albiceleste desde aquella goleada de 1958 ante Checoslovaquia (6-1) y equiparable a la experimentada ante Holanda en 1974.

Pese a que muchos se habían ilusionado con ver a Diego Maradona coronarse campeón otra vez –en 1986 como capitán, ahora como director técnico-, el sueño quedó truncado y anuló toda posibilidad de adjudicarle el resultado a una racha de mala suerte.

Pero el clima de cánticos e hinchada que marcó el regreso de los 23 jugadores y el cuerpo técnico –una vuelta apesadumbrada, decidida con urgencia en plena madrugada a pocas horas del pitazo final-, sorprendió a todos.

¿Cómo es posible que en un país con tradición futbolera de élite, acostumbrado a estar entre los favoritos de los torneos internacionales, hayan sido más los aficionados que fueron a recibir a la selección derrotada que los que concurrieron a alentar su partida?

Desde la prensa especializada, se intentó echar luz sobre un fenómeno a primera vista inexplicable.

La respuesta, dicen muchos, tiene un nombre. El de siempre. El Diego, el 10.

Queremos más Maradona

La última vez que Maradona estuvo en un Mundial fue en Estados Unidos 94 y también allí la salida del combinado fue inesperada y triste. La escuadra cayó aquella vez ante Rumanía en octavos de final, pero había sucumbido psicológicamente días antes: cuando su líder en la cancha dio positivo en una prueba antidopaje.

Por aquel entonces, como hoy, el nombre de "el Diego" apareció asociado a una derrota que, en un país futbolero a ultranza, tuvo estatus de tragedia nacional.

Centenares de personas salieron a la calle a recibir a la selección cuando regresó de Sudáfrica.

Esta vez las cosas fueron distintas. Muchos hinchas se sobrepusieron pronto. En cuestión de horas, para ser precisos. Y sobre la ruta, al grito de "Olé, olé, Diego, Diego", mostraron su adhesión al DT.

Hubo más: coros de "Diego no se va" y pancartas con la leyenda "Diego 2014". Un pedido para que el técnico descarte toda posibilidad de renuncia y se quede al frente de la selección hasta el próximo Mundial.

Mientras que su par brasileño Dunga fue condenado por robarse la alegría brasileña y se marchó cabizbajo, Maradona fue protagonista, una vez más, de su propia mística: la de un héroe al que la mala fortuna, el desatino o la incapacidad no pueden robarle el apoyo incondicional.

Ya lo habían hecho los jugadores, antes de despedirse en silencio de Sudáfrica. Primero el capitán, Javier Mascherano, luego el veterano Gabriel Heinze. Los dirigidos por Diego fueron los primeros en pedirle continuidad, quizás con la vista puesta en la Copa América 2011, donde los argentinos serán anfitriones y ambicionan dar algún tipo de revancha.

¿Fallas técnicas?

Las voces recogidas por BBC Mundo en defensa del técnico destacan que, más allá de los resultados, su trabajo dio buenos frutos en "conformar un buen equipo, sin estrellas que se la crean".
"No todo el mundo es exitista y la recepción a los jugadores probó eso, que tenemos que estar en las malas también" y "ellos (los alemanes) simplemente fueron mejores y nosotros jugamos bien pero no se pudo" fueron los argumentos más repetidos.

Sin embargo, los sondeos realizados por periódicos nacionales revelan otra realidad: según el deportivo Olé, un 60% de los argentinos considera que el ciclo de Maradona está cumplido.

Argentina está entre las potencias futboleras desde siempre y tiene virtudes para lograr un título, pero tenemos falla de estructura y esto no es sólo en el fútbol sino en todos los ámbitos de la sociedad.

Horacio Pagani, diario Clarín.

Es que, según coinciden los expertos, las fallas que mostró la escuadra albiceleste en suelo sudafricano se podrían haber saldado desde la conducción técnica para la que, con los resultados a la vista, el "Pelusa" no sería el más dotado.

Muchos le critican su incapacidad para resolver los dilemas en la cancha sobre la marcha y adaptar el juego a lo que cada partido exigía. No instaló una "ideología de juego", según se dijo, y mostró un mediocampo pobre y una defensa en desorden.

Los problemas, de hecho, comenzaron mucho antes: con la convocatoria de los 23 jugadores. Una lista polémica, de la que quedaron fuera nombres como Javier Zanetti y Esteban Cambiasso, que podrían haber salvado los papeles por los laterales y el centro, respectivamente, durante la carrera mundialista.

Maradona se defendió a capa y espada de las críticas antes de que la pelota echara a rodar y mantuvo sus decisiones a lo largo de los cinco partidos disputados por Argentina. Terco, dirán algunos. Fiel a su estilo, dirán otros.

Lo cierto es que el ex 10 apostó a todo a nada y, esta vez, lo suyo fue nada. Aunque los 10.000 aficionados de la bienvenida festiva le hayan entregado ya su perdón.

"Así que esta tarde nos quedamos sin dios. Uno a cero es la duda, dos a cero la tentación agnóstica, tres a cero la quema de los santos, cuatro a cero la muerte del dios. Un dios, como todos, discutido, amado, odiado, pero dios al fin", expresó el periodista y escritor Martín Caparrós, desde el blog de la revista Letras Libres.

"Argentina está entre las potencias futboleras desde siempre y tiene virtudes para lograr un título, pero tenemos falla de estructura y esto no es sólo en el fútbol sino en todos los ámbitos de la sociedad", apuntó por su parte el cronista Horacio Pagani, del diario Clarín.

A la espera

Sobre el futuro de Maradona, nadie sino él parece tener la última palabra.

A horas del resultado adverso, comenzó a barajarse el nombre del seleccionador de Paraguay, Gerardo Martino, un rosarino que ha llevado a la escuadra albirroja a cuartos de final por primera vez en su historia.

Los críticos dicen que Maradona fue incapaz de resolver problemas sobre la marcha y adaptar el juego.

Sin embargo, en Buenos Aires todos están pendientes del inminente anuncio que hará el mismo 10 sobre si renuncia o se queda.

"Todavía no lo pensé, tengo que hablar con mi familia, con los jugadores", había expresado Maradona durante la conferencia de prensa tras la derrota.

El hombre, además del apoyo evidenciado por sus hinchas, cuenta con un contrato hasta 2011.

Consultada por BBC Mundo, la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) prefirió, como es costumbre, guardar silencio.

Según trascendió, en lo inmediato se conformará un comité de crisis para resolver el futuro del DT y de la abatida escuadra albiceleste que, desde 1986, ha visto palidecer sus créditos futboleros y está, según muchos, cada vez más lejos del conseguir el tricampeonato.



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