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lunes, 12 de julio de 2010

Afectados por el sismo de hace seis meses lamentan su situación

Puerto Príncipe (EFE).- Seis meses después del devastador terremoto que sembró la destrucción en Puerto Príncipe y otros puntos de Haití, los afectados por la catástrofe en la capital se lamentan de su situación, aunque agradecen la ayuda internacional que se ha volcado hacia el país.


Coriolan Vanes, de 42 años, recuerda la destrucción de su casa y la de su madre la tarde del 12 de enero pasado, y lamenta la muerte de su primo y los ataques de ansiedad que padece desde entonces. "Nada ha mejorado en mi vida", asegura este hombre que hace labores de escribiente para rellenar impresos cerca de la Dirección General de Impuestos en la capital haitiana. Su mejor opinión va dirigida hacia los esfuerzos internacionales en favor de su país.



"Ha sido algo muy bueno, y eso me ha mostrado que no estamos solos", dice.



Al igual que Vanes, Sainjitcia Berlis, de 59 años, que convive con otros desplazados en el populoso barrio capitalino de Cite Soleil, asegura que no ve cambio alguno tras el sismo de 7 grados que causó 300.000 muertos, igual número de heridos y 1,2 millones de refugiados, según cifras oficiales haitianas.



Berlis perdió su casa y resultó con heridas en una pierna.



"Me gustaría que Haití volviese a ser como era, que puedas volver a comprar sin necesidad de tener mucho dinero", explica antes de preferir no realizar comentario alguno sobre el auxilio internacional.



"Perdí a mi hermana y a mi primo. También perdí mi trabajo como mecánico porque el taller se vino abajo", dice por su parte, Onel Paul, de 23 años.



Este joven ahora se dedica a trabajar en el programa "dinero por trabajo", en el que se asegura unos seis dólares al día trabajando en el retiro de toneladas de escombros.



Paul, quien vivía en el barrio Fort National, dice que las cosas han cambiado, pero para peor, aunque ve con positivismo la ayuda venida desde afuera de la nación más pobre del hemisferio.



"Seré feliz si esto cambia", sentencia con una sonrisa.



Miles de haitianos subsisten apenas apretujados en improvisadas carpas en varios puntos de Puerto Príncipe, afectados por problemas de alimentación, salud y seguridad.



"Mi vida cambió completamente, no puedo volver a vivir como vivía antes. Ahora ya no tengo mis dos piernas y me hace sentirme frustrada en todo lo que intento hacer", se lamenta Nathalie Pierre frente a un campamento en Crix de Buquet.



A pesar de su difícil situación, esta mujer de 25 años, produce un mensaje de fe y esperanza.



"Me gustaría que hubiese un cambio en cómo están las cosas ahora, que se reconstruyan los edificios y que haya una unidad entre los haitianos", exclama.



Y sus opiniones se amplían al agradecimiento que profesa a la ayuda externa que le permitió sobrevivir.



"Ha sido algo grande", exclama al referirse al auxilio internacional.



"Es como si Dios les hubiese enviado para ayudarnos. Me hizo muy feliz ver como ayudaban a todo el mundo. Si no me hubiesen ayudado estaría muerta. Fue muy bueno, por lo que pido a Dios que los bendiga", dice sobre los médicos y personal de apoyo hospitalario que le atendieron de sus heridas.



Sin embargo, para el fotógrafo Charles Meryland, de 40 años, la ayuda internacional ha sido "una gran cosa", pero asegura que no ha recibido "nada de lo que trajeron".



"No veo que haya habido ningún cambio en mi vida. Lo que iba mal entonces, ahora va peor", precisa Meryland en el puesto callejero de fotografía que montó, tras colapsar el local que operaba en las proximidades del Palacio de Gobierno haitiano, también destruido.



"Desearía que el país cambiase, y que también hubiese un cambio en mi vida", dijo el artista del lente.EFE



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