Para muchos ecuatorianos, ahogados por deudas en
España, regresar a su país tiene un sabor agridulce pero al mismo tiempo
les da la aparente tranquilidad de que el gobierno les protegerá del
pago a los bancos españoles. Ahora, muchos sienten que esa salida de
emergencia podría cerrarse.
El Banco Pichincha, uno de los más grandes del Ecuador, está comprando a la banca española créditos de inmigrantes.
El
banco, que llegó a España en 2007 pero desde el 2010 tiene licencia
para operar comercialmente, ya posee unos US$81.000.000 correspondientes
a hipotecas y créditos de consumo que le ha comprado a entidades
españolas como Bankia.
De esta manera Bankia obtiene liquidez y
Pinchicha clientes en España.
Más de 500 clientes en España ya no tendrán que
pagarle al grupo español sino al banco ecuatoriano. La operación plantea
muchas dudas en la comunidad ecuatoriana residente en el país europeo,
pero sobre todo un interrogante: ¿el banco podrá cobrar en Ecuador las
deudas contraídas en España? Este tema especialmente complejo en el caso
de las hipotecas.
La llamada dación de pago (entregar la propiedad
al banco para saldar una hipoteca) no funciona en el país ibérico.
Además de entregar el inmueble, el moroso queda con una deuda en muchos
casos alta, en la mayoría de ocasiones entre US$270.000 y US$300.000.
Estas condiciones, sumadas a la crisis por la
que atraviesa España han llevado a muchos ecuatorianos desempleados o
sin capacidad de pago al borde del desalojo.
"La colonia ecuatoriana en España está
escandalizada y nerviosa. Está claro que hay fronteras para las
personas, pero no para el capital y los banqueros son banqueros en todas
partes. Hace poco el canciller de Ecuador dijo que investigará al banco
y que mientras Rafael Correa esté en el gobierno no se permitirá que se
cobren en Ecuador deudas adquiridas en España", comenta a BBC Mundo
Enrique Pulula, directivo de la asociación ecuatoriana Puriccuna.
Al respecto, el banco ecuatoriano se ha
defendido de las declaraciones del canciller argumentando que no piensan
cobrar la deuda de sus clientes en Ecuador, entre otras cosas, porque
las garantías de los créditos son en España y no en el país
sudamericano.
Además Pichincha asegura que se trata en todos los casos de créditos al corriente de pago, no morosos.
Las directivas en España aclaran que el banco
Pichincha es una entidad española, regida y supervisada por la ley
española y su principal accionista es el banco Pichincha Ecuador.
Ni España ni Ecuador
El ecuatoriano Antonio Quiñonez ya no piensa en Ecuador como un posible destino en caso de que lo desalojen.
"Llevo tres letras sin pagar y ya me han llegado
cartas del banco citándome para un juicio. No tengo trabajo y lo que no
voy a hacer es dejar de comer para pagar, tengo esposa y una hija.
Pensábamos irnos a Ecuador a la casa de mis padres pero ya no estamos
seguros. Igual nos vamos a Estados Unidos. Me angustia pensar que le
puedan embargar la casa a mis viejos", detalla a BBC Mundo.
La noticia del banco Pichincha lo tiene
intranquilo. "El canciller Patiño ha dicho que no van a permitir que
cobren las deudas en Ecuador mientras esté Correa. ¿Y cuando no esté?
Tengo amigos españoles, también jodidos por la situación, con hipotecas
impagables, que me dicen: ustedes tienen suerte por lo menos se pueden
marchar. Ahora no lo sé", señala.
La salida de emergencia, no obstante, es criticada y vista con lupa por analistas financieros.
"Es saltarse las reglas de juego del sistema
financiero y la confianza entre los países. No se puede señalar
solamente a los bancos como responsables de estas deudas. Muchas
personas han vivido por encima de sus posibilidades, decidieron meterse
en préstamos enormes y es lógico que los bancos les pidan que paguen",
indica a BBC la economista Teresa Andrade.
La gran pregunta es quién debe asumir el precio inicial de la vivienda, ahora desinflado por la crisis.
Para Pulupa, de la asociación Puriccuna, el
drama de las hipotecas se acabaría con un cambio de la legislación
española que contemple la dación de pago para cancelar las deudas, un
proceso en el que se avanza lentamente mientras se efectúan los
desalojos, más de 17.000 en lo que va del año.
La analista financiera lo ve contraproducente.
"Se podría revisar las deudas, renegociarlas, pero no eliminarlas de
tajo porque afectaría a todo el sistema. No habría dinero para préstamos
para empresas, no circularía dinero, tendría unas consecuencias
nocivas".
Hasta el momento sólo se ha dado un caso en
España -en la región de Navarra- en el que se ha aceptado la devolución
de la casa como cancelación de la deuda como ocurre en otros países.
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