Gracias a la tecnología de rayos
X que se usa para detectar cáncer y lesiones, se hizo una réplica de un
violín Stradivarius, según informaron investigadores de Estados Unidos.
El grupo de científicos utilizó un escáner de
tomografía axial computarizada para revelar los secretos del instrumento
de 307 años.
Con la información que se obtuvo, construyeron "copias casi exactas" al original.
El equipo señaló que la técnica podría ser usada para darles a los músicos acceso al instrumento de características únicas.
El estudio se presentó en la Sociedad
Radiológica de América del Norte (RSNA por sus siglas en inglés) en una
conferencia en Chicago.
Disparo
Al radiólogo Steven Sirr se le ocurrió la idea
de usar escáneres de tomografías computarizadas para obtener imágenes de
violines en 1988.
En esa época se desempeñaba como profesor
asistente de la Universidad Minnesota y, con frecuencia, llevaba su
violín a la oficina para practicar cuando hubiese un momento tranquilo.
Durante un fin de semana, se le pidió que
supervisara el procedimiento de escaneo de una persona que había sufrido
la herida de una bala.
"Puse el violín en una mesa, cerca del escáner, y
cuando el paciente fue llevado al pabellón de cirugías, me volteé y lo
vi (el violín). Pensé que sería interesante escanearlo", le dijo Sirr a
la BBC.
Pensaba que encontraría una cáscara de madera llena de aire, pero estaba errado.
"Hay mucho de anatomía. Estaba acostumbrado a
analizar la anatomía de las personas. (En las tomografías del violín) vi
muchos detalles que no entendía. Por eso se las mostré a mi amigo John
Waddle, que es un fabricante de violines", indicó.
Copias
En los años posteriores a ese primer
"experimento", Sirr y Waddle escanearon cientos de instrumentos,
incluyendo guitarras, mandolines y otros violines.
Las imágenes de los instrumentos más antiguos
mostraron agujeros de gusanos, pequeñas grietas y otros defectos que
ayudaron a crear sus distintivos sonidos.
Le pidieron prestado a la biblioteca del
Congreso de Estados Unidos, un Stradivarius conocido como "Betts", que
todavía tenía, en su interior, la placa original de su creador: el
italiano Antonio Stradivari.
Junto a Steve Rossow, otro fabricante de violines, Sirr y Waddle crearon tres réplicas.
Computadora
Para hacer las copias, tuvieron que sacar más de
1.000 tomografías axiales computarizadas del instrumento original y las
convirtieron en un archivo de computadora que les permitió simular un
objeto tridimensional con ayuda de un software de diseño asistido.
"Usamos las imágenes para determinar la densidad
de las maderas del violín. Eso se podía hacer si la pieza era
diseccionada y medida. Evidentemente, eso nunca iba a pasar", indicó
Sirr.
Los archivos fueron transmitidos a una máquina
de control numérico computarizado. Dicha información fue la clave para
tallar cuidadosamente las piezas con diferentes tipos de madera que se
escogieron. Las mismas fueron seleccionadas para que se parecieran lo
más posible a las originales.
Los instrumentos fueron ensamblados y barnizadas a mano.
"Las copias son increíblemente similares a los originales en lo que respecta a la calidad de sonido", señaló el doctor Sirr.
"Cuando hacemos el violín, copiamos los cambios
que han ocurrido en más de 300 años, incluyendo las variaciones de la
madera. Copiamos las pequeñas deformaciones de las tapas, que se ha
producido debido a la fuerza de las cuerdas y de otras partes del
violín".
Clásicos baratos
Sirr señaló que espera repetir el proceso con
otros instrumentos antiguos y espera que su trabajo ayude en el futuro a
pavimentar un camino para que los estudiantes puedan tener acceso a
"copias casi exactas" de los originales.
El decano de la mundialmente reconocida escuela
Juilliard, de Nueva York, le dio la bienvenida a la posibilidad que
abrió la obra de Sirr.
"Cualquier músico de un instrumento de cuerdas
que se gradúa en un gran conservatorio enfrenta una inmensa crisis
cuando sale: cómo obtener un violín que esté a la altura para
desarrollar una carrera de primer nivel", señaló Ara Guzelimian.
"Con la inflación y los precios tan altos de los
violines antiguos y obviamente de los que encabezan la lista, los
Stradivarius, esas piezas están fuera del alcance de cualquier persona,
con excepción de inversionistas y fondos de inversión. Por eso, si hay
una forma de poner en las manos de un joven violinista un violín
excelente por la fracción del precio, se le debe considerar un paso
adelante".
Un Stradivarius conocido como
Lady Blunt fue vendido en junio en US$15.9 millones en una
subasta benéfica. Esa cifra representó más de cuatro veces el récord
previo que se pagó por un instrumento hecho por el famoso artesano
italiano de los siglos XVII y XVIII.
Experiencia
El renombrado lutier Samuel Zygmuntowicz indicó
que los fabricantes de violines han estudiado Stradivari, Guarneri y
otros instrumentos clásicos para hacer que sus piezas emitan sonidos lo
más similar posible a esos instrumentos.
Aseguró que el trabajo de Sirr podría ayudar a
democratizar el estudio de violines antiguos. Sin embargo, añadió que
incluso los lutiers más duchos, seguirán siendo necesarios.
"Este proceso permitirá hacer más eficiente el esfuerzo de copiar un instrumento", dijo Zygmuntowicz.
"Pero el último tramo (del proceso), el último
2%, todavía implica un criterio exacto sobre el espesor relativo de la
madera, la fuerza precisa de los refuerzos, la cantidad exacta de
barniz, las preparaciones de la madera y, en general, la optimización de
la forma como un todo".
"Por eso diría que un fabricante experto con
esto en sus manos podría ahorrarse bastante trabajo y un artesano sin
muchas destrezas se ahorraría una cierta cantidad de educación".
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu opinion nos ayuda a crecer