¿Qué futuro le depara a las
economias del BRICs Brasil, Rusia, India y China? no hay duda que estos
países están resistiendo la crisis bastante bien, especialmente China,
que impresionó a todos en la última cumbre del G20 en Cannes dejando a
la delegación estadounidense bastante nerviosa.
Recordarán que la cumbre empezó con un discurso
chino sobre el rescate del euro, a pesar de que los países de la
eurozona son ocho veces más ricas que China.
Terminó con Europa y Estados Unidos
en desacuerdo y China por encima de la trifulca, sin contribuir ni un
ápice con el rescate europeo.
No fue una mala semana para China.
Respeto
No se trata sólo de poder económico lo que se ha
trasladado de Occidente a Oriente en esta crisis. También se ha
inclinado a su favor la balanza del respeto.
Pero ninguno de los países del BRICs puede
permitirse el lujo de mantenerse al margen, ya que la crisis ha
despertado críticas a su propio desarrollo económico, especialmente en
China.
A Rusia no se la considera realmente apta para
pertenecer al BRICs. Sus índices de población están cayendo, hasta el
punto que se estima que descenderá en un tercio para 2050. Además, no
figura entre las 10 primeras economías según su Producto Interno Bruto y
no se espera que su situación cambie.
Inflación endémica
"Más allá del papel del gigante asiático en la crisis, no hay mucho debate en torno a la idea de que China debe ser parte de la solución"
Stephanie Flanders, editora de economía de la BBC
Brasil por su parte depende de las materias
primas para su crecimiento. Como India, su infraestructura es débil y
sus instituciones ineficientes. La inflación en ambos países es más o
menos endémica.
Brasil e India tienen la ventaja de tener un
amplio mercado inmobiliario y muchos compradores en potencia. Lo mismo
le pasa a Indonesia que podría ser un miembro informal del bloque.
Ninguno de estos países ha contribuido
significativamente a la cuenta global de desequilibrios. De hecho, en el
caso de los brasileños, el problema ha sido que ahorran muy poco, no lo
suficiente.
También ha sido víctima de los desajustes
económicos mundiales, ya que más que nunca tiene que pelear por
conseguir grandes inversiones globales de capital.
No se puede decir lo mismo de China, que sin
duda ha ahorrado y exportado más en los últimos 30 años que ningún país
en la historia.
Demasiado gasto
Ciertos datos destacados por el economista
estadounidense Larry Summers ayudan a entender esta última observación
más claramente.
Los hogares estadounidenses ahora consumen un
70% de su producción nacional. Los hogares en Reino Unido casi la misma
cantidad. Esto es quizás demasiado.
Cuando Japón era un mercado emergente la tasa de
consumo era inferior, cercano al 50% de su Producto Interior Bruto. Por
su parte los hogares chinos apenas consumen el 35% de la producción
nacional.
Esta distorsión, apoyada por las políticas de
China durante las últimas dos décadas, tiene enormes consecuencias para
su economía y sociedad, así como al estado de la demanda mundial.
Muchos economistas, incluyendo los directivos de
los bancos centrales estadounidenses y británicos, dicen que el ahorro
de China y su flexible tasa de cambio contribuyeron a desencadenar la
crisis financiera provocando una avalancha de liquidez global.
Otros dicen que hay mucha culpa para repartir, no únicamente a China.
Más allá del papel del gigante asiático en la
crisis, no hay mucho debate en torno a la idea de que China debe ser
parte de la solución, porque si China no consume mucho en su mercado
interno, la única forma de de mantener el equilibrio en la economía
global en un futuro -con una deuda inferior en países como Reino Unido y
Estados Unidos- dependería de que estos países crezcan poco o nada.
Este habría sido el tema central de la cumbre
del G20 de Cannes si el encuentro no hubiera sido dominado por el
problema griego y el euro.
Pero llegado su momento, podría ser más fácil
para China contribuir a un rescate europeo que contribuir a un mayor
equilibrio de la economía global.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu opinion nos ayuda a crecer