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jueves, 16 de febrero de 2012

El temor de algunos padres latinos a denunciar abusos sexuales

Hasta hace unas semanas, Raymundo llevaba la vida de muchos inmigrantes llegados a Estados Unidos a trabajar. Hasta que se desató el escándalo de la escuela primaria Miramonte de Los Ángeles, a la que asisten sus hijas, y la realidad de su familia se vio sacudida.


Allí, dos maestros están en el centro de una oleada de denuncias por presuntos casos de abuso sexual contra menores. Uno de ellos, el exdocente de la mayor de las dos niñas de Raymundo.
"Desde que nos enteramos, vivimos con mucha incertidumbre y desconcierto", dice el mexicano, un hombre de pocas palabras que pide reserva de su apellido y acepta la entrevista con BBC Mundo bajo la supervisión de su abogada.

Cuando, a comienzos de febrero, las autoridades arrestaron a Mark Berndt, el profesor sobre el que pesan unos 23 cargos de abuso, y a Martin Springer, con al menos una acusación similar, la hija de Raymundo habló: alega haber sido una de las víctimas de los maestros.

Los presuntos delitos quedaron a la luz después de que en una tienda de revelado se encontraran más de 40 fotografías de niños con ojos vendados y cinta adhesiva en la boca y -según las acusaciones- las autoridades estudian si los docentes forzaron a los alumnos a comer semen en cucharadas o esparcido sobre galletas, entre otros actos.

Raymundo no cuenta detalles. Acude a una reunión de prensa con su cabeza cubierta por una capucha y no lo hace sólo por su niña: tiene miedo de las autoridades porque es un inmigrante sin papeles.

"Desgraciadamente, somos indocumentados y no podemos ni acercarnos al sheriff. Para los padres que somos indocumentados todo esto ha sido un poco peor, tenemos miedo y estamos mal, mi esposa no puede ni hablar", relata a BBC Mundo.

Su realidad es la de muchos otros padres del Miramonte, donde 98% de un alumnado de casi 1.500 niños es de origen hispano. Cuántos de ellos son indocumentados es difícil saberlo.

De hecho, muchos de los menores tienen nacionalidad estadounidense, pero organismos de derechos humanos que trabajan en el caso señalaron a BBC Mundo que la mayoría de las familias tiene "estatus mixto", esto es, al menos un cónyuge en situación migratoria irregular.

Conmoción en las aulas

Escuela Miramonte, Los Ángeles
Dos maestros están siendo investigados por supuestos abusos.
La rutina de Miramonte Elementary School, la segunda escuela elemental más grande de California, pasaba por un buen momento: con rendimiento académico en alza según las evaluaciones oficiales, un director recién llegado al cargo y un proceso de renovación edilicia ambicioso, el instituto era un destino deseado para muchos padres de este barrio del sur de Los Ángeles, uno de los más pobres del condado.

Según varios vecinos, las mejoras en el colegio habían traído también una merma en los problemas de drogas y violencia pandillera de las calles aledañas.

Hasta que las fotos saltaron a la luz y llevaron a la detención de dos docentes.
Mark Berndt, de 61 años y a cargo del tercer grado, había estado empleado por Miramonte por 30 años. Había tenido una denuncia previa por abuso, en 1993, descartada por falta de evidencia suficiente y era un profesor popular que destacaba por su atuendo informal de camisas hawaianas y pantalones cortos y que, según relatan los alumnos, se ganaba la admiración de muchos con la colección de insectos que conservaba en el aula.
"Desgraciadamente somos indocumentados y no podemos ni acercarnos al sheriff. Para los padres que somos indocumentados todo esto ha sido un poco peor, tenemos miedo y estamos mal, mi esposa no puede ni hablar"
Raymundo, padre de una menor presuntamente abusada en la escuela Miramonte
Ahora está acusado de 23 episodios de vejación de niños y niñas entre 2005 y 2010, según detalló la Fiscalía local.

En tanto, Martin Springer, de 49 años, estuvo en el centro de tres acusaciones, una de las cuales fue retirada, y actualmente está en libertad bajo fianza.

Tras los arrestos, las autoridades escolares decidieron  cerrar Miramonte por dos días y despedir a los docentes en su totalidad. Desde entonces, la Superintendencia de Escuelas del Distrito de Los Ángeles (LAUSD, por sus siglas en inglés) lleva adelante una investigación sobre una supuesta "cultura del silencio" imperante en el instituto, que habría hecho posible la seguidilla de delitos durante años.

Con miedo

Escuela Miramonte, Los Ángeles
Algunos padres han optado porque sus hijos no regresen a las aulas.
Los padres de la escuela han tomado acciones en el asunto: algunos se han mostrado reticentes a que sus hijos regresen a las aulas, incluso en grados que no estaban a cargo de Berndt y Springer.

Otros juntan firmas para pedir que el colegio reconsidere la situación de los maestros que no están involucrados y vuelva a contratarlos.

Para los latinos, la situación es más compleja: a la conmoción se suma la complicada relación con las autoridades de aquellos que, sin papeles, temen verse envueltos en una causa de deportación una vez que dan sus datos a la policía o toman parte en las denuncias.

Raymundo, por caso, señala que conoce a dos familias cuyos niños son presuntas víctimas, pero ambas se niegan a hablar.

"Nos han mandado una carta diciendo que no nos van a preguntar el estatus legal, firmada por el sheriff y todo, pero nosotros tenemos miedo", señala el padre.

"Yo les dije que no confiaba en ellos y que iba a llevarme a mi hija a otra escuela. Pero ahora un oficial anda preguntándome mi nombre y mi información", dice Eric, padre de otra menor y también indocumentado.

Sin embargo, las autoridades han asegurado que no usarán el caso para hacer detenciones por irregularidades migratorias. Un portavoz del departamento del sheriff Leroy Baca –quien está al frente del condado de Los Ángeles- declaró que lo que buscan es conseguir cooperación para aclarar la causa y así lo comunicaron por escrito a los padres del Miramonte.

"(Baca) ha dejado muy claro que no le interesa si tienen documentos o no. No es relevante en esta investigación", señaló el vocero Steve Whitmore.

Comunidades Seguras

"El sheriff Baca ha dejado muy claro que no le interesa si tienen documentos o no. No es relevante en esta investigación "
Steve Whitmore, portavoz del sheriff condado de Los Ángeles
Según organizaciones no gubernamentales que trabajan con los migrantes, el miedo paternal se sustenta en un polémico programa: el de  Comunidades Seguras, establecido por el Departamento de Seguridad Interior para lograr la colaboración entre dependencias del gobierno en la identificación de indocumentados criminales. 

Las agencias que participan envían las huellas dactilares –que recogen, por ejemplo, al momento de detener a un individuo incluso si no se le acusa luego formalmente- a una base de datos de la que la Oficina de Migraciones y Aduanas (ICE, en inglés) puede obtener información y, en algunos casos, iniciar  procesos de deportación. Y Miramonte está ubicada en un distrito que participa de este programa. 

"Por años hemos tenido gente que cae por una pequeña infracción, como tener un puesto callejero sin permiso, y luego termina en el programa de deportaciones. Incluso ocurre con  víctimas declic violencia doméstica y otros que no han cometido delito grave. Yo creo que hay buenas intenciones del sheriff, pero lamentablemente en el pasado se han dado muchas situaciones que hacen que la gente tenga dudas y no quiera hablar", señala a BBC Mundo la directora de la Coalición por los Derechos de los Inmigrantes de Los Ángeles (Chirla), Angélica Salas. 

Aunque, curiosamente, el cooperar con las autoridades podría tener un beneficio colateral para familias sin papeles: podrían acceder a la llamada "visa U", concedida a víctimas de ciertos delitos como el abuso sexual, lo que les otorgaría permiso de trabajo temporario y la posibilidad de postular más tarde a la residencia legal para todo el grupo.

En tanto, un grupo de ocho familias hispanas ha pedido asistencia para elevar demandas conjuntas contra los profesores.

Con dos abogados a cargo, se han concretado tres presentaciones judiciales la semana pasada y hay otras cinco en marcha, bajo la figura de daños físicos y emocionales. A modo de prueba, los representantes legales aportaron fotos en las que aparece el maestro Berndt en las celebraciones de cumpleaños de los menores, así como tarjetas de Navidad y dedicatorias de libros a sus alumnas.

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