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lunes, 21 de noviembre de 2011

OYAMA Y NITTA


CULTURA VIVA


Por Lincoln López
Intelectual dominicano


            Excelentísimo Señor Soichi Sato, Honorable Embajador Extraordinario y Plenipotenciario del Japón, en nombre del Ministerio de Cultura, del Gran Teatro del Cibao y en el mío propio, sea usted y su delegación bienvenidos a Santiago de los Caballeros y a la región del Cibao con ocasión de esta actividad oficial ofreciendo un concierto de música tradicional japonesa a cargo de OYAMA Y NITTA, dos de los más destacados intérpretes del shamisen (laúd) ejecutando piezas originales y clásicas, combinando tradición con innovación, y hemos sentido gratamente sorprendidos cuando en el programa incluyen una pieza dominicana: Compadre Pedro Juan, merengue tradicional del inmortal Luis Alberti.


Otros miembros especiales del conjunto son: el maestro Motonaga con la Flauta Japonesa de bambú (Shakuhachi),  el maestro Hidano con el Tambor (Taiko) y Takahashi en el Bajo.

            Este gesto acercará un poco más ambos pueblos desde que en aquel lejano año de 1956 llegan a la República Dominicana los primeros inmigrantes del “país origen del sol”. Particularmente recuerdo en mi infancia, conocí a una comunidad japonesa en La Vigía en la provincia fronteriza de Dajabón. De ahí salió un hombre hacia esta ciudad donde se destacó por sus notables aportes a las artes marciales, a la música, a la gastronomía, en fin, a la cultura en general.

Debo testificar, Señor Embajador, que ese ciudadano fue un digno representante de su país, trabajador, honrado, sencillo…y en esta tarde otoñal y ante Su Excelencia quiero recordarlo como un sincero reconocimiento a esa persona que regresando a su país de origen y permaneciendo allá 18 años, quiso retornar a esta Ciudad Corazón donde le entregó los últimos días de su fructífera vida. Nos estamos refiriendo al Maestro Sakamoto.

            ¡Honor a quien honor merece! Al Profesor Sakamoto, porque sus enseñanzas permanecerán permanentemente en cada mente, en cada corazón de los cientos de hombres y mujeres dominicanos que fuimos sus alumnos.


            Le agradecemos, Señor Embajador, el gesto de tener presente a esta ciudad para el concierto de Oyama y Nitta, artistas que han recorrido el mundo con éxito y avalado por las críticas más especializadas.
            Esperamos disfrutar de este y otros espectáculos en esta tierra de Gregorio Luperón, de Eduardo Brito, de Julio Alberto Hernández y de Juan Bosch, que les abre generosamente sus puertas. 

            ¡Salud y prosperidad para su pueblo! Pueblo que posee los valores más elevados de la condición humana demostrada en el grupo de valientes reconocidos como “Los Héroes de Fukushima”, cuando su sacrificio evitó una tragedia humana y ambiental de grandes dimensiones a causa del desastre nuclear provocado por el tsunami que asoló en el pasado reciente a Japón.

Los señores miembros del jurado del premio “Príncipe de Asturias” en su veredicto lo afirmara de esta manera: “Dan al mundo un ejemplo de coraje ante la adversidad, sentido del deber, defensa del bien común y conciencia cívica”.

            Señor Embajador, siéntase como en su casa, aunque debo decirle que la cultura dominicana le permite estar en ella con “los zapatos puestos”.
            Muchas gracias.
           


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