Los cubanos podrán vender y comprar viviendas por primera vez en 50 años, según el diario oficial Granma.
La medida, aprobada por el gobierno, forma parte
de las reformas económicas emprendidas por el presidente Raúl Castro y
había sido adoptada por el VI Congreso del Partido Comunista, en abril.
Según Granma, la nueva ley entrará
en vigor a partir del próximo 10 de noviembre y quedará restringida a
los ciudadanos cubanos y extranjeros con residencia permanente.
Hasta ahora, los cubanos sólo podían cambiar de
propiedad a través de una serie de complicados arreglos conocidos como
"permutas", sin que pudiera haber dinero de por medio. La alternativa de
muchos era acudir al mercado negro.
La reforma de la norma mantiene que "ninguna
persona tendrá derecho a poseer más de una vivienda" y prevé un veto en
lugares considerados de "alta significación para el turismo".
Además, establece que la compraventa tendrá que
hacerse ante notario, por el precio que acuerden las partes y que quien
adquiere la vivienda debe acreditar la existencia del dinero en una
entidad bancaria y aportar garantías de que fue obtenido de forma
lícita.
El pago se hará por medio de un cheque gerencial
emitido por el banco. La operación estará sujeta a un impuesto del 4%
del precio.
La primera duda que surge es si se fomentarán
créditos hipotecarios para que los cubanos puedan acceder a la compra de
vivienda, ya que gran parte de la población no dispone de recursos para
afrontar un desembolso muy fuerte.
También queda en el aire la cuestión de qué
programas pondrá en marcha el gobierno para evitar que la liberalización
del mercado de vivienda derive en la profundización de las
desigualdades en el seno de la isla.
Noticia esperada
Según cifras oficiales citadas por la agencia de
noticias Efe, Cuba en 2010 tenía un déficit reconocido de 600.000
viviendas, en parte por los destrozos de los huracanes de 2008.
Además, la mitad de las viviendas presentan
problemas que hacen que sean consideradas en mal estado, hasta el punto
que el 85% de los edificios necesita reparaciones.
Como explica Liliet Heredero, de BBC Mundo, los
cubanos tienen sus viviendas por herencia -las que son propiedad de la
familia desde antes de la Revolución (1959)-, o por haberla recibido del
Estado: las dejadas atras por exiliados o las promociones sociales de
aire construidas por el gobierno.
"El gobierno otorgaba las viviendas por centros
de trabajo, a los 'destacados', pero esos programas se acabaron en los
años 90", comenta Heredero.
Después se puso en marcha el programa de
"microbrigadas", con los que los aspirantes a adquirir la vivienda,
después del trabajo, se sumaban a las cuadrillas que trabajaban en la
construcción.
"La única forma de cambiar de vivienda era
mediante un sistema de permutas que ha generado un mercado negro y altos
niveles de corrupción. La compra venta ilegal también existía".
Reformas
Desde su llegada al poder, el hermano menor de
Fidel Castro emprendió una serie de paulatinas reformas tendentes a
liberalizar la economía socialista de la isla caribeña.
En el congreso comunista de abril se aprobaron 313 medidas, entre ellas relajar la política de permisos para viajar al exterior.
Poco a poco el gobierno ha ido aprobando las enmiendas legales necesarias para la puesta en marcha de estas medidas.
La última, a finales de septiembre, había sido la liberalización del mercado de compra venta después de 50 años de veto.
Antes se había abierto la posibilidad de usar teléfono celular o de dormir en hoteles.
Aunque la mayor de las medidas fue la expansión
del sector privado, sobre todo teniendo en cuenta que el 85% de los
cinco millones de trabajadores de Cuba son empleados del Estado.
La apertura de un mercado de vivienda, algo que
muchos consideran que los cubanos esperaban ansiosos, se podría
considerar la más importante de las reformas.
Ahora, como apunta Heredero, lo que esperan los cubanos es la reforma migratoria, "la última gran cuenta pendiente".
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