Para mucha gente el invierno, con sus días más cortos y su falta de luz, es sinónimo de tristeza, falta de energía y depresión.
El corto abastecimiento de luz provoca en muchas personas cambios en los ritmos naturales del organismo.
Igual que ocurre con otras especies
animales, el invierno provoca una disminución general de las funciones
metabólicas y muchos individuos se retirarían gustosos a hibernar.
Existe un término para este estado: trastorno afectivo estacional (TAE) o "depresión de invierno".
Y es que tal como le explicó a la BBC la doctora
Aarohee Desai-Gupta, del Colegio Real de Psiquiatras del Reino Unido,
"la luz solar es clave para nuestro estado de ánimo".
"Entre más largo el período de luz, mayor el
sentimiento de bienestar general. Tenemos más energía, nos sentimos más
activos, más creativos y felices".
Así que no sorprende que en invierno ocurra lo contrario.
Estudios llevados a cabo en la Universidad de
Southampton, Inglaterra, revelan que la mayoría de los adultos, al menos
90%, experimentan cambios sutiles en el estado de ánimo, energía y
sueño cuando cambia la estación.
Y en países como el Reino Unido, con sus
marcados cambios estacionales, la industria pierde millones de horas
laborales en los meses de invierno debido a la depresión invernal.
Muchos quizás reconocen ese sentimiento de falta
de energía y motivación cuando debemos enfrentar un día gris y nublado.
Pero la gente que sufre TAE realmente tiene sentimientos graves de
depresión.
El TAE es un tipo de depresión grave y discapacitante porque evita que la persona funcione de forma normal.
Y su causa principal es la oscuridad, señala la doctora Natasha Bijlani, psiquiatra del Hospital Priory en Inglaterra.
"Los inviernos con menos luz provocan más casos
de TAE. Excepto cuando nieva porque la nieve refleja la luz que hay y
esto reduce la oscuridad" explicó a la BBC.
Cambios del reloj biológico
"La luz solar es clave para nuestro estado de ánimo. Entre más largo el período de luz, mayor el sentimiento de bienestar general. Tenemos más energía, nos sentimos más activos, más creativos y felices."
Dra. Aarohee Desai-Gupta
El trastorno sólo ocurre en regiones del mundo
alejadas del ecuador donde el ritmo biológico natural del organismo se
ve trastornado por los días más cortos de invierno.
Ahora, sin embargo, se está comenzando a conocer más sobre la enfermedad y la forma de tratarla.
Se piensa que algunas personas son más sensibles
a la falta de luz y más propensas al estrés, lo cual puede ser un
factor de TAE.
Una glándula en el cerebro que produce melatonina se encarga de controlar qué tan soñolientos nos sentimos.
En la oscuridad nos hace sentir con sueño y cuando hay la luz matutina nos ayuda a despertar.
Pero en ciertos individuos esta glándula no parece funcionar como debiera y esto los puede hacer más vulnerables al TAE.
Algunos pacientes hablan de síntomas como dolor
corporal y ataques de pánico, junto con depresión, que desaparecen en
cuanto pasa el invierno.
Y cuando se diagnostica TAE una de las formas de
tratarla es con una caja de luz que se coloca junto a la cama y al lado
de lámparas de luz natural, los cuales se encienden cada mañana para
ayudar a la persona a despertarse gradualmente y poder enfrentar el día.
Según la doctora Biljani, la terapia de luz ha demostrado ser efectiva en 85% de los casos de TAE.
"La gente con TAE necesita cuatro horas cada día
de luz brillante que es 10 veces más intensa que la luz ordinaria"
afirma la experta.
"Es un tratamiento muy simple, pero cuando se
usa de forma regular durante los meses de invierno puede eliminar los
síntomas más graves".
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