Treinta y tres líderes americanos -entre los que se
encuentran Barack Obama y el anfitrión, Juan Manuel Santos- se reúnen
desde este viernes en Cartagena, Colombia, en la Cumbre de las Américas.
Y aunque los temas son amplios y diversos, hay uno que se anuncia como
el principal: el fracaso de la lucha contra las drogas.
En el último año se ha observado un cambio
importante frente al tema en América Latina: jefes de estado
refiriéndose abiertamente al tema del fracaso de la lucha antidroga y la
necesidad de abrir un debate sobre una posible legalización, entre
ellos Felipe Calderón de México y Juan Manuel Santos de Colombia.
Uno de ellos es el actual presidente
de Guatemala Otto Pérez Molina. Lo que hace más interesante su caso es
que fue un activo general en el ejército de su país y jefe de los
servicios de inteligencia, por lo que se vio involucrado directamente en
la lucha antidrogas.
Hoy, con su experiencia militar, advierte: con
la estrategia que siguen varios países, la batalla contra el tráfico de
drogas no se puede ganar.
Al contrario, le dice a BBC Mundo: "La guerra se está perdiendo y eso hay que reconocerlo".
Así, su propuesta es abrir el debate a nuevos
caminos como la despenalización del consumo de drogas y el pago de una
indemnización por cada cargamento que se incaute en Centroamérica.
La propuesta de Pérez Molina ha encontrado
resistencias, no sólo en Estados Unidos sino también entre los gobiernos
vecinos de Honduras, Nicaragua y El Salvador.
Pero no hay muchas alternativas, reconoce. El
camino de los últimos 40 años para combatir el narcotráfico no ha
funcionado, y es momento de pensar en alternativas... Entre todos.
Porque mientras exista un consumidor del tamaño de Estados Unidos, insiste, "esta guerra va a ser imposible de ganar".
Usted pide analizar alternativas contra la violencia por el narcotráfico, como la despenalización del tránsito de drogas por Centroamérica y que los países consumidores paguen por los cargamentos incautados. ¿Cuáles son las acciones concretas para conseguirlo?
Hemos llamado a un debate primero en la región
centroamericana, y ahora vamos a aprovechar la Cumbre de las Américas
para buscar este diálogo. Aprovecharemos cualquier otro foro, porque el
tema de la droga no sólo es una cuestión centroamericana ni del
continente sino un tema mundial.
Queremos llamar al debate y al diálogo para
encontrar nuevas formas para hacer frente a este tema que ha producido
tanta violencia e inseguridad.
Mi llamada va desde endurecer la lucha contra
contra el narcotráfico, a encontrar temas como la despenalización o
regularización.
No es lo que algunos entienden, que se pueda
vender droga en cualquier lado, no. Sabemos que es dañino, que se debe
hacer un esfuerzo muy grande por regularlo.
Regulación para la producción, el tránsito y el consumo. Es un tema complicado, difícil, pero no lo podemos evadir.
¿Pagar por cada cargamento que sea incautado en Centroamérica?
Si el tema es seguir en lo que hoy se está
haciendo en los países de la región centroamericana, y le hablo
específicamente por Guatemala, debemos tener recursos para mantener el
esfuerzo.
Y esos recursos podrían provenir de una
compensación económica por los cargamentos que se vayan confiscando, o
por las plantaciones destruidas.
De ahí podrían venir recursos para un mejor
equipamiento o mejores servicios de inteligencia. Una mejor lucha si la
decisión fuera que siguiéramos endurenciendo la guerra.
Pero si no es así, porque después de 40 años
esta guerra no ha demostrado ser exitosa, debemos buscar otras rutas,
alternativas para hacer un mejor frente.
¿No es una contradicción pedir que se pague por la droga incautada, y al mismo tiempo permitir que circule por Centroamérica?
No, lo que se plantean son diferentes
alternativas. Si nos cerramos en una sola propuesta pues va a haber
rechazo, algunos la van a criticar y otros dirán que no es la respuesta.
Antes que eso suceda llamamos a un diálogo
responsable, serio, donde científicamente se analice lo que ha estado
pasando en el tema de la droga.
¿Se puede lograr este plan sin la participación del gobierno de Estados Unidos?
Es necesario que todos los países en la región
estemos incluidos. Estados Unidos dijo estar contra de la
despenalización pero que pueden participar en un diálogo, y eso es un
paso importante. Que se pueda discutir. Qué alternativas y qué nuevas
rutas puedan encontrarse se verá con el tiempo. No esperemos ahora una
decisión en la Cumbre de las Américas, o en algún foro más adelante.
Es un tema que va a llevar tiempo, habrá otras
propuestas pero lo importante es la reflexión con todos los presidentes,
jefes de estado que están en el ejercicio del poder, no los que estén
retirados.
Los presidentes de Honduras y El Salvador se oponen a su propuesta. ¿Qué les dice para convencerlos?
Antes de la cumbre de las Américas el presidente
pro témpore de SICA (Sistema de Integración Centroamericana), convocó a
una reunión para buscar una posición conjunta.
"No vamos en la ruta de que la guerra se esté ganando, al contrario, creo que la guerra se está perdiendo y eso hay que reconocerlo"
Otto Pérez Molina, presidente de Guatemala
Mi propuesta no va a ser sólo sobre el tema de
la despenalización, sino discutir con seriedad y responsabilidad sobre
otras rutas para una lucha más exitosa.
Allí podríamos lograr una posición conjunta. La
presidenta de Costa Rica (Laura Chinchilla) está dispuesta a que
encontrar otras alternativas; el presidente de Panamá (Ricardo
Martinelli) también dijo que se deben buscar otros caminos.
Otros presidentes como Honduras, El Salvador y
Nicaragua podrían estar de acuerdo en discutir nuevas alternativas, no
necesariamente la despenalización en la que dijeron no estar de acuerdo
pero otras opciones que nos unifiquen en Centroamérica.
Usted es un militar que combatió en una guerra. Desde su experiencia y formación, ¿cree que es posible ganar una guerra contra las drogas con las estrategias aplicadas hasta el momento?
No. Le quiero decir que no. Y eso es lo que me
llama a mí, con la experiencia que he tenido como militar donde también
me ha tocado luchar contra el narcotráfico como director de inteligencia
hace 20 años.
Ahora, como presidente, encuentro que la
situación está peor. No vamos en la ruta de que la guerra se esté
ganando, al contrario, creo que la guerra se está perdiendo y eso hay
que reconocerlo. Debemos tener la valentía y la responsabilidad de
reconocer que no hay posibilidades, que mientras haya un mercado del
tamaño que representa Estados Unidos para el consumo esta guerra va a
ser imposible de ganarla.
Las cantidades son millonarias en tráfico de
armas, en la influencia y el crecimiento que tienen los carteles, el
debilitamiento que hacen a las instituciones democráticas en países como
Guatemala y otros de Centroamérica.
Yo le diría: no estamos en la ruta, hay que
reconocerlo y para eso hay que tener la valentía de decirlo, no estamos
ganando la guerra. No es ésta la forma, tenemos 40 años de estar en esta
lucha y esta guerra no se está ganando. Tenemos que ser creativos y
serios para encarar nuevas rutas y reconocer que debemos implementar
otras alternativas.
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