"En España si no tienes papeles eres ciudadano de
segunda. Yo trabajo doce horas diarias pero como mi jefe no me quiere
hacer contrato, ahora no podré ni ir al médico", se queja a BBC Mundo un
dominicano de 35 años que no quiere dar su nombre y que se lamenta de
los recientes recortes sanitarios anunciados por el gobierno.
La nueva ley, un Real Decreto publicado este
martes, señala que la sanidad se limitará a los extranjeros que
dispongan de empleo legal en España, país que ronda los cinco millones
de parados y en el que una gran parte de la población migrante no cuenta
con permiso de residencia y trabaja en la economía sumergida.
"Además de garantizar la
universalidad de la sanidad para todos los españoles, es necesario poner
coto a la utilización ilegal e indebida que hacen algunos extranjeros
de la Sanidad española", argumentaba el pasado viernes la ministra
española de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Ana Mato.
Urgencias: la única salida
"Los migrantes no viven en otro mundo, viven entre otros, si no se les atiende a esta parte de la población en riesgo de exclusión social o se les atiende tarde, cuando sus enfermedades sean más graves, hay más riesgo de que se amplíe el contagio y acabe costando más dinero que si se hubiera tratado al primer síntoma"
Herve Bertevas, de Médicos del Mundo
Sin embargo, como señala a la BBC el médico
especialista en Medicina Familiar y Comunitaria, Luis Andrés Gimeno,
"los inmigrantes usan mucho menos el sistema sanitario que los
autóctonos y, además, la mayoría de inmigrantes irregulares son jóvenes y
sanos".
"Desde que estoy aquí sólo he ido al médico por
alguna gripe y nunca he estado en urgencias; pero si ahora ésta fuera la
única opción que me atendiesen, iría", cuenta a BBC Mundo Juan, natural
de Ecuador, mientras recoge la frutería en la que trabaja.
Especialistas del sector sanitario han llamado
la atención sobre que, ante la imposibilidad de ser atendidos en la red
de asistencia primaria, podría llevar a muchos de ellos a recurrir al
servicio de urgencias, mucho más caro y que ya se encuentra colapsado.
Esa, advierten, no sería la única consecuencia contraproducente de la medida.
Herve Bertevas, de Médicos del Mundo, apunta a
que la modificación de la universalidad del acceso a la sanidad no solo
afecta a la población migrante sino al conjunto de la española.
"Los migrantes no viven en otro mundo, viven
entre otros, si no se atiende a esta parte de la población en riesgo de
exclusión social o se les atiende tarde, cuando sus enfermedades sean
más graves, hay más riesgo de que se amplíe el contagio y acabe costando
más dinero que si se hubiera tratado al primer síntoma".
En 2011 se registró por primera vez desde 1998
una caída en el número de inmigrantes, sobre todo latinoamericanos, que
llegan a España debido a la crisis económica y al endurecimiento de las
políticas de control migratorio.
¿Turismo sanitario o recorte de derechos?
Desde su llegada a la presidencia en diciembre
del año pasado, el gobierno de Mariano Rajoy ha realizado
multimillonarios recortes en políticas de empleo, educación o sanidad.
En esta ocasión, y como parte de un plan con el
que se pretende ahorrar más de 7.000 millones de euros (más de US$9.200
millones) en gasto sanitario, el gobierno endurecerá los requisitos para
que los extranjeros puedan empadronarse con el objetivo de frenar el
llamado turismo sanitario, por el cual -según señala el gobierno-
personas, especialmente mayores, de otros países viajan a España
únicamente para tratarse en la sanidad pública de dolencias que en sus
países de origen no están cubiertas.
Diversas asociaciones rechazan la justificación
del turismo sanitario y consideran que mezcla dos realidades y en
realidad afectarán a los colectivos de personas migrantes más
vulnerables.
"Hasta ahora cualquier persona, simplemente con
el padrón (inscripción en el censo de población), tenía derecho a tener
la tarjeta sanitaria de nuestro país, pero a partir de ahora,
clarificaremos este concepto, pediremos requisitos", explicó Mato.
Desde 2000, ese era el único trámite exigido
para acceder al sistema sanitario. A partir de ahora se tendrán en
cuenta las personas que tienen residencia fiscal en España, aquellas
que, según la ministra, "trabajan como nosotros y pagan sus impuestos".
Actualmente el país sufre tasas de desempleo
récord que afectan a casi cinco millones de personas. La tasa de paro
entre el colectivo extranjero supera el 30% y, al estar la residencia
condicionada al trabajo, algunos señalan que aumentará la irregularidad
sobrevenida de quienes pierden su empleo.
Es el caso de Lesly Castro, peruana que solía
trabajar en una empresa de limpieza y ve peligrar su permiso de
residencia: "llevo en España diez años y siete de ellos he cotizado.
Ahora me he quedado sin trabajo pero eso es algo que también les pasa a
los españoles".
"Nos preocupa mucho el mensaje que manda el
gobierno a la sociedad. Al culpar a los inmigrantes del gasto público el
gobierno está fomentando la xenofobia", recalca Leni Bascones, de SOS
Racismo Madrid. "Tememos que esta no sea la única medida que tome el
gobierno en esta dirección. Al no permitir empadronarse a los
inmigrantes, el derecho a la educación de los niños también peligra",
añade.
Los datos de irregularidad varían en función de
la fuente pero se cree que entre medio millón y 800.000 personas viven
en España sin constar en ningún registro, ni siquiera el padrón, por lo
que ya estarían excluidos de la posibilidad de obtener una tarjeta
sanitaria.
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