El hombre que reconoció haber matado a 77 personas en Noruega inició
la comparecencia en su juicio saludando con un puño cerrado.
Anders Breivik sonrió cuando le quitaron las esposas.
Luego cerró su mano derecha, se la puso al pecho y extendió su brazo para levantarlo ante el tribunal de Oslo.
En los medios de comunicación, su ademán fue
interpretado como una demostración de que no sentía remordimientos, ni
estaba arrepentido de matar una gran cantidad de personas en julio de
2011.
Si la actuación de Breivik fue vista como un
insulto más a la memoria de sus víctimas y sus familias es porque adoptó
la iconografía ampliamente reconocida de la lucha política.
Por encima de todo, hizo recordar los Juegos
Olímpicos de 1968 cuando los atletas Tommie Smith y John Carlos
saludaron con el puño en alto desde el podio en protesta al trato que la
población negra recibía en Estados Unidos.
De hecho, el gesto tiene una larga historia como
símbolo de resistencia y solidaridad, comúnmente asociados tanto con
los políticos de izquierda como en la lucha de los grupos oprimidos, en
su mayoría muy lejanos de las inclinaciones políticas expresadas por
Breivik en su manifiesto.
Gesto antifascista
La iconografía basada en el puño se puede ver en
las primeras propagandas de las organizaciones sindicales, como en una
famosa caricatura de los Trabajadores Industriales del Mundo (IWW, por
sus siglas en inglés), un sindicato estadounidense revolucionario.
Sin embargo, fue a raíz de la Guerra Civil
Española entre 1936-39 cuando el saludo del Frente Popular o
antifascista se usó como bienvenida por las fuerzas Republicanas que
luchaban contra los Nacionalistas de Franco que realmente se popularizó.
Aunque los Republicanos fueron derrotados, el
saludo fue adoptado por la Izquierda y los opositores al fascismo en
Europa. Hasta hoy en día el puño cerrado agarrando una rosa sigue siendo
el logo de la Internacional Socialista a la que el Partido Laborista
británico está afiliado, así como varios partidos socialistas europeos,
incluyendo los de Francia y España.
A su vez fue incorporado al simbolismo de una
variedad de grupos radicales. Entre estos se incluye el movimiento
feminista cuya imagen de un puño dentro del símbolo del sexo femenino se
popularizó durante unas manifestaciones contra el concurso de belleza
de Miss Estados Unidos.
Durante la década de los 60, el saludo del poder
negro surgió de ramas militantes de la lucha estadounidense por los
derechos civiles y de grupos como el Partido de la Panteras Negras. Su
uso durante los Olímpicos de 1968 fue visto como un gesto de aprobación
al Poder Negro, aunque Tommie Smith insistió en su autobiografía en
señalar que lo vio como un "saludo por los Derechos Humanos".
Sin embargo, de la misma forma el puño levantado
ha pasado a ser visto como un símbolo de resistencia tanto individual
como colectiva, como lo evidenció Nelson Mandela cuando fue liberado de
la prisión en 1989.
Para el sicólogo Oliver James, autor de Affluenza,
el puño cerrado demostró ser un poderoso símbolo porque logra
encapsular connotaciones de resistencia, solidaridad, orgullo y
militancia en un simple gesto.
"Es una forma de indicar que uno intenta
enfrentar una gigantesca fuerza institucional, malvada, con fuerzas
propias. Uno es un individuo que se siente ligado a otros individuos en
la lucha contra un estatus quo opresivo".
Ahora bien, no todo los puños levantados tienen
una connotación política. El gesto, por ejemplo, está muy asociado a las
celebraciones de deportistas.
Contexto de derecha
Sin embargo, hay antecedentes que dan cierto contexto al saludo de Breivik.
No se trata del primer supuesto asesino político
que usa el gesto en dentro de un tribunal. Lee Harvey Oswald levantó un
puño levantado a los fotógrafos después de ser arrestado por el
asesinato del presidente John F Kennedy. El venezolano Ilich Ramírez
Sánchez -mejor conocido como Carlos el Chacal - hizo el mismo movimiento
desde el banquillo.
El brazo extendido de Breivik hace recordar el
"saludo romano" desplegado por los fascistas de Benito Mussolini.
Además, el puño del Poder Blanco o Ariano fue adoptado como un símbolo
de extremistas, según la Liga Antidifamatoria, que hace un seguimiento
de los grupos que incitan al odio.
El "manifiesto" del noruego describe
extensamente su saludo y como representa "la fortaleza, poder y
resistencia contra los tiranos marxistas".
"No es de sorprender si uno lo pone en contexto
de su manifiesto", apunta Matthew Goodwin, un politólogo y experto en
extremismo de la Universidad inglesa de Nottingham. "Todo se reduce a
las nociones de resistencia y supervivencia difundidas entre la extrema
derecha europea".
No obstante, para James es el acto de protesta
de 1968 lo que sigue siendo el ejemplo más poderoso y ampliamente
reconido del gesto y él considera que Breivik estaba inevitablemente
canalizando su iconografía consciente o no de ello.
"Probablemente no lo está haciendo sabiéndolo de
una forma consciente". "El lo está haciendo para fusionar sus protestas
legítimas (de Smith y John Carlos) con las suyas".
Se trata de una fusión que pocos en Noruega y en otros lugares probablemente aceptarán.
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