Escrito desde Santo Domingo por Fernando Rodríguez Céspedes
Al parecer, la campaña electoral está volviendo locos a
los dirigentes de los dos principales
partidos que intervienen en la misma, y que después de las elecciones se acabará el país para el partido que pierda.
Comprendo,
aunque no bailo en esa fiesta, que aquí se están jugando muchos intereses que, a quienes nunca hemos vivido de la política se
nos hace difícil aceptar, pero es una realidad que perturba a la nación.
En esta lucha, se ha hecho mucho daño a
la institucionalidad del país, se ha puesto en juego la vida de una de nuestras
mejores y más responsables periodistas, y hasta se han perjudicado al vecino Haití
y a su presidente.
El tema de la corrupción se ha debatido
de manera alegre y coyuntural afectando a personajes de uno y otro bando sin
detenerse a pensar que el mismo, más que afectarlos en lo personal, acentúa el
descrédito de la actividad política.
El gobierno se ha dejado provocar y formulado acusaciones
de conspiración en base a conversaciones privadas, grabadas de manera ilegal a
una persona intrascendente de carácter y hablar
torpe y violento.
La denuncia del senador Winston Guerrero sobre la supuesta trama para
asesinar a la periodista Nuria Piera, tiene serias implicaciones por el manejo
politiquero que da a la misma y porque abre posibilidades a cualquier atentado.
Sobre Haití y su presidente Michel
Martelly, es lamentable el daño que se le ha hecho en un momento en que lo que más
necesita esa nación, es fortalecer sus instituciones y credibilidad ante la
comunidad internacional a fin de seguir recibiendo ayudas.
El afán de dañar al contrario ha llevado
a los políticos del patio a involucrar en supuestos actos de corrupción al
presidente de la vecina nación, sin detenerse a pensar en las implicaciones y
el daño gratuito que ocasionan al pueblo haitiano.
Igual pasa con las alegres y frecuentes
acusaciones de corrupción las que se han convertido en el principal argumento
del candidato Hipólito Mejía y sus seguidores en la presente campaña electoral
sin considerar el perjuicio que ocasionan a la actividad de la que viven.
Como es natural, los acusados y su
partido responden en términos similares dando paso a una campaña que más que en
la exaltación de valores y proyectos de gobierno, se basa en el intento feroz
de demostrar quién es más corrupto.
El pueblo, que no es tonto, sabe que
todo esto es electorero y coyuntural y por eso el tema de la corrupción ocupa
uno de los últimos puntos tratados por los consultados en las encuestas, dando
preferencia al desempleo, la educación y
la delincuencia.
Pienso que ese tema no debiera relajarse
politizándolo y que cualquiera de los candidatos que gane tiene la obligación de enfrentar con carácter y sin tregua ese
flagelo que tanto daño está causando y ha causado a nuestra sociedad.
Mientras tanto, observando la calidad
moral de muchos de los soportes y aliados políticos de los candidatos del PLD y
el PRD, algunos con antecedentes penales de corrupción, solo tiendo a recordar aquella
lapidaria frase del mesías Jesús de Nazaret: “El que esté libre de pecado, que
lance la primera piedra”.
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