Desde Miami escribe Tiberio Castellanos |
Envejecer es
permanecer. Sí, permanecer cuando otros muchos ya se han ido. Lo que
quiere decir, entre otras cosas, que uno ha tenido mejor suerte que
otros. Bueno, a mi, de vez en cuando me preocupa aquella frase de
Constancio C. Vigil, en su libro, El Erial, muy leído por los años
cuarenta: "En muchas vidas que parecen cortas lo que faltó fue la
repetición". Entonces pienso que cada vida tiene su propósito.
Sí, pero
esto se presta a innumerables interpretaciones sobre el concepto
destino. Y yo no creo en horóscopos, astrólogos, esotéricos, ni nada por
el estilo. La explicación que tengo es la misma que me dan los teólogos
cristianos sobre la fe: es un regalo de Dios. Sí, creo que la vida,
larga o corta, como la fe, también
es un regalo de Dios.
Entonces entramos en ese terreno difícil de andar que es el misterio.
Porque si
Dios manda su lluvia sobre justos e injustos, por qué a unos les llega y
otros no, ese rayo de luz que es la fe. Y, por qué unos mueren jóvenes y
otros viejos.
Y, todavía más misterio en esta realidad: por qué mueren
jóvenes, personas cuya bondad muchos reconocemos y ponderamos. Y en
cambio, algunos conocidos rufianes, malvados hombres, viven muchísimos
años.
Aparte
del misterio que entrañan estos contrastes y pasando a un asunto mas
fácil de conjeturar, yo pienso que los hombres y los vinos tenemos un
semejante proceso de envejecimiento.
Como es sabido, los vinos, con el
paso del tiempo se añejan.
Es decir, se purifican, se hacen mejores
vinos. Sí, pero no todos. Me han dicho que algunos se convierten en
vinagre.
Pretendo yo, que así las personas, con el paso del tiempo van
enmendando, o quizás seria mejor decir enderezando, torcidas conductas.
Esto me parece muy lógico (y como ya no estamos en Cuaresma no
mencionaré aquí la palabra conversión).
Pero
ocurre que safarse de un viejo vicio, por mas viejo que uno sea, no es
cosa fácil. Yo he llegado a pensar que tener un vicio equivale a tener
un demonio dentro del cuerpo. Un amigo mío dice que según el tamaño del
vicio es el tamaño del demonio.
Pero yo no estoy muy seguro de que haya
vicios pequeños y vicios grandes. De todos modos, yo diría que a una
persona que ha vivido muchos años debe serle, menos dificil que a un
jóven deshacerse de un viejo hábito.
Un abrazo.
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