Escrito desde Miami por Tiberio Castellanos |
Éramos de un modo
de pensar y sentir... y estamos pasando. Es casi una tragedia que no
haya, a la vista, relevo para este modo de pensar y sentir.
Los jóvenes,
posibles sustitutos de esta generación que pasa provienen de dos
provincias igualmente extranjeras ( Ernesto Sabato, en el año
1977, encontró curiosas semejanzas, igualmente deshumanizantes, entre el
capitalismo norteamericano y el colectivismo materialista de la Unión
Soviética).
Unos son
los que huyen de la Isla con la esperanza de vivir de un modo diferente
al de su "paraíso" insular. Vivir una vida, donde la vida valga. Donde
el día no sea, principalmente, una lucha para "resolver" (Pedro Mir lo
dijo mejor: "Donde el día tenga su triunfo verdadero").
Por supuesto que
hay exepciones, pero la mayoría de éstos viene horra de los pensamientos
y sentimientos que eran comunes a nuestra generación. Y el anterior es
un juicio generoso porque a veces no traen vacios ni su pensamiento ni
su sentimiento, sino muy nutridos de malas razones. Son muy diferentes a
nosotros.
Otros son
nuestros hijos y nietos. Una cosa es el cariño, el respeto, la
admiración. Y otra cosa es nuestra historia, nuestra cultura, nuestros
recuerdos, nuestro modo de ser.. Hablan el español que le enseñamos. Y
por amor a sus padres y abuelos aman también a una Cuba no ciertamente
mas allá de la gastronomía y la música, algunos versos de Martí y
algunas historias de los Mambises.
Son triunfadores en la vida
americana. En los negocios, las artes, las ciencias y la política. Y son
nuestro muy legítimo orgullo de padres y abuelos. Pero,
definitivamente, no son nuestro relevo.
Queda
entonces la esperanza. No podemos pensar que sólo en las bibliotecas y
museos encontrarán las futuras generaciones las huellas de un modo de
vivir y pensar que produjo a tantos eminentes científicos y artistas y
hombres de bién.
Y mas que eso, aquella Isla española y vecina del
Coloso de Norte, última en América en ganar su independencia, no fue
nunca la última, como ahora lo es, en los empeños para hacer a sus
habitantes menos trabajosa la búsqueda de la felicidad. Queda entonces
la esperanza.
Un abrazo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu opinion nos ayuda a crecer