Autor Tiberio Castellanos |
Columnista de Oasis desde Miami
Está
claro que no me voy a referir a ese fenómeno de las playas que bien
conocen meteorólogos y marinos, y que parecen ignorar algunos bañistas,
pagando luego muy cara su necedad.
No, me refiero a la consecuencia del exceso de alcohol a
la mañana siguiente de la "diversión". Esto lo conoce mucha gente. Unos
por experiencia propia, los menos, y los demás, porque han visto a
alguien de su entorno amanecer resacado.
Tengo que confesar que en dos ocasiones, sí, sólo en dos
ocasiones, me he pasado de raya con la bebida. Y para mi fue muy
desagradable esa experiencia. Pero, al parecer no fue lo suficiente como
para producirme resaca.
Al menos, no ese despertar con la vitalidad y
el entusiasmo muy disminuídos, que los demás notan y uno lamenta.
Después, si uno no aprende con su propia experiencia, uno es muy torpe.
Para la época en que yo asistía, con alguna
frecuencia, a esos saraos donde vienen a uno con la bandeja y las copas,
yo tenía ya establecida la cantidad exacta que podia tomar. Y eso
tomaba. Permítanme el autobombo: parece que aprendí bién la lección.
Es
oportuno recordar aquí, que en un viejo libro de La Biblia hacen
grandes elogios al vino tomado "a su tiempo y con tiento".
Ese libro,
habla sólo del vino, porque segun parece, en ese tiempo no se conocían
las muchas otras bebidas que hoy se conocen. Pero entiendo, que esto del
tiempo y del tiento rige para toda clase de tragos.
Bien es cierto que
lo que ahora recomiendan los médicos, como bueno para el corazón, y es
lo que yo tomo, es el vino rojo, tomado siempre con las biblicas
limitaciones.
Con la comida, ocurre otro tanto que con el vino, y aunque mucha gente, al parecer, no lo conoce ay también aquí un muy dañino efecto resaca.
Bueno, no igual para todos, porque aquí entra en juego el muy mentado Metabolismo.
Este
misterioso elemento o factor en la vida de los seres humanos, es una
bendición para unos pocos y algo así como una maldición para la mayoría.
Cosa aparentemente muy injusta. Yo lo veo así. Porque creo estar en el
caso de los menos favorecidos. Por eso, tomo en la mesa de comer las
mismas precauciones que en el momento de los tragos. A su tiempo y con
tiento.
Y quiero cerrar esta descarga recordando que siempre fue una muy buena
costumbre reunirse los amigos o los parientes a una mesa bien servida.
Una de las pinturas mas famosas de todos los tiempos es el cuadro de la
Cena de un Maestro en trance de despedida de sus Discípulos. Por eso
llaman al cuadro La Ultima Cena.
Un abrazo.
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