Hasta hace unas semanas, Raymundo llevaba la vida de
muchos inmigrantes llegados a Estados Unidos a trabajar. Hasta que se
desató el escándalo de la escuela primaria Miramonte de Los Ángeles, a
la que asisten sus hijas, y la realidad de su familia se vio sacudida.
Allí, dos maestros están en el centro de una
oleada de denuncias por presuntos casos de abuso sexual contra menores.
Uno de ellos, el exdocente de la mayor de las dos niñas de Raymundo.
"Desde que nos enteramos, vivimos
con mucha incertidumbre y desconcierto", dice el mexicano, un hombre de
pocas palabras que pide reserva de su apellido y acepta la entrevista
con BBC Mundo bajo la supervisión de su abogada.
Cuando, a comienzos de febrero, las autoridades
arrestaron a Mark Berndt, el profesor sobre el que pesan unos 23 cargos
de abuso, y a Martin Springer, con al menos una acusación similar, la
hija de Raymundo habló: alega haber sido una de las víctimas de los
maestros.
Los presuntos delitos quedaron a la luz después
de que en una tienda de revelado se encontraran más de 40 fotografías de
niños con ojos vendados y cinta adhesiva en la boca y -según las
acusaciones- las autoridades estudian si los docentes forzaron a los
alumnos a comer semen en cucharadas o esparcido sobre galletas, entre
otros actos.
Raymundo no cuenta detalles. Acude a una reunión
de prensa con su cabeza cubierta por una capucha y no lo hace sólo por
su niña: tiene miedo de las autoridades porque es un inmigrante sin
papeles.
"Desgraciadamente, somos indocumentados y no
podemos ni acercarnos al sheriff. Para los padres que somos
indocumentados todo esto ha sido un poco peor, tenemos miedo y estamos
mal, mi esposa no puede ni hablar", relata a BBC Mundo.
Su realidad es la de muchos otros padres del
Miramonte, donde 98% de un alumnado de casi 1.500 niños es de origen
hispano. Cuántos de ellos son indocumentados es difícil saberlo.
De hecho, muchos de los menores tienen
nacionalidad estadounidense, pero organismos de derechos humanos que
trabajan en el caso señalaron a BBC Mundo que la mayoría de las familias
tiene "estatus mixto", esto es, al menos un cónyuge en situación
migratoria irregular.
Conmoción en las aulas
La rutina de Miramonte Elementary School, la
segunda escuela elemental más grande de California, pasaba por un buen
momento: con rendimiento académico en alza según las evaluaciones
oficiales, un director recién llegado al cargo y un proceso de
renovación edilicia ambicioso, el instituto era un destino deseado para
muchos padres de este barrio del sur de Los Ángeles, uno de los más
pobres del condado.
Según varios vecinos, las mejoras en el colegio
habían traído también una merma en los problemas de drogas y violencia
pandillera de las calles aledañas.
Hasta que las fotos saltaron a la luz y llevaron a la detención de dos docentes.
Mark Berndt, de 61 años y a cargo del tercer
grado, había estado empleado por Miramonte por 30 años. Había tenido una
denuncia previa por abuso, en 1993, descartada por falta de evidencia
suficiente y era un profesor popular que destacaba por su atuendo
informal de camisas hawaianas y pantalones cortos y que, según relatan
los alumnos, se ganaba la admiración de muchos con la colección de
insectos que conservaba en el aula.
"Desgraciadamente somos indocumentados y no podemos ni acercarnos al sheriff. Para los padres que somos indocumentados todo esto ha sido un poco peor, tenemos miedo y estamos mal, mi esposa no puede ni hablar"
Raymundo, padre de una menor presuntamente abusada en la escuela Miramonte
Ahora está acusado de 23 episodios de vejación de niños y niñas entre 2005 y 2010, según detalló la Fiscalía local.
En tanto, Martin Springer, de 49 años, estuvo en
el centro de tres acusaciones, una de las cuales fue retirada, y
actualmente está en libertad bajo fianza.
Tras los arrestos, las autoridades escolares decidieron
cerrar Miramonte por dos días y despedir a los docentes en su
totalidad. Desde entonces, la Superintendencia de Escuelas del Distrito
de Los Ángeles (LAUSD, por sus siglas en inglés) lleva adelante una
investigación sobre una supuesta "cultura del silencio" imperante en el
instituto, que habría hecho posible la seguidilla de delitos durante
años.
Con miedo
Los padres de la escuela han tomado acciones en
el asunto: algunos se han mostrado reticentes a que sus hijos regresen a
las aulas, incluso en grados que no estaban a cargo de Berndt y
Springer.
Otros juntan firmas para pedir que el colegio
reconsidere la situación de los maestros que no están involucrados y
vuelva a contratarlos.
Para los latinos, la situación es más compleja: a
la conmoción se suma la complicada relación con las autoridades de
aquellos que, sin papeles, temen verse envueltos en una causa de
deportación una vez que dan sus datos a la policía o toman parte en las
denuncias.
Raymundo, por caso, señala que conoce a dos familias cuyos niños son presuntas víctimas, pero ambas se niegan a hablar.
"Nos han mandado una carta diciendo que no nos
van a preguntar el estatus legal, firmada por el sheriff y todo, pero
nosotros tenemos miedo", señala el padre.
"Yo les dije que no confiaba en ellos y que iba a
llevarme a mi hija a otra escuela. Pero ahora un oficial anda
preguntándome mi nombre y mi información", dice Eric, padre de otra
menor y también indocumentado.
Sin embargo, las autoridades han asegurado que
no usarán el caso para hacer detenciones por irregularidades
migratorias. Un portavoz del departamento del sheriff Leroy Baca –quien
está al frente del condado de Los Ángeles- declaró que lo que buscan es
conseguir cooperación para aclarar la causa y así lo comunicaron por
escrito a los padres del Miramonte.
"(Baca) ha dejado muy claro que no le interesa
si tienen documentos o no. No es relevante en esta investigación",
señaló el vocero Steve Whitmore.
Comunidades Seguras
"El sheriff Baca ha dejado muy claro que no le interesa si tienen documentos o no. No es relevante en esta investigación "
Steve Whitmore, portavoz del sheriff condado de Los Ángeles
Según organizaciones no gubernamentales que
trabajan con los migrantes, el miedo paternal se sustenta en un polémico
programa: el de
Comunidades Seguras, establecido por el Departamento de
Seguridad Interior para lograr la colaboración entre dependencias del
gobierno en la identificación de indocumentados criminales.
Las agencias que participan envían las huellas
dactilares –que recogen, por ejemplo, al momento de detener a un
individuo incluso si no se le acusa luego formalmente- a una base de
datos de la que la Oficina de Migraciones y Aduanas (ICE, en inglés)
puede obtener información y, en algunos casos, iniciar
procesos de deportación. Y Miramonte está ubicada en un distrito que participa de este programa.
"Por años hemos tenido gente que cae por una
pequeña infracción, como tener un puesto callejero sin permiso, y luego
termina en el programa de deportaciones. Incluso ocurre con
víctimas declic
violencia doméstica y otros que no han cometido delito
grave. Yo creo que hay buenas intenciones del sheriff, pero
lamentablemente en el pasado se han dado muchas situaciones que hacen
que la gente tenga dudas y no quiera hablar", señala a BBC Mundo la
directora de la Coalición por los Derechos de los Inmigrantes de Los
Ángeles (Chirla), Angélica Salas.
Aunque, curiosamente, el cooperar con las
autoridades podría tener un beneficio colateral para familias sin
papeles: podrían acceder a la llamada "visa U", concedida a víctimas de
ciertos delitos como el abuso sexual, lo que les otorgaría permiso de
trabajo temporario y la posibilidad de postular más tarde a la
residencia legal para todo el grupo.
En tanto, un grupo de ocho familias hispanas ha pedido asistencia para elevar demandas conjuntas contra los profesores.
Con dos abogados a cargo, se han concretado tres
presentaciones judiciales la semana pasada y hay otras cinco en marcha,
bajo la figura de daños físicos y emocionales. A modo de prueba, los
representantes legales aportaron fotos en las que aparece el maestro
Berndt en las celebraciones de cumpleaños de los menores, así como
tarjetas de Navidad y dedicatorias de libros a sus alumnas.
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