Antes de que la insulina fuera
descubierta, en 1921, se esperaba que las personas diagnosticadas con
diabetes murieran en un año.
Desde entonces el medicamento ha salvado
millones de vidas en todo el mundo y se le ha considerado como uno de
los avances médicos más importantes de la historia.
Hoy la hormona continúa tratando y
prolongando la vida de los diabéticos porque ayuda a mantener bajo
control los niveles de glucosa en la sangre.
La insulina es una hormona producida de forma
natural por el páncreas, la cual es esencial para regular el metabolismo
en el organismo y la cantidad de glucosa que circula en la sangre, que
es tóxica en exceso.
Los pacientes con diabetes, sin embargo, no
pueden producir insulina o no la producen adecuadamente, y es necesario
tomar la hormona en forma sintética para reemplazar el compuesto
natural.
La insulina fue identificada por un joven cirujano canadiense llamado Frederick Banting.
Y una de sus primeras pacientes fue Sheila
Thorn, quien consultó al doctor Banting en Toronto en 1930 cuando se le
diagnosticó la enfermedad en sus primeros meses de vida.
La insulina que Banting le recetó a Sheila la ha
mantenido viva durante 80 años, lo cual la convierte en uno de los
pacientes diabéticos que ha sobrevivido durante más tiempo dependiendo
de la insulina.
"Afortunada"
"Cuando yo era un bebé la insulina no estaba ampliamente disponible", le explica Sheila a la BBC.
"Tuve la suerte de ser tratada por los pioneros de la insulina y gracias a eso todavía estoy aquí".
"La diabetes es considerada una enfermedad menos 'seria' que el cáncer o el accidente cerebrovascular. Sin embargo, mucha gente muere a causa de ella"
Barbara Young
Sheila, que vive ahora en Sussex, Inglaterra,
todavía recuerda la estricta dieta con la que creció y las inyecciones
que su madre debía ponerle dos o tres veces al día.
"Desde entonces he visto muchos cambios en la forma como la gente hoy usa insulina", dice.
"Yo uso una bomba de insulina para controlar mi enfermedad. Y esto ha significado una enorme diferencia".
La clave del hallazgo del doctor Banting en 1921 fue un perro severamente diabético.
Con la ayuda de su asistente, Charles Best, el
médico logró mantener al perro vivo durante 70 días inyectándole un
extracto de páncreas canino.
Posteriormente probó el extracto en un niño de 14 años que estaba muriendo por inanición a causa de diabetes.
En pocos días sus niveles peligrosamente altos de azúcar lograron reducirse a niveles normales y el paciente se salvó.
La noticia del extracto milagroso se propagó
rápidamente y pronto los científicos tuvieron evidencia clara de que se
trataba de un fármaco salvador de vidas.
La forma como se suministra y maneja la insulina ha cambiado drásticamente a través de los años.
Hoy existen análisis de sangre, bombas de
insulina y muchos tipos de insulina sintética y animal para controlar
cuánta hormona requiere cada paciente diabético.
Avances
Muchos pacientes, por ejemplo, no necesitan
inyectarse continuamente, porque una bomba puede suministrar una dosis
variada de la hormona continuamente durante el día y la noche.
El dispositivo lleva a cabo el trabajo que el páncreas realiza en una persona sana.
El paciente, sin embargo, debe seguir midiéndose sus niveles de glucosa y decidir cuánta insulina debe suministrar la bomba.
Actualmente se está trabajando en un "páncreas
artificial", el cual en esencia es una bomba de insulina vinculado a un
monitor de glucosa que se usa fuera del cuerpo y es del tamaño de un
pulgar.
Y también se están probando inhaladores de insulina para evitar los pinchazos de las inyecciones.
El objetivo es reducir las complicaciones de la
enfermedad que pueden ser muy graves, como accidente cerebrovascular,
amputación o ceguera.
Pero la insulina no es una cura para la diabetes
y todavía puede hacerse mucho más para mejorar la calidad de vida de
los pacientes con diabetes.
"La diabetes es considerada una enfermedad menos
seria que el cáncer o el accidente cerebrovascular", afirma Barbara
Young, de la organización Diabetes Uk.
"Sin embargo, mucha gente muere a causa de ella".
"Quizás debido a que es un trastorno de largo
plazo hay una falta de voluntad política para educar a los pacientes
sobre las complicaciones", agrega.
Muchos pacientes con la forma más severa de la
enfermedad, la tipo 1, no cuentan, por ejemplo, con una bomba de
insulina, lo cual dificulta el control del trastorno, principalmente
para los pacientes más jóvenes.
Salvavidas
Amy Turner tiene 28 años y sufre diabetes tipo 1.
"Si no hubiera sido por la insulina, ya habría muerto"
Amy Turner, paciente con diabetes
"No es fácil pero he tenido que adaptarme y
aprender a planear. Nunca salgo de mi casa sin una bolsa llena de azúcar
en caso de que la necesite", dice.
"Pero si no hubiera sido por la insulina, ya
habría muerto. Con los diferentes tipos de la hormona con que contamos
hoy en día sé que puedo hacer todo lo quiero en mi vida".
"Y lo he comprobado porque incluso he podido correr medios maratones".
Sin duda Frederick Banting estaría muy orgulloso por el resultado de su hallazgo.
Tal como expresa Amy Turner, "la insulina no es una cura, es un tratamiento. Pero también es un salvavidas".
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