Autor y lider espititual Antonio Regalado |
Columnista de Oasis en el Estado de Masschusetts
La comunidad evangélica dominicana en el extranjero se
encuentra en un progresivo crecimiento, especialmente en Nueva York,
Massachusetts, Florida, el Estado Libre Asociado de Puerto Rico,
Connecticut, entre otros Estados de la Nación Americana.
Se
conoce además, que en el Continente Europeo es de mucha consideración
el empuje que en los últimos años acompaña el avance de la Iglesia con
pastores y líderes de origen dominicano.
Por mucho tiempo los políticos dominicanos especialmente aquellos que han optado por alcanzar la
presidencia de la república por medio del lanzamiento de
candidaturas presidenciales, han olvidado esa
parte de la población, por cierto muy
considerable, que vota en las elecciones, voto que cuenta, y es muy valioso.
Elecciones
van y vienen en la república dominicana, y ningún precandidato, al
menos en los años que sirvo a Dios como pastor{10} he escuchado que
se tome en cuenta a nuestra gente en ultramar, no he oído ninguna
propuesta para nosotros, nadie nunca se ha interesado en dar a conocer
su programa de gobierno a esta inmensa y fecunda colectividad.
Esa
indiferencia podría tener una respuesta contundente para cualquiera de
los candidatos, porque ellos podrían convertirse en un residuo político
sin importancia y de poco valor, como hasta ahora lo ha sido, y se
perderían de contar con una votación masiva y que traería esperanza y
bendiciones a sus
pretensiones, de llegar
a alcanzar el
poder.
Pero además, se
pierden la oportunidad de que un universo de personas se pongan a la
orden para orar a favor de ellos para que Dios les ayude a concretizar
su proyecto político.
Están
tan olvidados, que ni siquiera nos toman en cuenta a la hora de
confeccionar el programa de gobierno por el cual quieren dirigir a la
nación, y no se acuerdan que antes los gobernantes eran los hijos de
Dios, y ponemos como ejemplo el reinado de David, 40 años gobernó David
en Israel, años de abundancia y prosperidad, de felicidad y crecimiento,
de una distribución equitativa de las riquezas, un líder prestigioso
que supo forjar al pueblo de una sana economía, lo que demuestra que los
hijos de Dios sabemos gobernar.
Discriminar
a un pueblo bendecido que ha sido formado para ser
bendición es un error de esa clase política ciega, y que solo ha sabido
buscar lo suyo{dame lo mio}, que en 50 años ha sumido al país en la
pobreza y el atraso, excepto los siete meses de Don Juan.
Dios continúe bendiciendo nuestra patria.
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