CULTURA VIVA
Autor Lincoln López
Intelectual dominicano
El Colón de Buenos Aires es
un teatro inaugurado en 1908. Un proyecto del arquitecto e ingeniero italiano Francesco
Tamburini, quien lo impulsó en su primera etapa.
El Colón de Santiago de
los Caballeros fue un teatro que adoptó nuevo nombre en 1915, probablemente
inspirado en aquella importante sala argentina de fama mundial. Primero fue
llamado Ginebra por el apellido del dueño.
El primero es considerado
uno de los mayores y mejores teatros del mundo, por varias razones: por su
excepcional calidad acústica, por su notable valor arquitectónico, por su
funcionalidad y comodidad, y por la belleza de su diseño.
El segundo fue considerado
uno de los mayores teatros de la región del Cibao. Modesto, de una calidad
acústica aceptable, de arquitectura sencilla y funcional, y belleza rústica.
Ambos están ubicados en el
centro de la ciudad. El de allá en la entonces calle Libertad y el de aquí en
la calle 30 de marzo. A aquel le queda cerca la Plaza Lavalle y al nuestro el
Parque Duarte.
En el mismo orden, uno
tiene capacidad para 2,887 espectadores divididos en siete niveles en una sala
de forma de herradura a la italiana, el otro rondaba los 1,000 espectadores
divididos en dos niveles en una sala frontal y lineal.
Los dos con una sala o
hall de entrada pero el de allá más clásico con columnas, escalinatas y
todo. Tiene, además el Salón Dorado, el
Salón de los Bustos, el Salón Blanco y el Museo que alberga los trajes
utilizados por algunas celebridades que pasaron por su escenario. Aquí no lo
“complicaron” tanto. Sin salones ni museos.
Una lista interminable de
luminarias se presentaron en ambos escenarios. En el primero estuvieron Enrico
Caruso, Manuel de Falla, Alfredo Kraus, Monserrat Caballé, Luciano Pavarotti,
Arturo Toscanini…Por aquí se presentaron Berta Singerman, Andrés Segovia, Marian Anderson, la Orquesta
Sinfónica Nacional, Gabriel Del Orbe y Aída Bonnelly…
Cuando los tiempos
cambiaron en el mundo las instituciones dedicadas al arte lírico o al arte
escénico en “vivo”, ambas instituciones sufrieron esa alteración y fueron
épocas de inestabilidades y deterioro de sus actividades.
Correspondía a los
respectivos Estados asumir la responsabilidad de preservar esas salas de arte
como parte del desarrollo de un país. El de allá se ocupó de rescatarlo de un
posible cierre definitivo y por el contrario, lo remodeló, implementó un nuevo
concepto para su funcionamiento.
El aquí el Estado ha sido indiferente, pasó a
ser exclusivamente un cine hasta desaparecer entre jabones, pastas de dientes y consumismo
por doquier, y una nueva generación entra y sale por un lugar sin saber su
otrora importancia cultural.
El de Buenos Aires pasó a
ser Monumento Histórico Nacional en 1989. Hoy funciona además el Instituto
Superior de Arte donde forma profesionales de altísimo nivel en varias
disciplinas como Danza Clásica, dirección Escénica o Musical… y tiene además
sus cuerpos artísticos propios como Sinfónica, Teatro, Danza en donde laboran
más de 200 artistas, además del personal técnico y administrativo.
Una de las diferencias
entre desarrollo y subdesarrollo.
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