Siempre nos quedará Baní, al fin de cuentas, París no es lo que era, amor
2012 debe ser el año de la recuperación cultural y social de Baní.
El nacimiento del Centro Cultural Perelló y la disposición de los
diversos sectores económicos, políticos y culturales de la provincia a
reencontrar el camino perdido, son un gran aliento muy parecido a la
esperanza.
Baní ha cambiado mucho en los últimos años, es cierto. Pero la
esencia permanece y si no me cree, observe, por ejemplo, la tradición de
limpieza en cada hogar, cada frente de casa.
El CCP, por ser una institución plural sin el tufo político
partidario que tanto daño ha hecho al movimiento cultural de los pueblos
del país, ha de convertirse en un oráculo sin Delfos, el Ágora de ahora
mismo, una PUCMM siembra hielo, para las grandes discusiones y sus
acuerdos.
Los años han pasado, el pueblo se ha deteriorado en sus esencias
éticas más tradicionales, pero lo bueno de tocar fondo (el caso Paya fue
un doloroso ejemplo) es que sólo queda ya la recuperación.
Hoy, con el Centro como centro del pensamiento y avivamiento
cultural y social, con el apoyo del Alcalde perredeísta, el senador
peledeísta y todos los demás, en blanco como en morado, incluidos
evangélicos, católicos o agnósticos, ha llegado el momento de retomar el
camino y reencontrarnos con el maestro Hostos que hace mil años se
impresionó al descubrir la vocación para la autogestión y la solidaridad
que posee el pueblo banilejo.
Ahora bien comunicados, con una autovía que ha convertido a Baní en
un barrio cultural de SD; con un Acueducto (viejo reclamo) en
construcción, el polideportivo a un tris de ser inaugurado, y la idea de
una avenida de circunvalación bien encaminada y por amarrar con Danilo
y/o Hipólito, a Baní sólo le resta echar andar cultural y socialmente,
-responsabilidad de todos- y que el gobierno central ofrezca condiciones
para que el empresariado genere empleos, y nos ayude a recuperar la
seguridad ciudadana perdida.
Con educación como medio primero y fin
último, y con una justicia y un ministerio público -incluida su fuerza
auxiliar la Policía- bien reformada, es suficiente. Baní siempre ha
usado pantalones largos.
Hoy, que es 21 de noviembre, fecha emblemática para todo banilejo,
propongo que en las próximas 52 semanas, los hijos de la provincia de
Máximo Gómez hagamos lo que sea necesario, -incluido un verso-, para
rescatar la banilejidad casi pedida, la seguridad ciudadana que
añoramos, para que la noche del 20 de noviembre 2012, podamos amanecer
sin temor en las calles siempre limpias del pueblo, en alborada full y
algunas “frías” sin exceso, cantando desafinados pero felices, el himno
existencial de aquellos tiempos: “Gloria a Dios en las alturas,
recogieron las basuras de mi calle, ayer a oscuras y hoy sembrada de
bombillas,” según canta Sor Joan, el dios Serrat, párroco de Poble Sec y
cardenal poético de Barcelona y de Baní, ¡claro!, si es que hablamos de
grandes ciudades del mundo. París no es lo que era, amor.
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