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lunes, 3 de diciembre de 2012

EN EL AÑO DE LA FE... BORDEANDO LA HEREGÍA

Autor Tiberio Castellanos
Esto de la FE es bastante ampio y resbaladizo. Para comenzar, observe usted la gente que tiene fe en sacarse un premio de la Lotto. 


Algunos juegan y juegan y juegan... y vuelven a jugar, y acaso se sacan... las manos de los bolsillos. Pero, claro, en cada sorteo, uno al menos, se saca el premio. -Ese puedo ser yo-, piensa cada creyente en su buena suerte.

     Usted  como yo, tiene que haber visto por las tardes en Univisión el Tren de la Muerte.
Encaramados en el techo de los vagones vienen, cada día, cientos de centroamericanos, jóvenes en su mayoría, aunque algunos ya tienen mujer e hijos.

Vienen cruzando Méjico, hacia la frontera de EEUU en la búsqueda de un sueño. Unos mueren en el camino, otros quedan traumatizados de por vida, otros mueren de sed en el desierto o teminan presos por la guardia fronteriza y luego deportados. A todos los inspira una cierta o dudosa Fe (y aquí no analizaremos las condiciones de la "patria" de donde salieron). 

      Bueno, entonces hay diferentes motivaciones en la vida del hombre. Una de ellas es la Fe en Dios. En mi caso el Dios de la Biblia, no el dios del Corán ni el dios del Libro del Mormón.

      Esta Fe, bien entendida, florece en una conducta que en el Evangelio se menciona como el Reino de Dios. "El Reino de los Cielos dentro de vosotros está": humildad, compasión, pureza. Podríamos decir también, solidaridad con el prójimo, por amor a Dios. 
      Bueno, con frecuencia vemos que esta fe "cristiana" se manifiesta en un montón de gestos: tradiciones, devociones y otras cosas que en un tiempo llamábamos "supersticiones" y que ahora mencionamos como "religiosidad popular".

     Y yo digo, que todo lo anterior es bueno... pero no basta. De ningún modo basta. Porque generalmente es humo.
      Por eso me entusiasma que la Iglesia Católica, desde hace algún tiempo, esté insistiendo en La Conversión. No solamente en el arrepentimiento de los pecados, sino en La Conversión.

      Desde hace algún tiempo, dije, pues este término lo conocí hace muchísimo tiempo, con unos protestantes de mi pueblo, a quienes, precisamente,  llamábamos convertidos.
Un abrazo.

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