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martes, 7 de diciembre de 2010

Debajo de las sombrillas

Autor Hector Olivo
De entrada pudiera decir que apoyo la convocatoria del Lunes Amarillo y ya estaría en la moda. En el fin de semana los medios de comunicación reventaron de notas de prensa en la que dirigentes políticos, sobre todo de la acera opuesta al gobierno, manifestaron su identificación con los originales reclamos del cuatro por ciento del Producto Interno Brutos para el sector educativo.



Los medios alternativos en la Internet también fueron penetrados por dichos mensajes, con mayor énfasis en las llamadas redes sociales a las que nos hemos suscrito por las ventajas comunicativas que representan.



Y pensar que no es más una moda. Una especie de chercha, para usar una expresión del lenguaje coloquial.



Es así, porque una gran parte de los reclamantes desde el gobierno, tuvieron la oportunidad de otorgar dichos recursos y ante el contrario, desviaron asignaciones presupuestarias de la educación a carteras como las Fuerzas Armadas y otras



Influenciados por una costosa campaña hoy encontramos personas metidas en la moda y reclamando el famoso cuatro por ciento del PIB, que confieso no saber al cual cifra se refiere; si a las oficiales que ofrece periódicamente el Banco Central con el aval de los organismos internacionales o a las que brindan los “economistas” opositores al gobierno, quienes ponen en duda los números oficiales.



Si es al ultimo de los PIB, podemos deducir que el gobierno anda muy cerca del mismo, porque esta gente colocan cifras muy inferiores a las reales certificadas por organismos con autoridad para ello.



Insistiendo en el cuatro por ciento se ha orquestado una campaña con vallas, letreros, publicidad objetiva, paginas de periódicos, paginas en la Internet, spot de radio y televisión.



Un costoso montaje de poderosos grupos económicos, que al parecer quieren disfrutar del pastel que representa el 21 por ciento del presupuesto general del gobierno o el 31 por ciento de los ingresos fiscales, que es a lo que equivale el ya famoso cuatro por ciento que se exhibe también en costosas sombrillas que han evitado que no se maltraten los bien cuidados cutis de algunos de los demandantes.



Absolutamente nadie está en desacuerdo con que se atienda la educación, la formación de las mujeres y hombres del futuro, pero no al extremo de reclamar lo imposible.



Es cierto que se está hablando del mandato de una Ley, pero la misma resulta inaplicable en lo inmediato convirtiéndose así en irracional



La sociedad toda resultaría más beneficiada si el mandato de la susodicha Ley se va cumpliendo por parte como se ha hecho el compromiso.



Se ha exagerado, apoyado en una efectiva estrategia mediática y publicitaria, en un reclamo de tipo financiero que, como expresara recientemente el Presidente Leonel Fernández, ha relegado a segundos y terceros planos, otros renglones de la educación que requieren de transformación y mejoría para poder responder con éxito, los retos de los tiempos actuales.



Con el reclamo se han hecho paros en la docencia, manifestaciones públicas y una coordinada cadena de opinión en los medios de comunicación en donde no están ausentes las expresiones desaforadas y temerarias.



Un reclamo aglutina importantes segmentos de la sociedad, quienes con la real preocupación sobre el nivel educativo de los escolares, salen al ruedo a dejarse guiar por intereses politiqueros y por intereses empresariales que solo piensan en sus bolsillos. Es lo que se esconde debajo de las sombrillas y las vestimentas amarillas.





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