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miércoles, 16 de octubre de 2013

Embarazos en niñas, un grave problema social



 
Autor FERNANDO RODRĺGUEZ CÉSPEDES
 

La cantidad y frecuencia con que siguen llegando niñas embarazadas a nuestros hospitales, hacen  urgente la atención de las autoridades, empezando por las judiciales, que deben castigar drásticamente la pederastia aplicando el código vigente sobre protección a niños, niñas y adolescentes.


La secuela de males y el impacto que sufren las niñas abusadas, la familia y la sociedad, deben mover a todos los organismos del Estado garantes de la integridad física y moral de los ciudadanos, y más en el caso de los menores que, de por sí, son seres indefensos merecedores de una mayor protección.

Estamos conscientes de que el problema de los embarazos en las adolescentes  tiene raíces multifactoriales, lo que hace más difícil su prevención. Sabemos de padres, en estado de miseria, que aceptan que pedófilos empedernidos abusen de sus hijas a cambio de algunos pesos.

Recientemente se dio el caso de un pederasta de 60 años de edad que abusó y embarazó de trillizos a una niña de 13 y pese al escándalo mediático provocado por este indignante hecho, la Policía y la Fiscalía no actuaron con presteza  dando tiempo a que el criminal se fugara. 

Todas esas lacras y situaciones existen frente a las desentendidas autoridades nacionales, y nos proyectan en el mundo como un país, que, en adición a otros nada halagüeños galardones internacionales, es visto como una selva, o como lo promocionan algunos pervertidos: "un paraíso sexual". 

Es innecesario abundar sobre los daños que acarrea a las víctimas, sus familias y la sociedad el embarazo de nuestras niñas. Lo que hay que reclamar a toda voz, es que el Estado asuma su responsabilidad en esta situación al margen de  los paliativos que tímidamente  aplican algunos despachos oficiales.

En lo que se diseña y aplica un plan de emergencia para prevenir y combatir esta situación, la ley debe ser rápida y severa contra los violadores, curas o no, para desestimular a los perversos abusadores de nuestros niños y a los padres que se presten a esas vagabunderías.

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