Dos psicólogos demostraron con experimentos que el aislamiento social y los sentimientos de soledad producen una sensación física de frío
LONDRES. (BBC Mundo). Cuando una persona es
descrita como "fría", queremos decir que es distante o poco sociable,
mientras que una persona cálida es alguien generoso, sociable, popular y
humano.
La letra de una canción de la década de 1970, "Solo esta Navidad", es
otro ejemplo lingüístico de la relación entre aislamiento social y
frío, así como "quedarse helado", cuando uno recibe una mala noticia.
Se trata de una de varias metáforas que relacionan el frío con la soledad o la exclusión social.
Dos psicólogos de la Universidad de Toronto, Geoffrey J. Leonardelli y
Chen-Bo Zhong, realizaron dos experimentos para demostrar que el
aislamiento social y los sentimientos de soledad y aislamiento producen
una sensación física de frío.
La privación del contacto social causa estrés, tanto en seres humanos
como en animales. El rechazo no sólo produce ansiedad y depresión, sino
que activa áreas del cerebro que regulan el dolor físico.
La pregunta
que se formularon los autores del estudio es ¿se siente literalmente
frío estar excluido socialmente?
La experiencia de la soledad suele estar acompañada de la percepción
de una caída en la temperatura ambiental, mientras que la experiencia de
la exclusión social podría no sólo evocar las metáforas conceptuales
que ayudan a entender la situación, sino también a activar simulaciones
perceptivas y sensoriales que cambian la percepción de esa temperatura
ambiental, indica el estudio.
Leonardelli y Zhong pidieron a los participantes que calcularan la
temperatura de la habitación en el momento (experimento 1) y que
indicaran su preferencia entre alimentos fríos y calientes (experimento
2), para demostrar si la exclusión social induce a la sensación real de
frío.
En el primer caso, los participantes fueron conducidos a un cubículo y
se les dijo que el experimento consistía de varias tareas inconexas.
Para empezar, fueron asignados al azar a una de dos condiciones,
recordando una situación en la que hubieran sentido socialmente
excluidos o incluidos.
Después, se les pidió que calcularan la temperatura ambiental, que
fue de 12 a 40 grados centígrados. Como era de esperarse, los
participantes que recordaron la experiencia de ser socialmente excluidos
dieron cálculos de temperatura más bajos que los demás.
En el segundo caso, se reprodujo el primer experimento creando una
experiencia real de exclusión social a través de un ejercicio de lanzar
una pelota, generalmente usado para inducir al ostracismo social cuando
no recibían más la pelota.
Examinaron si los participantes socialmente
excluidos tenían más probabilidades de buscar calor, según su
preferencia por alimentos y bebidas calientes, que aquellos en el grupo
de control.
Las conclusiones -que refrendaron las teorías de conocimiento
corporal que sugieren que la experiencia social no es independiente de
la percepción física y somática- fueron publicadas en la revista
Psychological Science.
La persona excluída socialmente sentirá la necesidad de buscar calor.
Si bien el estudio se llevó a cabo con estudiantes de la Universidad
de Toronto en cubículos y condiciones controladas, sus conclusiones
podrían aplicarse a nivel cultural, para explicar las diferencias entre
distintas sociedades.
El profesor Leonardelli comentó a BBC Mundo: "Nuestro trabajo abre la
posibilidad de que experiencias como la "depresión invernal" puedan ser
reducidas por sensaciones más grandes de inclusión y pertenencia.
También apunta a la posibilidad de que, mientras una taza de té caliente
no puede reemplazar los sentimientos de vinculación, podría ayudar a
regular y reducir esas sensaciones de aislamiento".
¿Podrían explicarse a partir de este experimento las diferencias
entre los hemisferios, que hacen que la gente del sur sea más cálida que
la del norte?
"Aunque nuestro estudio no nos permite llegar a esa conclusión, es
divertido especular", responde Leonardelli. "Quizás tenga que ver con lo
lejos que uno está de la línea del ecuador.
A veces tenemos en mente
los estereotipos de que individuos de América Latina y el Mediterráneo
son más cálidos que los que viven en Canadá, Estados Unidos o el norte
de Europa. O quizás tenga que ver con el clima: quienes viven en climas
más fríos son personalmente más fríos que quienes viven en América
Latina y el Mediterráneo".
Una cosa es el clima natural y otra cosa el ambiente cerrado, en el
que combatimos el calor con aire acondicionado y el frío con calefacción
central.
UN APUNTE
Mejor trabajo en equipo
Investigaciones recientes encontraron que habitaciones más frías
motivaron a individuos a simular un servicio al cliente para comportarse
con mayor cooperación; tal vez los ambientes más fríos conducen a un
mejor trabajo en equipo".
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