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lunes, 4 de febrero de 2013

La Encrucijada del PRD


Por Fernando Rodríguez Céspedes


Hipólito Mejía y Miguel Vargas deben tomarse un  año sabático, si en verdad les preocupa el destino del PRD, dejando que la alta dirigencia, de ambos bandos, organice la convención pendiente  para escoger democráticamente, con el asesoramiento de la Junta Central Electoral, a las autoridades que las bases, quieran darse.


Ninguno de los dos está por encima de ese instrumento de lucha del pueblo dominicano que tantos aportes ha hecho a la democracia de nuestro país. Ambos, con sus ataques y  resentimientos personales se han descalificado como políticos para regir los destinos de una organización llamada a ser un ente de equilibrio en nuestro sistema democrático.

Varias de las figuras prominentes del perredeismo histórico alineadas, coyunturalmente con Hipólito, no lo hacen por simpatías personales con él,  sino para defender, con todo el derecho, el espacio, que les niega Miguel, y que se han ganado, muchas veces,  a riesgo de sus vidas.

El "tigueraje" y accionar  de Hipólito, propio de los tiempos de los montoneros lo descalifican tanto como la psico-rigidez de Miguel que se cree amo y señor de un partido que debe dar paso a una  nueva corriente de dirigentes con criterios más avanzados sobre el quehacer político.

Dados los temperamentos y ambiciones de estos dos mega machos, las traiciones recíprocamente enrostradas y las ofensas personales  que se han proferido, es muy difícil que pueda prosperar ninguna mediación de reconciliación por muy bien intencionada que esté.

La única vía a la vista para salir de esta encrucijada, es que ambos depongan sus intereses y aspiraciones personales y se retiren por un año  para dar paso a la organización de la convención pendiente bajo las orientaciones de la JCE y la coordinación de los dirigentes de mayor respeto del PRD.

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