Escrito por Tiberio Castellanos |
El Grito del 27 de Febrero de 1844 es fruto de la labor de Juan Pablo Duarte. Pero el Patricio no estuvo esa noche en el Baluarte.
Muy a comienzos de Agosto del año anterior,
Duarte, perseguido de cerca por los soldados de Herard, el jefe
haitiano llegado a Santo Domingo con un numeroso ejército, escapó en una
goleta inglesa hacia Curazao y Venezuela.
Y allí estaba en los dias en que por
iniciativa de Sánchez y Bobadilla se forjó aquella gloriosa convergencia
de los jóvenes Trinitarios y los ya no tan jóvenes Afrancesados o
Conservadores. Estos dos grupos, tenían la misma meta y objetivo
inmediato: independendizarse de Haití. A largo plazo, como luego se
demostró, tenian sus grandes divergencias. Los Afrancesados querían
poner a los haitianos a distancia, con la ayuda de alguna potencia,
Francia en primer lugar, aunque esto les costara su precio.
Los Trinitarios, el grupo de Duarte, eran de la idea de la independencia total "sin ingerencia de potencia alguna".
Y, si queremos ver un buen ejemplo en esta
experiencia fundadora, esas diferencias no fueron óbice para que unos y
otros, o mejor dicho unos junto a otros, después de largas jornadas de
labor política en todo el territorio nacional, lograran ese inicial
pero definitivo Grito de la Puerta del Conde. Grito que fué seguido, en
pocos dias, en otras ciudades del país.
Pero... volvamos a Duarte. Estoy tratando,
creo que inútilmente, de resumir, en unas cuantas líneas, la labor del
Patricio en cuanto a la fundación de La Trinitaria y luego su
inteligente y activa labor en la llamada revolución de la Reforma.
Me ayudan mucho en mi intento de
condensación de esas labores primigenias de Duarte. estos versos de
Ramón Emilio Jiménez, en su Himno A Duarte: "La gloriosa Trinitaria que
fundara tu heroísmo, fue la cátedra primera de moral y de civismo". Por
ahí es por donde debe comenzar y seguir, contándose esta historia. Por
ese trabajo tesonero y constante desarrollado por el Patricio desde su
regreso de Barcelona ( no con aquellos cristos de la libertad y otras
semejantes jeremíadas).
Duarte fue un maestro, no sólo de patriotismo.
Si no también de moral y de civismo. Fué maestro y fue líder. Y
obsérvece, que su labor en la formación patriótica de los Trinitarios y
luego en su laboriosa labor de la Reforma, encendió tanto el patriotismo
de los dominicanos, que, finalmente, trajo a trabajar junto a los
trinitarios, a aquellos hombres que, unos años antes, no
creían del todo en la indepedencia de su país. Algunos de ellos,
todavía con las agruras de haber sido testigos y sobrevivientes de
aquella amarga frustración de los días del enano Núñez de Cáceres.
Pero Duarte no estuvo en el Baluarte el 27
de Febrero ( protagonistas esa noche, Sánchez y Bobadilla, y Mella con
su famoso trabucazo en La Misericordia).
La goleta Leonor arriba al puerto de Santo
domingo con Duarte a bordo el 14 de Marzo. Y al día siguiente una
multitud de simpatizantes y amigos, lo recibe al grito de Portes e
Infante: -Salve al Padre de la Patria-.
Pero...ya han pasado unos dias del
trabucazo de Mella. Y, salido del Seibo, el mismo 27 de Febrero, con
cerca de seiscientos hombres, Pedro Santana ha llegado ya hasta el
pueblo de Azua. Parapetándose allí, pues se espera la llegada del
invasor Riviere Herard.
En el trayecto de El Seibo a Azua, el
grupo de Santana ha sido reforzado en Santo Domingo, San Cristobal y
Baní, por jóvenes de esas ciudades, y ya el hatero Seibano cuenta con un
pequeño pero aguerrido ejército. Y el 19 de Marzo el ejército haitiano
numéricamente superior, es derrotado, en Azua, casi por sorpresa, por
las tropas de Santana. Gracias, en gran medida a los jarros de metralla
de dos cañoncitos nuestros manejados por los noveles oficiales Soñé y
Garcia, que hacen enormes bajas al enemigo. No lo he visto en ningún
texto, pero seguramente, hubo también alguna carga de los jinetes
seibanos contra la infantería haitiana.
Pero, esa misma noche, Santana, consciente
de la gran superioridad numérica del invasor y de los pocos pertrechos
con que cuenta su ejército, se retira a Sabana Buey ( dice
alguno, que en espera de algún otro cañoncito que sus amigos de Santo
Domingo consiguieran con los franceses).
Y allí lo encuentra el dia 23, Duarte, que
ha venido desde Santo Domingo con tropas de refresco. El gran duartista,
Pedro Troncoso Sanchez pinta así el primer encuentro de estos dos
grandes: "...ambos se acomodaron en una mesa a hacer el primer examen
de la situación. En realidad quien lo hizo fue Juan Pablo. Santana habló
poco y con desgana".
Se me ocurre a mi, pimentelense
malicioso, desde este tranquilo exilio miamense, que este encuentro
comenzó muy mal. Duarte, recien llegado al país, ausente desde Agosto
del pasado año, es quien explica al flamante vencedor de Azua la
situación.
Además de ésta, hubo otras reuniones. Y
aquello no terminó bién, lamentablemente. Muy lamentablamente. Pues de
ese desencuentro entre el Padre de la Patria y el Libertador se
derivaron casi todos los males, que fueron muchos, de la Primera
República... y pienso que quizás de algún otro tiempo dominicano
también.
Un abrazo.
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