Cuando hoy Benedicto XVI deje de ser papa se quitará el anillo del
Pescador, que simboliza el poder pontificio, y será destruido o
machacado, según contempla la normativa vaticana.
Hasta ahora, tras la muerte de un papa, el cardenal camarlengo, que
gestiona la Iglesia durante el interregno entre un Pontífice y el
sucesor, es el encargado de verificar la muerte y de retirarle del dedo
el anillo del Pescador, que es la señal de que el reinado ha concluido.
El anillo es inmediatamente machacado para evitar cualquier eventual falsificación de documentos pontificios.
Al igual que el anillo, también quedará inutilizado el sello de plomo
que usa el pontífice para sellar documentos importantes, entre ellos
las bulas.
En este caso, como se trata de una renuncia y el papa Ratzinger
felizmente sigue vive, el anillo se lo quitará el mismo y lo entregará y
será machacado (el Vaticano no ha especificado en que momento), ya que
la normativa vaticana obliga a que los objetos relacionados directamente
con el ministerio petrino “tienen que ser destruidos”.
Benedicto XVI fue elegido papa el 19 de abril de 2005 y el 24 de ese
mes el decano del Colegio Cardenalicio, Angelo Sodano, le entregó el
anillo del Pescador, que junto con el Palio (estola), simboliza el
ministerio pontificio.
El anillo del Pescador usado por Benedicto XVI es diferente al que
llevó Juan Pablo II, ya que tiene inciso el mismo tema que el Sello
Papal de plomo, el que usa el Pontífice para sellar documentos: Pedro
tirando las redes para pescar.
La normativa vaticana también contempla que tras la muerte -o en este
caso renuncia- del papa, el apartamento papal del Vaticano tiene que
quedar libre y es sellado hasta que haya nuevo papa.
Benedicto XVI abandonará hoy el Vaticano tres horas antes (a las
cinco de la tarde) de que concluya su papado y se trasladará junto con
sus dos secretarios y las cuatro seglares consagradas que le ayudan, la
llamada “familia pontificia”, a la residencia de Castel Gandolfo, a una
treintena de kilómetros al sur de Roma.
Esta residencia papal también tendría que ser sellada, al ser morada
del Pontífice, pero, según dijo el portavoz vaticano, Federico Lombardi,
no se hará, ya que no guarda documentos papales que exijan poner a buen
recaudo.
Benedicto XVI permanecerá en Castel Gandolfo unos dos meses hasta que
estén acabadas las obras de acondicionamiento del monasterio de
clausura “Mater Ecclesia”, un edificio levantado en los jardines
vaticanos, donde tiene previsto alojarse definitivamente.
El papa Ratzinger vivirá a poco más de un centenar de metros del
Palacio Pontificio, en cuya tercera planta está el apartamento papal,
que alojará a su sucesor y en el que se acometerán en fechas próximas
las obras de restauración que sean necesarias.
Hoy ya se refirió a su sucesor cuando se despidió de 140 cardenales,
que se acercaron al Vaticano para expresarle su gratitud por sus ocho
años de pontificado.
“Entre vosotros, en el Colegio Cardenalicio, está el futuro papa, al
que ya prometo mi respeto incondicional y obediencia. Continuaré cerca
de vosotros con las plegarias, especialmente en estos días (del
cónclave), para que seáis plenamente dóciles a la acción del Espíritu
Santo en la elección del papa”, afirmó Benedicto XVI, al que se le vio
sereno, sonriente y relajado.
El papa Ratzinger, que a las ocho de la tarde de Roma (19.00 GMT)
dejará de ser jefe de la Iglesia Católica, destacó que en estos ochos
años vivió “momentos bellísimos de luz radiante en el camino de la
Iglesia, junto a momentos en los que las nubes se condensaban en el
cielo”.
Benedicto XVI abogó para que el Colegio Cardenalicio sea “como una
orquesta, en la que la diversidad pueda llevar a una armonía acorde”.
“Permanezcamos unidos, queridos hermanos, en las plegarias y
especialmente en la Eucaristía. Así servimos a la Iglesia y a toda la
humanidad”, señaló el papa, que a las cinco de la tarde de Roma (16.00
GMT) abandonará el Vaticano y comenzará la cuenta atrás para el final
del pontificado del 265 sucesor de San Pedro.
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