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miércoles, 10 de octubre de 2012

Cámara de Diputados Legislando por una Cultura de Paz.

1- El rol estelar de la Cámara de Diputados, se ha potenciado y afianzado aún más con los debates que se han suscitado en torno al aumento a las penas para aquellos ciudadanos que siendo menores de edad perpetran acciones graves, que ameritan sanciones (ciertamente dolorosas, pero necesarias), como uno de los instrumentos para disuadir y reducir la ocurrencia de eventos  delictivos mayores que involucran a adolescentes, e incluso prácticamente a niños.


2- Para llevar adelante este proyecto de modificación del Código del Menor el Presidente de la Cámara Abel Martínez, la Comisión de Justicia y el mismo pleno han escuchado no solamente las voces que demandan endurecer las sanciones, si no también a personas e instituciones nacionales y extra-nacionales que han dado su opinión o hecho recomendaciones que han sido debidamente ponderadas y discutidas, algunas en procura de que no sean tan drásticas las penas a aplicar.

3- Es de todas estas opiniones y de la cruda realidad del día a día en que vivimos que los legisladores de la Cámara Baja han partido para hacer los ajustes, necesarios y pertinentes, y así adecuar dicho Código del Menor a una situación que, muchas veces, desborda los parámetros conductuales de la sociedad dominicana, en donde voces diversas y representativas claman por correctivos institucionales que frenen este tipo de criminalidad frecuente,  ascendente y brutal. Como por ejemplo el propio jefe de la Policía Nacional, José Armando Polanco Gómez y el presidente del Colegio de Abogados de la República Dominicana, José Fernando Pérez Vólquez al decir que “los menores están cometiendo crímenes muy atroces y horrendos que los convierten en adultos de forma precoz”.

4- El Presidente de la Cámara de Diputados ha sido el primero en reconocer que dicho instrumento legal (el Código del Menor reformado)  no tendría resultados favorables si no va acompañado de “políticas públicas a favor de la niñez”, es decir, planes vigorosos que sean parte de la política social del gobierno y que vayan orientados a ese segmento de la sociedad que es la niñez, sobre todo la que vive en situación de marginalidad y por lo tanto la hace más vulnerable al delito.

5- Lo cierto es que la Cámara de Diputados, bajo la rectoría de Abel Martínez Durán, es el foro por excelencia donde se debaten los temas vertebrales de la nación, que se mantiene atenta y debidamente edificada, gracias al esfuerzo permanente para que el hemiciclo trabaje no solamente de cara a la población si no que lo haga de la mano de la sociedad que representa. Para eso la política de transparencia de la Cámara permite escrutar permanentemente su desempeño, no sólo en el aspecto legislativo si no en el manejo total de ese estamento del Estado. Algo que es reconocido de manera consensuada, en el país y fuera de nuestras fronteras.

6- En torno a las modificaciones al Código Penal (CP) Abel Martínez ha sido enfático y claro al decir que debe ser convertido en un instrumento que impida que delincuentes recurrentes e impenitentes salgan a las calles sin recibir la debida sanción por su crímenes, tal y como lo reclama la sociedad dominicana.
Hay que endurecer las penas para castigar a los maltratadores y feminicidas que tanto daño hacen a la conciencia nacional y tanta secuela de dolor dejan con actos bestiales que reclaman una respuesta dentro del marco legal que sea justa (no cruel), pero ejemplarizadora.

7- A raíz del conato de escarceo entre algún que otro senador y lo aprobado en la Cámara Baja se vio una manifestación espontánea y sin precedentes a favor del accionar legislativo de los diputados, en donde voces de las diferentes confesiones eclesiales (católicas o protestantes) se sumaron al sentir nacional que avala lo aprobado en el hemiciclo. Por eso oímos la voz admonitoria y firme del Cardenal López Rodríguez, refrendado por Monseñor Agripino Núñez Collado defendiendo la reforma al Código del Menor, lo que también fue respaldado por el reverendo Domingo Paulino Moya, vocero nacional evangélico quien entiende que “es una acción necesaria frente a hechos criminales horrendos que cometen menores de edad”.

8- Lo que se busca no es dar a los jueces un recurso que los haga implacables y sumarios, pero sí severos y que inspiren el necesario respeto con sus sentencias. No es darle un arma para la venganza, sino un instrumento para resarcir el daño (muchas veces irreparable) tanto a los familiares como a la sociedad en su conjunto.
Ese es el ánimo que mueve al Presidente de la Cámara de Diputados y a quienes conforman ese organismo y votaron mayoritariamente a favor de estas reformas.

9- Entre las modificaciones al Código del Menor aprobadas por la Cámara de Diputados está la que aumenta las penas hasta 15 años de cárcel para aquellos menores cuyas edades oscilan entre los 16 y 17 años; para los de edades inferiores entre 13 y 15 años penas de 4 a 10 años de prisión si son hallados culpables de cometer delitos como homicidios, lesiones físicas permanentes, violaciones y agresiones sexuales, robo agravado, secuestro y venta de droga o narcotráfico.

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