Osvaldo José, de 15 años, se muestra activo y asiste a la escuela, pero no asimila ni aprende a leer; su madre, pobre, no puede cubrir el tratamiento que necesita
RIO SAN JUAN. A unos hay que
insistirles, o más bien rogarles, para que vayan a la escuela, sin
embargo, otros anhelarían la camisa azul y el pantalón caqui para ir a
un centro educativo y por lo menos aprender a leer y escribir.
Osvaldo
José es uno de esos casos, un niño con muchos sueños que al parecer se
han visto estancados por una situación a la que nadie le ha encontrado
una solución.
Allí, en ese poblado perteneciente a la provincia María Trinidad
Sánchez, pasa los días este niño que a la edad de 15 años no ha podido
desarrollarse, sólo sabe hacer garabatos y por más esfuerzos que ha
hecho su madre para ayudarlo no ve un avance en el desarrollo de su
intelecto.
No es extraño encontrarlo con un libro en manos “el que lo ve cree
que él sabe leer y que está en la escuela, pero es sólo el anhelo que
tiene”, contó su madre Magdalena Píter, quien manifestó su sufrimiento
al ver que pasan los años y su hijo sigue igual, viendo a otros ir a la
escuela, leer, poder hacer un oficio y él sólo con el deseo de poder
hacerlo.
“Yo sé que algo se puede hacer, aunque también sé que para eso se necesita del dinero con el que yo no cuento”.
Asimismo indicó que le gustaría que su hijo pudiera aprender algún
oficio, que pueda ser un niño independiente, porque “no sé qué va a ser
de él cuando yo le falte”.
El niño empezó a asistir a la escuela, pero por su condición especial
no pudo continuar en el centro educativo donde pasaban los días y él
seguía igual, dijo la madre del menor quien, además, aprovechó para
agradecer a su prima que la deja vivir en su casa y que la ha ayudado
con su hijo.
“Pero ella no puede ayudarnos más aunque quisiera, porque también
tiene una familia, y al igual que yo ha tenido que salir adelante con
la ayuda de Dios”.
Asimismo, dijo que en la escuela donde llevaban al niño “a la única
que hay aquí en el pueblo, nos dijeron que él lo que necesita es
educación especial y que no iba a poder aprender aquí, porque los niños
que vienen a esta escuela aprenden con otro ritmo, pero, aquí no hay
escuelas de ese tipo y tampoco tenemos los recursos para trasladarnos a
otro lugar”.
Dijo que estaría dispuesta a ir donde esté el bienestar para su hijo
“lo que quiero es que él se desarrolle, que no se quede estancado, que
no llegue a ser un adulto dependiente, sino que pueda aprender un oficio
y que dentro de sus limitaciones pueda desarrollarse.
LA FRASE
Confiada en Dios
Es un buen niño, me ayuda mucho en la casa, incluso cuando me ve
desesperada, él mismo me da palabras alentadoras. A veces me desespero
porque no sé qué hacer para ayudarlo”. Confío en que Dios algo hará
para ayudar a mi niño, que tiene mucho deseo de hacer algo. Sé que con
la ayuda de Dios saldremos adelante”, Magdalena Piter, madre del niño.
UN APUNTE
Es muy activo
Al hablar con él, te das cuenta que mentalmente no es un niño de 15
años, sino de mucho menos, aunque con mucho deseo de hacer algo, se
mueve de un lado hacia el otro, trae el agua, organiza la mesa, ayuda a
su mamá, en fin no es un niño estático.
Sin embargo, la timidez, propia de los niños en sus primeros años, sale a relucir desde que empieza el reper.
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