Los Ángeles (EE.UU.).- Los
latinos tendrán una oportunidad de oro en las elecciones del 6 de
noviembre de hacer oír su voz y obligar a que demócratas y republicanos
hagan cuentas de cuánto les interesa atender las demandas de esa gran
minoría que aumenta de forma exponencial.
Más allá de millonarias
campañas y disputados debates, unas elecciones son en última instancia
una cuestión de números, un cálculo de votos que en el caso de Estados
Unidos tiene cada vez más presente la variable hispana, aunque su valor
electoral dista aún mucho del demográfico.
Según datos de la Oficina del Censo de EE.UU., en
2011 había 51,9 millones de latinos o hispanos en el país, un 16,7 por
ciento de la población, 6 millones de personas más que en 2008 cuando la
última gran cita electoral llevó a Barack Obama a la Casa Blanca.
Obama tuvo el respaldo de casi 7 de cada 10
latinos que depositaron su voto, y según constató por entonces la
organización National Association of Latino Elected and Appointed
Officials (NALEO) esa comunidad emergió por primera vez como "una nueva
fuerza" capaz de dar forma al mapa electoral de EE.UU.
Hace 4 años, 19,5 millones de hispanos reunían los
requisitos para votar. En esta ocasión, son 23,7 millones, una cifra
récord que simboliza el peso específico de esos electores cuya fuerza,
no obstante, se desinfla bastante a la hora del sufragio.
En 2008, ante unas elecciones con alto índice de
participación, solo votaron la mitad de los hispanos que podían hacerlo,
mientras que más de un 60 por ciento de los blancos y los
afroamericanos acudieron a las urnas.
Para noviembre, los cálculos más optimistas de
NALEO apuntan que 12,2 millones de hispanos ejercerán su derecho al
voto, más que nunca, aunque eso supondría una participación del 48 por
ciento, menos que en 2008.
Del entusiasmo que movilizó a los electores las
pasadas elecciones presidenciales se ha pasado a un desencanto
desmotivador al que no es ajeno el hispano tras una primera legislatura
de Obama en la que, según las encuestas, numerosos ciudadanos no han
visto que haya mejorado su calidad de vida.
Los sondeos indican que el empleo y la economía es
la principal preocupación de los estadounidenses, lo que es también
prioritario para los hispanos, cuyo índice de paro (datos de octubre) es
de un 9,9 por ciento, casi tres puntos porcentuales más que el de los
blancos.
Según el Pew Hispanic Center, más de un 50 por
ciento de los latinos registrados para votar indicaron en un estudio
publicado el 11 de octubre que la educación, el empleo y la economía, y
la sanidad, eran asuntos "extremadamente importantes" para ellos.
En esa lista de inquietudes, un 36 por ciento de
los encuestados consideró vital solucionar el déficit del país. El
problema migratorio no apareció hasta un quinto lugar, algo que podría
explicar por qué los candidatos Barack Obama y Mitt Romney han dedicado
tan poco tiempo a discutir este punto durante la campaña.
El mismo informe de Pew Hispanic Center señaló que
Obama había aumentado sus apoyos entre los latinos con respecto a hace
cuatro años y eso a pesar de fracasar en su intento de poner en marcha
su prometida reforma migratoria integral.
Las posibilidades de Romney para captar voto
hispano son, sobre el papel, poco halagüeñas, aunque el republicano sí
ha conectado con los cubanoamericanos de Florida, estado que suele ser
crucial a la hora de hacer los números que determinan el vencedor
electoral.
En California y Texas, los territorios con más
población latina, la carrera se da por resuelta. El primero es feudo
demócrata y el segundo republicano, a pesar de que un 70 por ciento de
los hispanos en Texas prefiera a Obama.
Florida es el tercero, allí ganó Obama en 2008 por
200.000 votos, pero podría perder en 2012 ya que las últimas encuestas
dan ventaja a Romney.
Nueva York, el cuarto estado más hispano, es cosa
demócrata, mientras que todo apunta a que Arizona caerá de lado
republicano, como es tradición, a pesar de la movilización latina a
favor de Obama en el estado donde se fraguó la polémica ley que
convierte en un delito penal la inmigración ilegal y que Romney dijo
apoyar en parte.
El demócrata también lleva ventaja en los
"latinos" Nuevo México e Illinois, aunque su victoria está en el aire en
Nevada y Colorado, donde ganó hace 4 años y los hispanos suponen un 15 y
un 13 por ciento del electorado respectivamente.
Un 17 por ciento de los hispanos de EE.UU. residen
en los 9 estados (Colorado, Florida, Iowa, Nevada, Nuevo Hampshire,
Carolina del Norte, Ohio, Virginia y Wisconsin) que se prevé decanten la
balanza electoral, posiblemente con resultados muy ajustados, un margen
de victoria pequeño que revaloriza el voto de la minoría. EFE
Autor: Fernando Mexía
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