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martes, 1 de mayo de 2012

La incapacidad para discernir


 Autor Benjamin Garcia
www.villabega.blogspot.com
www.paratrillarcaminos.blogspot.com

Producto de una vida llena de engaños y burda manipulación, el dominicano ha creado una capa de protección cuyo componente principal es la duda.  Una parte de nuestra historia se desliza por el despeñadero de la traición y la mentira.


  De la falta de transparencia en el accionar de nuestros lideres. Insólito es el hecho de ver en un mismo altar al traicionado y al traidor.  Si quieren comprobarlo, vayan al Panteón Nacional.

Ayuda el ser emotivo del dominicano.  La pasión con que asume las cosas con las cuales se identifica, haciendo del deporte una religión o de la política, algo mas que un ejercicio democrático de ciudadanía, llevando los colores de una parcela partidaria a los canales por donde corre su sangre.  Esto le impide tener una lectura acertada de su entorno, de su propia realidad y le resta fuerza al poder de sus decisiones. 

Así se actúa hasta en la religión, pues hay quienes se atreven a ver el mismo demonio en la celebración de una eucaristía solo por ser ellos parte de una Iglesia diferente, sin reconocer que claramente, Dios establece su presencia donde quiera haya un grupo reunido en su nombre. Cuando se trata de política la situación se torna más preocupante. Conozco personas en la ciudad capital, orgullosos de rechazar de manera categórica ser usuarios alguna vez del recién construido Metro de Santo Domingo, por el simple hecho de pertenecer a un partido opositor.

Para el dominicano nada es bueno y nada es malo, sino, todo lo contrario. El discurso destemplado, demagógico y carente de propuesta de un candidato a la presidencia de la República puede ser más aplaudido y ovacionado que el de uno coherente, claro y con alternativas viables. Acá todo está mal si no responde mis gustos, si no responde a “mi parecer” y las razones que yo enarbolo.  Error que nos lleva casi siempre al fracaso. 

Como respuesta mejor está la educación, ese debe ser el camino.  Un ejercicio de Estado comprometido con la formación integral del ser humano, que le lleve a través de la instrucción a una conciencia ciudadana que le permita hacerse protagonista de su destino, menos vulnerable a las embestidas del mal gusto, del imperio del desatino y los liderazgos de pacotilla muy de moda en este tiempo.

Un trabajo serio en el ámbito educativo,  decidido a transformar el sistema mediante la preparación de un personal docente comprometido con el desarrollo, integrando a la sociedad en su conjunto. Incluido como elemento clave, los medios de comunicación ayudarán al ciudadano a alcanzar el grado de discernimiento que le permita tomar las mejores decisiones en el momento oportuno.  Ahí quiero llegar con mi reflexión de hoy día.    

Discernir es una luz cuyo brillo ayuda a establecer la diferencia entre verdad y mentira.  A mirar con mayor claridad cual ha de ser el camino a seguir.  A elegir sin los riesgos del azar y a decidir sin temor al fracaso.  El corazón ayuda a intuir y la capacidad de discernimiento da forma al objetivo, lo transparenta.

Eso nos está haciendo falta. Para elegir desde una perspectiva mucho más clara, sin temor a los traumas posteriores.  Nuestro pueblo, con un mayor grado de discernimiento hace un buen tiempo hubiera enterrado muchos políticos, incluidos algunos con posibilidades de llegar a dirigirnos.  No fueran fenómenos de popularidad analfabetos musicales y muchos comentaristas noticiosos estuvieran enterrados en las fosas de su propia ignorancia.  

Dudar es más fácil que discernir.  Pero aprender a discernir debe ser el propósito para despejar todas las dudas.

Benjamin Garcia
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