La visión que se despliega a lo largo de la llanura
de Mkshi, en Zambia, difiere de la imagen lúgubre que a menudo se tiene
del África moderna.
Una cosechadora combinada se mueve metódicamente de un extremo a otro del campo inmenso.
Muy cerca, unos aspersores riegan un cultivo de soja.
Uno podría pensar que se encuentra en las llanuras del centro de Estados Unidos o en los campos de cereal de Ucrania.
Esto son campos generosos, una África productiva
que contrasta con la narrativa de conflictos y hambre que domina
nuestra idea del continente.
"Sólo con incrementar las cosechas hasta el 80%
de la media mundial, África se convertiría en un exportador neto de
comida. Creemos que África puede alimentarse a sí misma y al resto del
mundo también", asegura Dabney Tonelli de la empresa británica Chayton
Africa, que gestiona una explotación de 12.000 hectáreas en Mkushi.
Explotaciones comerciales
Chayton arrendó la tierra por un periodo de 14
años del gobierno de Zambia con la promesa de aumentar la producción,
crear puestos de trabajo para los habitantes locales y enseñar las
técnicas agrícolas a los pequeños agricultores de subsistencia que
cultivan parcelas en la zona.
Tras años de corrupción y desgobierno, Zambia,
que recientemente celebró elecciones, es visto como un remanso de
tranquilidad en el continente.
"El ambiente político es estable y las
condiciones para la agricultura en cuestión de clima y suelo son
excelentes. Para el inversor agrario, Zambia es el lugar en el que uno
quiere estar", asegura Tonelli.
Agricultores blancos que fueron expulsados de
Zimbabwe, quienes perfeccionaron técnicas de cultivo intensivo durante
décadas, fueron contratados para gestionar las operaciones de Chayton.
El director de la explotación en Mkushi, Stuart
Kearns, se convirtió en agricultor siendo un adolescente después de que
mataran a su padre en la guerra civil de la antigua Rhodesia.
Promesas y obstáculos
A pesar de su experiencia en Zimbabwe, es optimista sobre el futuro de la agricultura en Zambia.
"Hay un potencial enorme aquí y creo que la
clave en África es intentarlo una y otra vez. Eso es algo que se aprende
cuando se crece aquí".
Chayton promete "crear trabajo, introducir
técnicas agrícolas sostenibles… suministrar apoyo y entrenamiento a los
campesinos locales".
Pero hay obstáculos importantes:
infraestructuras pobres y la burocracia entorpecen que Zambia se
convierta en un gran exportador de comida al continente. De momento,
Chayton sólo produce para el mercado interno.
En una entrevista con el programa de la BBC
Newsnight, el vicepresidente del país, Guy Scott, quien también es
agricultor, se mostró escéptico ante algunos de los reclamos realizados
por la compañía.
"Soy muy escéptico porque estuve por allí
mucho, sé cómo son las propuestas y las justificaciones en el juego de
las inversiones y diría que el 90% de lo que se promete resulta no ser
cierto… No necesariamente por un interés económico o un fraude
deliberado".
"Creo que las personas esperan lo mejor. Creen
que va a funcionar y el gobierno también. Entre todos nos esperanzamos. Y
entonces te encuentras con que no tuvimos tanto impacto social ni
económico como habíamos esperado".
Riesgos para la población
Scott teme las consecuencias sociales de una
posible pérdida de puestos de trabajo debido a que la mecanización del
campo desplace a la mano de obra local.
"Pienso que el principal problema es que la
población de Zambia es cuatro veces mayor que su economía. Y creo que
ése es el peligro de la agricultura intensiva a gran escala. Tiende a
ser intensiva desde el punto de vista del capital y a no crear puestos
de trabajo. Al mismo tiempo tiende a desplazar a las personas que
pierden su trabajo en la agricultura de subsistencia".
Chayton reconoce que sus métodos modernos de
cultivo ya produjeron pérdidas de empleos, pero insisten en que a medida
que el negocio crezca se crearán puestos de trabajo en empresas
relacionadas.
"Sí, a corto plazo, parte de los empleos poco
cualificados desaparecen como consecuencia de la mecanización, pero
estamos construyendo un negocio a gran escala que a medio plazo creará
otros trabajos", señala Tonelli.
"Tenemos que ser capaces de formar personas para
que hagan labores cualificadas que les permitan desarrollar su carrera
en la agricultura o encontrar un empleo en otro sector".
Los agricultores de subsistencia con los que se
habló para elaborar este reportaje se mostraron favorables al principio
de la agricultura comercial, pero todavía está por ver cómo les
reportaría algún beneficio.
Chayton sólo lleva operando en la zona durante
un año, pero Brighton Marcikatebe, un granjero de Asa, un pueblo
cercano, asegura que los agricultores comerciales no ayudaron a sus
vecinos más pequeños.
"Si vienen con ayuda, la aceptaremos, pero de momento no ayudaron", indica.
"Tenemos que ser capaces de formar personas para que hagan labores cualificadas que les permitan desarrollar su carrera en la agricultura o encontrar un empleo en otro sector"
Dabney Tonelli, Chayton Africa
Los lugareños también se quejan de que no tienen
acceso al capital. La mayor parte de la tierra en Zambia es propiedad
del Estado y es administrada por los jefes locales.
Sin títulos legales, los pequeños granjeros no
pueden obtener créditos bancarios con los que comprar maquinaria y
expandir su producción.
Pero según Scott, los agricultores de Zambia pueden esperar un trato mejor.
"Fuimos elegidos por los zambianos y sus
intereses son lo primero. Si sus intereses pueden coincidir con los de
los mercados internacionales, entonces estupendo, pero ak fin y al cabo
somos responsables de su protección, de su protección social".
Hacer que el cumplimiento de ese compromiso sea
compatible con los acuerdos firmados con inversores extranjeros
requerirá de una habilidad política considerable.
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