CULTURA VIVA
Autor Lincoln López
“Crear es descubrir lo que no se
conoce. Es parecerse a un niño,
o no parecerse…Un creador, al mirar
hacia adentro para volverse
niño, va descubriendo todo lo que no
se ve”.
A este creador santiaguero de mirada penetrante nacido en
1936 lo conocí siendo estudiante universitario cuando llegó desde la capital a
dirigir del Grupo de Teatro de la UCMM. Venía precedido de una fama dada por su
magistral interpretación escénica del personaje Gabriel en la obra “Los
Actores” de Franklin Domíguez. Fue elegido el actor del año. Incursionó con
éxito en el cuento, la poesía, la dramaturgia…
“En la calle Las Damas, sede de la
Cédula y del Panteón Nacional,
me pusieron un saco viejísimo, me
sentaron en una silla y
fotografiaron, convirtiéndome en un
“ciudadano”. Desde
entonces, nadie más volvió a
conocerme”.
Integrante del Teatro de
Bellas Artes, del grupo “El Puño” que aglutinara a brillantes intelectuales
dominicanos como René Del Risco. Militante del Movimiento Clandestino del
‘Catorce de Junio”, “es hecho preso y torturado por sus actividades anti
trujillistas y torturado en la 40.
Formó parte de las fuerzas
constitucionalistas en la revolución de abril en el ‘Comando Elías Bisonó”.
Profesor, director del Centro de Investigaciones Literarias de la Biblioteca
Nacional y director creativo de varias empresas publicitarias. Ganador de
varios premios nacionales e internacionales. Autor de “Sábado Verde” y
“Mairení”.
“El rico tiene tiempo para hacer dinero,
el pobre para buscar dinero,
y el del medio para soñar con
dinero”.
Su labor como director
teatral en Santiago de los Caballeros, marcó un antes y después de su notable
labor en el “Proyecto No.1”, “Don Juan del 71”, “El Ultimo Instante”,
presentada durante tres meses y dos funciones diarias, en un hecho sin
precedentes en esta ciudad. Este monólogo catapultó al prestigio y al
reconocimiento general por su talento a la actriz Elvira Grullón.
“Teatro en
las aulas”, “La obra que no tiene nombre”, “Los asesinos”, “Los clavos”, “La
mujer que llegaba a las seis”, “Tres puertas para dos solteronas”, “Y después
las cenizas”…
“Mientras más profundo sea un hombre
más sencillo será ese hombre
y menos complicadas serán sus
manifestaciones”.
Esta y sus otras reflexiones
plasmadas en su obra “El Poder de la creación” constituyen una extensión de sus
“acciones físicas”. El poeta Mateo Morrison dice en esa obra que “la
creatividad y la dignidad se juntaron como una fuerza ética y estética en Rubén…”.
“La vida es tan sabia que todo tiene
en ella su valor…
hasta la ignorancia”.
En el Liminar de la obra
“El Poder de la creación” el intelectual José Rafael Lantigua, manifiesta que
‘Uno lo creyó siempre poeta, aunque nunca lo fue. Conocimos la obra y el
ejercicio humano y literario de este hombre buenote de nuestra vida cultural,
apreciado grandemente por toda una generación que conoció de sus aportes a las
mejores causas del país”.
“Aquel hombre abrió su agenda y vio
que el martes le tocaba morirse”.
Rubén Darío Echavarría
Hernández, el poder de la creación y el ejemplo de un magnífico ser humano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu opinion nos ayuda a crecer