Autor Fernando Rodríguez
Céspedes
El previsible crecimiento
de la candidatura presidencial de Danilo Medina ha
provocado nerviosismo en
los predios del Partido Revolucionario Dominicano y llevado a su candidato
presidencial, Hipólito Mejía a arreciar sus críticas al Gobierno y a repetir
las promesas de lo que haría de llega al
poder.
Esto era de esperarse
puesto que Hipólito estaba solo en la cancha y ahora tiene un contendiente que
además de un discurso de estadista, tiene a su favor que no ha sido presidente, por lo que las críticas
al gobierno, del cual se distanció en un
momento dado, no les atañen ni son de su responsabilidad personal.
Hipólito, por el contrario,
tiene en su haber un desastroso gobierno cuyos resultados están latentes en el recuerdo de los dominicanos y cuyas
decisiones económicas, gravitarán por muchos años sobre las espaldas del pueblo
que, por generaciones, pagará las consecuencias de sus desaciertos como el caso
Baninter.
Su discurso es pobre, repetitivo
con pretensiones de hacerse el simpático
ofreciendo lo que no hizo cuando tuvo la oportunidad, con el Congreso y los
demás poderes del Estado subordinados a su voluntad, como fue cumplir con la
ley en lo concerniente a la aplicación del 4% del PIB a la Educación.
Contrario a esto, se
recuerda la ocasión en que desvió fondos de Educación a la Secretaría de las
Fuerzas Armadas y cuando habla de combatir el narcotráfico y la corrupción uno
no puede evitar recordar el caso Quirino y la “Pepe Card”, para solo citar dos
casos de los muchos que se dieron en su gobierno.
Los estrategas del PRD
están preocupados porque en adición a todo esto, no han logrado unificar el
partido en torno a la candidatura de Mejía contrario al PLD que ya se unió en
apoyo a Danilo de quien se espera escoja a la Primera Dama como compañera de
boleta para dar a las pretensiones de Hipólito,
“el tiro de gracia”.
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