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viernes, 28 de octubre de 2011

Se trata simplemente… de justicia

Autor Benjamín García
Intelectual mocano
ww.villabega.blogspot.com
www.paratrillarcaminos.blogspot.com

No se trata de volver a teorías en deuda con la humanidad.  Rescatar conceptos engavetados tras décadas de luchas ideológicas.  Regresar sobre filosofías trilladas y algo perturbadas por la extraña reacción humana ante la propuesta de sus valores.  No es repetir la historia de provocar las masas irredentas y lanzarlas al abismo del desconcierto.  No es desandar las bibliotecas y desentrañar viejos dichos,  escribirlos sobre las paredes del pueblo o gritarlos en movilizaciones sofocadas a gas y tiros.


Es reinterpretar la historia, reconocer los nuevos lenguajes y redescubrir el corazón del hombre.  Sus aspiraciones, a principio de un siglo radicalmente diferente a los anteriores.  Sus anhelos de cambios.  Acompañarlo en la difícil tarea de rearmar utopías y reinterpretar los sueños, Hacerle creer de nuevo en sus fuerzas, en su potencial para convertirse en agente protagonista de su futuro. 

Convencer a la humanidad de que todavía se puede andar cobijado por la esperanza, sin que la sombrilla tenga color o insignia.  Persuadir a aquellos que han decidido pedir parada, asqueados ante tanta desfachatez.

Los modelos, como todo en la vida, se agotan, tienen fecha de caducidad, aunque no la traigan impresa en la tapa.  Las últimas dictaduras ven llegado su fin.  Lideres que parecieran rocas inmutables, van cayendo con toda su carga de muertes y miseria, de intolerancia y opresión.  Igual los esquemas de una estructura económica brutal y desconfiada.  Esta especie de marcha hacia la nada con abismo incluido. Una cuenca profunda, por donde corren ríos de oro cuyo destino son apenas unos pocos bolsillos manchados de dudas, y cuyo fondo pareciera no tener fin.

Unos bolsillos egoístas, insaciables y en ocasiones perversos.  El hombre alguna vez debió reivindicar su condición de propietario medio, para arrancar algunas tiras, un pedazo de pan o una pieza de algodón para dormir en paz.  Dejando en el propósito jirones de su piel, pues esos ríos de riqueza infinita corren gracias a su trabajo, al sudor de sus entrañas y la justicia le grita su pertenencia.   

Se trata justamente de ella.  Si me sobra un poco de alimento en el plato, a alguien ha de corresponderle, por justicia.  Corroboro la máxima del poeta, “el dinero ha de tener fecha de vencimiento para que nadie pueda acumularlo y mucho menos usarlo en contra de nadie”.  No es posible tanta riqueza, tanto valor acumulado y sin embargo tantas lágrimas derramadas por necesidades elementales. 

Si no construimos la carretera no tendremos por donde movernos, si el puente no se levanta, la otra orilla nos será infinita.  Pero si no le alimentamos, el niño no tendrá las fuerzas para desplazarse sobre ellos.  Las bibliotecas, los estadios, los grandes centros urbanos necesitan atención, en estos espacios discurre la vida.  Pero como en el teatro, que lo único indispensable es el actor, aunque falten las luces, la utilería y el propio maquillaje, así es la vida, lo más importante es el hombre.  Si no tiene la educación y los valores, como tal pasa, no acudirá jamás a alimentar su espíritu en uno de estos espacios fastuosos.

Y es que hay  mucho dinero generando ganancias para unos pocos y poco de este produciendo riquezas para las grandes mayorías.  No hacemos nada con papeles bancarios, cuando esos recursos hacen falta para construir industrias, levantar barriadas, para poner la tierra a producir.  Diez pesos invertidos en un surco son más importantes que miles encerrados en bóvedas frías.  Quizás esta sea la sinrazón de este tiempo.  

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