La
gente con una vida social rica y ocupada parecen presentar un mayor
tamaño de la amígdala, una estructura ubicada en la profundidad del
cerebro.
El hallazgo, dicen los científicos en la revista Nature Neuroscience, confirma resultados similares descubiertos en estudios con primates.
La amígdala también ha sido vinculada en el pasado a las emociones y al estado mental del ser humano.
Según
los investigadores del Hospital General de Massachusetts y de la
Escuela Médica de Harvard, en Estados Unidos, el nuevo hallazgo sugiere
que la amígdala pudo haber evolucionado en el ser humano para manejar
mejor las redes y vínculos sociales.
"Sabemos
que los primates que viven en grupos sociales grandes tienen una
amígdala más grande", afirma la profesora Lisa Feldman, quien dirigió
el estudio.
"Cuando estudiamos a otra
especie de primate, el ser humano, encontramos que el volumen de la
amígdala se correlaciona de forma positiva con el tamaño y complejidad
de las redes sociales de los humanos adultos", agrega.
Los científicos pidieron a 58 voluntarios sanos que enumeraran sus contactos y redes sociales y la complejidad de éstas.
Para
ello se les pidió que respondieran a un cuestionario estándar que medía
el número total de contactos sociales regulares que cada participante
mantenía y el número de grupos distintos a los cuales estos contactos
pertenecían.
Los participantes, que tenían
entre 19 y 83 años, fueron también sometidos a un escáner cerebral de
imágenes de resonancia magnética para medir el tamaño de varias
estructuras cerebrales, incluida la amígdala.
Los resultados mostraron un vínculo entre el tamaño de la amígdala y el tamaño de las redes sociales.
Cerebro social
Encontramos que el volumen de la amígdala se correlaciona de forma positiva con el tamaño y complejidad de las redes sociales de los humanos adultos
Prof. Lisa Feldman
Según
los investigadores, el hallazgo confirma la llamada "hipótesis del
cerebro social" que sugiere que la amígdala humana pudo haber
evolucionado para poder manejar la creciente complejidad de la vida
social del individuo.
"Estamos llevando a
cabo más investigaciones para tratar de entender mejor cómo la amígdala
y otras regiones del cerebro están involucradas en la conducta social
de los humanos", afirma la doctora Feldman.
"También
estamos tratando de entender cómo las anormalidades en estas regiones
cerebrales pueden alterar la conducta social en las enfermedades
neurológicas y psiquiátricas", agrega.
Estudios en el pasado también han vinculado a la amígdala con el procesamiento de las reacciones emocionales, incluido el miedo.
Varios estudios llevados a cabo con animales habían demostrado esa asociación.
Pero
una investigación reciente llevada a cabo en la Universidad de Iowa,
logró demostrar por primera vez el vínculo en el ser humano.
Los
científicos descubrieron que una mujer cuya amígdala había quedado
destruida debido a una enfermedad, era incapaz de experimentar
cualquier tipo de miedo.
Los
investigadores creen que la amígdala podría ser un objetivo importante
en el desarrollo de nuevos tratamientos para trastornos como el de
estrés postraumático.
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