Autor: Carlos Antonio Cota Lama
Columnista invitado
Al decir verdad en la República Dominicana
todos los días aparecen grupos de personas que buscan la manera de
llamar la atención de la manera que sea para adquirir notoriedad en los
medios de comunicación, como es el caso de los promotores de “Educación
digna”, antes fue el Peregrino y después han surgido otros Juan Pablo
Duarte, defensores de la patria que conformamos todos los dominicanos.
Desde la promulgación de la Ley General de
Educación No.66-94, hace ya unos 16 años, está establecido el 4% del
producto bruto interno (PBI) destinado para la educación, sin embargo
nunca he ha podido aplicar y hoy día estos patriotas pretenden imponer
una camisa de fuerza al gobierno del Presidente Leonel Fernández, para
tratar de doblegarlo con dos o tres holgazanes que se han dedicado a
esta practica, conscientes de que no lo lograrán.
Estamos conscientes no que el Estado debe de
utilizar no el 4% si no el porcentaje necesario para que la República
Dominicana pueda salir del atraso educativo en que se encuentra donde
aún contamos con una alta tasa de analfabetos, pero debemos partir de
la realidad como nación y entender que los compromisos de la deuda
externa, con el Banco Mundial, el Banco Interamericano, la Banca
Mundial y Nacional imposibilitan al Estado y así ha quedado demostrado,
cumplir con el famoso 4%, si no pregúntenselo con sinceridad a los que
nos han gobernado desde el año 1994 hasta la fecha, que dicho sea de
paso no ha sido un solo gobernante.
Debemos reconocer que la gran mayoría de los
legisladores que trabajaron y aprobaron en el conocimiento de la ley
66-94 y de muchas otras leyes que asignan porcentajes del Producto
Bruto Interno (PBI), no tenían ni aún tienen el más mínimo conocimiento
de la capacidad de endeudamiento del país y de los compromisos que hay
que honrar llueve, truene o vente, sin fallar mes tras mes.
Sin embargo levantan la mano y algunos hasta los
pies cuando el hombre del maletín aflora por el Congreso, en busca de
aprobaciones que responden más a los intereses comerciales que a los
intereses de la soberanía nacional y por eso cada día que pasa la
República Dominicana se convierte en dependiente de otras naciones,
para su desarrollo y el crecimiento económico, como ocurre con el
turismo, con el fondo Monetario Internacional, etc. etc. etc.…
A todo esto se suma los que se enganchan a
políticos que hoy día están en la oposición que no desperdician el más
mínimo acontecimiento que surja en el país, para salir al frente a
respaldar los nuevos patriotas que no son más que grupúsculos de
personas sin visión en su gran mayoría tránsfugas y resentidas
sociales, pues no saben vivir con lo que tienen, pretendiendo vivir de
lo que quieren.
El nuevo Congreso debería si se respetase un
poco, modificar la ley 66-94 y readecuarla a la realidad económica del
país y si es un 2% ó un 3% que se puede otorgar para la educación
hacerlo y no caer en el supuesto prorrateo año tras año, como ocurrió
con la Ley 166-03, que asignaba prorrateado un 10% a los Ayuntamientos
del País sin embargo a la fecha y de eso también hace ya 7 años, apenas
se le ha podido otorgar un 6.5% en los últimos 3 años de manera
inalterable, ante la imposibilidad de nuestra economía.
Que más quisiera el Presidente Leonel Fernández
Reyna cumplir con esta Ley, pero debemos recordar que nadie está
obligado a lo imposible y en estos momentos y bajo las condiciones en
que se encuentra la economía dominicana se puede hacer magia para poder
cumplir con el 4%, no importa las movilizaciones que hagan, las rueda
de prensa, los piquetes y cuantos reclamos hagan porque con ello ha
quedado al desnudo que lo han politizado y el movimiento ha perdido la
credibilidad.
Estos patriotas deberían incursionar en la
política, aspirar hasta llegar a ser legisladores (Senadores (as) ó
Diputados (as), para que vean que desde fuera se ven con unas lentillas
todo muy fácil, pero que desde dentro hay que utilizar unos bifocales
para enfrentar la cruel realidad que se encuentran en el camino.
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