La decisión de una corte regional alemana de
prohibir las circuncisiones provocó consternación entre judíos y
musulmanes y puso en el centro del debate hasta dónde debe llegar el
derecho de los padres a tomar decisiones por sus hijos.
Una corte de Colonia decidió el mes pasado que
esta práctica ancestral equivale a una lesión corporal de gravedad en
los niños, por lo que se debe esperar hasta que cumplan los 14 años y
puedan decidir por sí mismos.
Las grandes comunidades de judíos y
musulmanes de Alemania han puesto el grito en el cielo y cuentan con el
apoyo de la principal asociación médica del país.
Incluso la canciller, Angela Merkel, dijo que
las comunidades judía y musulmana deben tener el derecho de continuar
con la práctica de la circuncisión. A través de un portavoz, Merkel se
mostró en favor de la libertad religiosa.
"La circuncisión realizada en forma responsable
debe ser posible sin castigo", sentenció al respecto el portavoz de la
canciller, Steffen Seibert.
El caso surgió a raíz de la circuncisión de un
niño musulmán de cuatro años, quien tuvo que ser trasladado al Hospital
Judío de Berlín por complicaciones. Según el tribunal, el médico que lo
circuncidó le produjo un cambio permanente e irreparable con un
instrumento peligroso.
Finalmente, el médico fue absuelto y el tribunal
decidió que, aunque la circuncisión es ilegal, el doctor podía no
haberlo sabido por tratarse de una práctica que se ha llevado a cabo
durante tanto tiempo que parecía legal.
Pinchas Goldschmidt, representante de la
Conferencia Europea de Rabinos, equiparó esta prohibición a la de vetar
la construcción de minaretes en Suiza o el uso de la burka en Francia.
"Es el peor ataque que hemos recibido desde el
Holocausto", denunció. También hizo un llamamiento a la comunidad judía
en Alemania a seguir practicando la circuncisión. Lo hizo durante un
encuentro de rabinos ortodoxos que tuvo lugar en Berlín en los últimos
días. "No vamos a cambiar una tradición de 4.000 años de antigüedad",
anunció tajante.
Riesgo sanitario
Los rabinos invitan a seguir practicando
circuncisiones y no esperan un cambio en la ley. Pero las condiciones
higiénicas fuera de un hospital no suelen ser óptimas, por lo que el
problema religioso puede devenir rápidamente en un riesgo sanitario.
"Si yo tuviera un hijo recién nacido, acudiría a
mi rabino para practicar la circuncisión. Si los hospitales no pueden
ayudarnos, serán ellos los que lo hagan a partir de ahora, aunque tenga
que hacerse en casa, como en el pasado", reconoce a BBC Mundo Stephanie
Mass, una enfermera veinteañera que precisamente trabaja en el Hospital
Judío de Berlín y celebra la postura de los rabinos.
Como explica Stephen Evans, corresponsal de la
BBC en Berlín, esto coloca a la profesión médica en un gran dilema. El
doctor Frank Montgomery, presidente de la Asociación de Médicos
Alemanes, le dijo a la BBC: "esto deja a los médicos en un atolladero
jurídico. Estamos convencidos de que la circuncisión se realiza mejor
bajo condiciones médicas en un hospital".
"Esto, obviamente, ya no es legalmente posible,
por lo tanto tenemos que aconsejar a nuestros médicos no llevar a cabo
estas operaciones, porque se corre el riesgo de acabar en los
tribunales".
El Hospital Judío de Berlín, que lleva 250 años
realizando circuncisiones, ya ha dejado de hacerlas. Su director médico,
el profesor Kristof Graf, dijo: "Hemos tenido que suspender cinco
cirugías ya programadas y las familias están completamente devastadas y
molestas".
Turismo médico
Los musulmanes, por su parte, han advertido que los devotos llevarán a sus hijos al extranjero para ser circuncidados.
Los tiempos para practicar la circuncisión
varían según el credo. Para los judíos tiene que ser hecha en el octavo
día después del nacimiento, mientras que los musulmanes pueden esperar
más tiempo.
"¿Qué hay de los padres que les perforan las orejas a las niñas?"
Frank Montgomery, presidente de la Asociación de Médicos Alemanes
Así que para los judíos el problema es más urgente. La circuncisión se realiza desde hace siglos por mohels
- personas designadas para realizar las circuncisiones- pero muchos
prefieren las garantías que ofrecen los servicios médicos formales.
Asif Mohammed Sadiq, uno de los líderes en la
mezquita de Katijah de Berlín, le dijo a la BBC: "Una posibilidad es el
turismo médico para que quienes consideren fundamental circuncidar a sus
hijos viajen a sus países de origen.
"No quiero que los niños pequeños que nazcan en
Alemania tengan que trasladarse a otro país, tal vez un país del tercer
mundo donde personas laicas sin instrucción médica les corten el
prepucio", afirmó.
Mutilación
Los defensores de la sentencia dicen que no tiene nada que ver con la religión, sino que es sólo una interpretación de la ley.
Para emitir su fallo, el tribunal de Colonia se
basó en gran medida en la opinión de un profesor de la Universidad de
Passau, en Baviera, Holm Putzke, que ha escrito un artículo en una
revista para abogados en Alemania aplaudiendo la decisión.
"Después de que se haya calmado la indignación visceral, es de esperar que haya una discusión acerca de la violencia por motivos religiosos contra los niños", escribió.
"Después de que se haya calmado la indignación visceral, es de esperar que haya una discusión acerca de la violencia por motivos religiosos contra los niños", escribió.
El periódico Die Welt escribió: "La
circuncisión de los niños musulmanes es tan execrable como la costumbre
arcaica de la mutilación genital de las niñas, es un instrumento de
opresión y debe ser proscrita".
El fallo del tribunal se refirió también a los derechos de los padres para tomar decisiones en nombre de sus hijos. La sentencia afirma: "No hubo consentimiento por parte del niño, que tenía cuatro años en ese momento y no tenía la edad suficiente para comprender la situación".
El fallo del tribunal se refirió también a los derechos de los padres para tomar decisiones en nombre de sus hijos. La sentencia afirma: "No hubo consentimiento por parte del niño, que tenía cuatro años en ese momento y no tenía la edad suficiente para comprender la situación".
Pero eso, según Montgomery, abre la caja de
Pandora. "¿Qué hay de los padres que les perforan las orejas a las
niñas?", se pregunta.
De hecho, se pregunta qué derecho tienen los
padres a imponerles una religión a sus niños. "Con el bautismo, el
cristianismo se les impone una posición religiosa a los bebés".
"Y creo que nuestro Tribunal Constitucional
tiene que decidir sobre este derecho, que fue la base jurídica de la
sentencia de Colonia", afirma.
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