Uno de cada siete casos de
cáncer estomacal podría evitarse si la gente limitara su consumo de sal a
los seis gramos diarios que se recomiendan.
Sin embargo, según un estudio en el Reino Unido del World Cancer Research Fund (WCRF),
Fondo Mundial para la Investigación de Cáncer, el consumo promedio de
sal en la población es de 8,6 gramos, 43% sobre el límite recomendado.
La sal no sólo incrementa el riesgo
de cáncer, también puede conducir a un aumento en la presión arterial,
lo cual es un factor de riesgo de enfermedades del corazón y
cerebrovasculares.
Los científicos del WCRF están pidiendo que se
establezca un sistema estandarizado de etiquetado para hacer más claro
al consumidor la cantidad de sal, grasa y azúcar que contiene un
producto.
Porque no sólo se trata de no espolvorear sal
sobre nuestros alimentos. La vasta mayoría de la sal que consumimos está
ya en el alimento que compramos.
Según el organismo, 75% de la sal que comemos
proviene de los alimentos procesados como comidas preparadas, queso,
papas de bolsa, pan, galletas y carne procesada.
El otro 25% lo añadimos cuando preparamos los alimentos o en la mesa.
Diagnóstico difícil
Cada año hay unos 980.000 casos de cáncer estomacal en el mundo.
Aunque las infecciones, el consumo de alcohol y
el tabaquismo son factores de riesgo importantes, la dieta también juega
un papel en la enfermedad.
El Fondo calcula que 14% de los casos de cáncer
podrían evitarse si todos limitaran su consumo de alimentos salados y
sal a 6 gramos diarios.
"Esto coloca aún más énfasis en cambiar el estilo de vida para evitar que la enfermedad ocurra en primera lugar, por ejemplo reduciendo el consumo de sal y comiendo más frutas y vegetales"
WCRF
El cáncer estomacal tiene una alta mortalidad
-800.000 muertes cada año en el mundo- porque a menudo la enfermedad se
diagnostica cuando está en sus etapas avanzadas.
Esto la convierte en la segunda causa de muerte por cáncer en el mundo, después del cáncer pulmonar.
"El cáncer estomacal es difícil de tratar con
éxito porque la mayoría de los casos no se detectan sino hasta cuando la
enfermedad ya está bien establecida", afirma Kate Mendoza, jefa de
información del WCRF.
"Esto coloca aún más énfasis en cambiar el
estilo de vida para evitar que la enfermedad ocurra en primera lugar,
por ejemplo reduciendo el consumo de sal y comiendo más frutas y
vegetales".
"Debido a que 75% de la cantidad de sal que
consumimos ya está en los alimentos procesados que compramos, en el WCRF
nos gustaría ver un etiquetado con luces de semáforo al frente de los
paquetes de alimentos y bebidas para tener una mejor guía sobre los
niveles de sal, azúcar, grasa y grasa saturada".
Este tipo de etiquetado coloca colores que
denotan el contenido nutricional del producto: rojo para alto contenido,
ámbar para mediano y verde para bajo.
La forma de etiquetado, sin embargo, es un
asunto muy controvertido entre los productores de alimentos y
supermercados en todo el mundo.
Otras organizaciones también están pidiendo un sistema de etiquetado estandarizado.
"Esta investigación confirma lo que un estudio reciente de Cancer Research
ya demostró: demasiada sal contribuye considerablemente al número de
casos de cáncer estomacal", señala Lucy Boyd, de la organización CancerResearch Uk.
"La mejora de los etiquetados, como los que
incluyen el sistema de semáforo, podría ser un paso útil para ayudar a
los consumidores a reducir su consumo", agrega.
El cáncer estomacal es el cuarto tipo de cáncer más común en el mundo.
Cerca de 72% de los casos de la enfermedad
ocurren en los países de medianos y bajos ingresos. Y la incidencia más
alta está en los países del este de Asia y América Central y del Sur,
principalmente en Honduras, Guatemala y Ecuador.
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