Escrito por Antonio Regalado |
Dentro de todo el dolor que
nos embarga a causa de la partida de mi madre y de mi hija ahora se suma
otro muy profundo y contundente, la muerte de Adriano "Nani" Marrero.
Nuestro amigo y hermano de toda la vida.
Nuestro amigo y hermano de toda la vida.
Es mucho lo que puedo decir debido al alto grado de familiaridad y calor humano que nos unió desde los días de la juventud. Fué un luchador incansable por el bienestar de su familia, su inspiración cuando enfrentaba a cualquier boxeador era su parentela 'Doña Asia, su madre, Don Manuel Marrero, su padre, Yuya, Teresa "Teté", Carmen, Ochina, sus hermanas, Polito, Manuel y Rafael, sus hermanos.
Los valores de familia fueron el eje fundamental de su vida y su carrera.
ÉL fué inmenso como boxeador y como ser humano, un trotamundo del ring que nunca se prestó a trampas ni mañoserías, recuerdo cuando después de haber vencido a un invicto rival en Miami, me reservo el nombre , le propusieron una buena oferta para la revancha pero para que se tirarara en dos o tres rounds dando la apariencia de un nocaut, a lo que dijo, "Mejor muerto, mi dignidad primero", y déjenme decirle, era una oferta muy tentativa, yo estuve ahí.
Viene a mí memoria cuando asistimos a Venezuela a la pelea por el campeonato mundial Welter Junior{140 libras} frente a Antonio Cervantes- Kid Pambelé-, una conversación de su entrenador cuando este le dijo que ante la posibilidad de un mal momento estaba planeando tirarle la toalla a lo que Nani reaccionó diciendo 'Mejor muerto antes de hacerme eso".
Habrá tiempo para escribir todo de los obstáculos que enfrentó para salir adelante, y de la discriminación de fué objeto de parte de ciertas personas que para aquel entonces eran autoridades y manejadores de este deporte en la nación dominicana.
Hay gente en este país de mucha hipocresía, que le hicieron la vida imposible y le produjeron profundas heridas a mi hermano que se acaba de ir, pero él siempre supo salir adelante, sin odios ni rencores, ni raíces de amargura contra nadie, como Dios lo ayudó, y se pudo convertir en una estrella dentro de un mundo oscurecido, como lo es el boxeo.
Un abrazo hermano, guerrero del cuadrilatero, de la patria y de la vida, vete en paz.
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