Vistas de página en total

viernes, 20 de julio de 2012

Expandilleros de Los Ángeles en misión de paz con maras salvadoreñas

Viajan desde Los Ángeles a El Salvador con una misión: asistir en el proceso de control de la violencia y la tregua de pandillas del país centroamericano.


El Concejo Trasnacional de Apoyo al Proceso de Pacificación de El Salvador (Ctappes), como se da en llamar el grupo, está integrado por activistas sociales, representantes del gobierno municipal, expertos en asistencia psicológica y, notablemente, de expandilleros rivales de las calles angelinas y hasta familiares de víctimas de ataques perpetrados por las maras.
La intención es cooperar en la tregua que establecieron desde marzo pasado la Mara Salvatrucha y su principal rival, Barrio 18.

"En un país como El Salvador, donde gran parte de la clase media vive fuera y existen grandes necesidades económicas, es necesario hacer participar a los inmigrantes. Esta violencia es un asunto internacional", le señaló a BBC Mundo Paula Cruz-Takash, presidenta de la Comisión de Relaciones Humanas de la ciudad de Los Ángeles y parte del comité que viaja a San Salvador este viernes.

Considerada una de las capitales pandilleras por antonomasia en Estados Unidos, Los Ángeles ha puesto a prueba programas para el control de bandas delictivas durante más de 30 años.

Pero, además, le cabe una responsabilidad adicional en el fenómeno de las maras salvadoreñas: la Salvatrucha y la 18 surgieron en los barrios hispanos de esta ciudad californiana, en los años '80, alimentadas por la pobreza y la marginalidad que rodeó a muchos de los migrantes de Centroamérica.

Fenómeno trasnacional

Las pandillas salvadoreñas de California fueron, en principio, una vía de protección para quienes llegaban escapando de la guerra civil, frente a grupos ya establecidos de mexicanos y afroamericanos.

Cuando el gobierno estadounidense comenzó a deportar pandilleros, la violencia halló un camino de regreso.

Segunda tasa mundial de homicidios

En la lista que elabora la Organización de Naciones Unidas, El Salvador figura segundo entre los países con tasas más elevadas de homicidio en el mundo, detrás de su vecino Honduras.

El índice de 2011 fue de 71 muertes por cada 100 mil habitantes (Honduras tiene 87).
Tras el anuncio de la tregua entre la Mara Salvatrucha y la Mara 18, el número de homicidios mostró una reducción “significativa”, según reconoció el gobierno.

Según datos de la Policía Nacional Civil, entre el 1 y el 29 de abril se habían registrado 147 asesinatos, 55% menos que en el mismo período de 2011.

"Las deportaciones desde Estados Unidos juegan un papel muy importante: son miles de jóvenes a lo largo de los años que han sido deportados, muchos después de haber estado en cárceles estadounidenses y sin familias ni lazos en El Salvador, donde continuaron con el reclutamiento para mantener activas sus organizaciones", le dijo a BBC Mundo Luis Cardona, encargado de programas de prevención de violencia juvenil en el estado de Maryland.

En un país de unos seis millones de habitantes, los mareros suman más de 20.000, según el Departamento de Estado estadounidense. Otros elevan la cifra a 50.000, con casi un tercio de ellos tras las rejas.

En marzo pasado, portavoces en prisión de la Mara Salvatrucha (conocida también como MS-13) y la Mara 18 difundieron una carta en la que acordaban una tregua entre bandas, con el fin de contribuir a la pacificación del país.

En un proceso supervisado por el obispo castrense Fabio Colindres y el exlegislador Raúl Mijango, una treintena de mareros recibió a cambio permiso para contactar a sus familias y el traslado a una prisión con menos restricciones.

Con la tregua en marcha, el número de homicidios mostró una reducción "significativa", según reconoció el propio gobierno: en abril, el primer mes relevado tras la tregua, se registraron 147 asesinatos, 55% menos que en el mismo período de 2011. Cinco muertes por día donde antes había 14.

Dos programas

"La policía ha entendido que necesita la cooperación de personas que han estado en pandillas y tienen cierto liderazgo, para diseminar información e intervenir en crisis internas de las maras"
Alex Sánchez, director de Homies Unidos en Los Ángeles
Según los portavoces de Ctappes, los mismos pandilleros salvadoreños han solicitado la intervención de sus compatriotas del extranjero, para un proceso que incluso sus promotores reconocen como frágil.

"Si el cambio ha venido de esa gente en las prisiones, puede funcionar, porque no les ha sido impuesto. Pero es necesario crear una red de apoyo y tener paciencia… esto es un proceso largo", opina Juan Pacheco, expandillero que ahora trabaja en la organización Barrios Unidos.

El modelo que Los Ángeles "exportará" al país centroamericano está basado en dos estrategias: la intervención por parte de expandilleros en las calles y en las cárceles –una receta que la policía angelina tardó mucho en aceptar– y luego la reinserción de mareros redimidos.

"Es necesaria la cooperación de personas que han estado en pandillas y tienen cierto liderazgo, para diseminar información e intervenir en crisis internas de las maras y así reducir la violencia hacia afuera", le señaló a BBC Mundo Alex Sánchez, reconocido "intervencionista" y director de Homies Unidos, organización que trabaja con exmiembros de bandas en California.

Por su parte, la MS-13 y la 18 se han comprometido a respetar las escuelas como zonas de paz y a suspender el reclutamiento de nuevos miembros.

Escepticismo

Pero no todos se muestran optimistas sobre los alcances de la tregua y el llamado "proceso de pacificación" en el largo plazo.
Maras El Salvador
Durante la presidencia de Francisco Flores se promovió el plan "Mano Dura" contra los maras.
Muchos prefieren la prudencia y consideran que los grupos beligerantes tienen intenciones políticas para anunciar el acuerdo; incluso especulan con que sea un compás de espera para reforzarse y redefinir sus ataques.

Ya en 2004 –bajo el gobierno del entonces presidente Francisco Flores, promotor del plan "Mano Dura" contra las maras–, Salvatrucha y Barrio 18 pactaron un cese de acciones que no prosperó.

Ahora, el gobierno salvadoreño se ha deslindado del proceso. El presidente Mauricio Funes ha negado que se haya recompensado a las pandillas para conseguir la tregua, cuyo avance adjudicó a la mediación de la Iglesia católica.

Los mismos mareros no consideran al gobierno como interlocutor válido, lo que ha puesto de relieve la importancia de mediadores como el obispo Colindres y observadores externos como el Ctappes o la Organización de los Estados Americanos (OEA).

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu opinion nos ayuda a crecer