Escrito por Fernando Rodríguez
Céspedes
La venta y consumo de alcohol sin control en nuestro país,
es causa indiscutible de males que van desde accidentes automovilísticos con pérdidas de vidas, mutilaciones, invalidez y daños
materiales, hasta la ola de feminicidios que tan grave y vergonzantemente
lacera a nuestra sociedad.
Estadísticamente, los organismos correspondientes dan
cuenta de que más del 60 por ciento de los accidentes de tránsito son
ocasionados por la temeridad o falta de reflejos que provoca en los
conductores, sobre todo de motocicletas, la ingestión de alcohol antes o
mientras se conduce.
Esto, sin contar con el ausentismo laboral o poco
rendimiento debido a las famosas resacas de quienes empiezan a beber “un trago
social” cualquier día de semana para terminar borrachos y con el malestar que
provoca el consumo de alcohol que aunque social y comercialmente es aceptado,
es una droga.
Esta droga “desinhibidora,” ha contribuido a llevar el
luto, el dolor y la destrucción a miles
de familias dominicanas víctimas de los machos envalentonados que golpean a
esposas e hijos, agresiones que muchas veces terminan con el
asesinato.
Da pena ver a muchos de nuestros jóvenes visitar noche tras
noche las discotecas, y a cualquier hora, colmadones y centros de diversión para
consumir un elemento altamente pernicioso para su salud física, mental y
económica. Lo hacen con orgullo y se ufanan de ello como si en lugar de una
afrenta, fuera una virtud.
Ya se ha convertido en un relajo el establecimiento de
colmadones y centros de diversión alrededor de las universidades y hasta de escuelas
secundarias donde es frecuente observar
a los estudiantes con un poste de ron o una fría en horas que debieran utilizar
para el estudio y su preparación.
Hemos llegado al extremo de que existen gasolineras y
otros lugares de expendio de alcohol, que hasta le llevan la cerveza al cliente al
carro, ignorando las leyes que prohíben el consumo de alcohol mientras se
maneja, y lo peor, sin que las autoridades se den por enteradas de esta
situación.
Ninguna sociedad puede progresar sin disciplina por lo
que celebramos la iniciativa del Ejecutivo de someter un proyecto de ley que
regula el expendio y consumo de bebidas alcohólicas,
a sabiendas de los grandes intereses que resultarían afectados de convertirse
en ley dicho proyecto.
Quiera Dios que nuestros congresistas decidan casarse con
la gloria y lo aprueben, pese a las presiones y campaña mediática que surgirán
para torpedear e impedir que pase un proyecto de ley tan positivo para el
devenir de una sociedad que al decir de algunos, consume más litros de alcohol
que de leche.
SANTO
DOMINGO, D.N.
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