"Las guaguas (autobuses) están malísimas, te pasas
dos hora esperando en una parada para hacer un viaje de 15 minutos", nos
explica el estudiante de medicina Roberto Díaz, mientras Jorge Ávila
agrega que "además cuando pasan vienen llenas".
Yamilé González trabaja en la dirección de un
hospital que queda a 15 kilómetros de su casa a pesar de lo cual tiene
que salir a las seis de la mañana para llegar a las ocho. "Pasamos
muchas dificultades para ir al trabajo, las guaguas no vienen o pasan
llenas", se queja.
"La población se lo siente porque no
hay la cantidad de transporte suficiente, más de la mitad de los
ómnibus están parados por falta de piezas de repuesto para repararlos",
explicó a BBC Mundo Luis H. Blanco, inspector de transporte público.
Para conocer las razones que han provocado esta
nueva crisis nacional del sector entrevistamos al viceministro de
Transporte, Eduardo Rodríguez, quien reconoce que alrededor del "30% de
los buses están parados por diferentes razones".
Chinos con corazón estadounidense
Rodríguez explica que "las dificultades
financieras son serias y en estos últimos tres años han tenido un
protagonismo especial, porque cuando usted no tiene dinero es mucho más
complicado tomar una decisión en materia de compra".
Pero existen otras dificultades generadas por
responsabilidad del Ministerio de Transporte (Mitrans) que compró buses
chinos y rusos con motores estadounidenses, a pesar de que el embargo
económico dificulta y encarece la obtención de repuestos.
Fuentes oficiosas afirman que les habían asegurado la venta posterior de partes y piezas pero después no cumplieron.
El viceministro reconoce que "el bloqueo de los
EE.UU. no es falacia" y asegura que en el futuro "eso es algo que hay
que tener presente".
En el transporte público no es donde únicamente
hay vehículos de EE.UU. paralizados por falta de repuestos, ocurre en
diferentes sectores productivos e incluso en Salud Publica, sin que
nadie sepa explicar por qué siguen comprando equipos de ese país.
La lenta marcha de la burocracia
El otro factor determinante en la crisis es que
la empresa importadora cubana que trabaja con el Mitrans tarda meses en
decidirse a comprar los repuestos que le solicitan, tiempo en que el
equipo está fuera de servicio y los usuarios agonizando en las paradas.
Eduardo Rodríguez nos asegura que "eso se está
reformando en estos momentos para crear una empresa comercializadora que
cambie la gestión y que esté más orientada no tanto a cumplir
determinados principios sino a la satisfacción del cliente".
Hasta ahora el proceso es el siguiente: cuando
los vehículos se rompen se saca a licitación las piezas que faltan, se
estudia durante meses las ofertas y después se da el visto bueno a una
de ellas y aún habrá que esperar a que se compre y llegue.
Un proceso que puede demorar hasta un año. Así
que mientras se reorganizan, la gente seguirá sufriendo en las paradas,
los equipos circulando sobrecargados y se hará más difícil poner en
marcha los que están fuera de servicio "porque los vehículos paralizados
continúan deteriorándose", nos explica el viceministro.
Los costos y la organización
Eduardo Rodríguez nos hace notar que hay un
componente financiero que no se puede desconocer, "en la transportación
de pasajeros los niveles de subsidio son muy grandes, porque la
población recibe un servicio totalmente subsidiado".
Agrega que "el costo de un kilómetro recorrido
en trasporte público urbano cuesta prácticamente lo mismo en cualquier
parte del mundo, cerca de 1 dólar", sin embargo, el ciudadano cubano
abona por un pasaje alrededor de US$0,016.
De todas formas más allá de los asuntos
financieros quedan preguntas sin respuesta como por ejemplo por qué hay
en La Habana menos de 1.000 buses en el transporte público y más de
3.000 al servicio de las empresas estatales.
El viceministro nos dice que la mayoría de los buses son tan viejos que no aguantarían más de un par de viajes diarios.
Sin embargo, lo cierto es que muchos de estos
buses circulan por la ciudad vacíos y los fines de semana hacen
excursiones extraoficiales a puntos turísticos bastante lejanos de la
capital.
Tampoco queda muy claro por qué el Mitrans no
organiza por rutas a los miles de transportistas particulares de
pasajeros, para establecer una red que beneficie al usuario, cubriendo
toda la ciudad y no solo aquellos puntos que son más rentables.
Eduardo Rodríguez nos aseguró que "estamos
trabajando en muchas cosas novedosas" pero no quiso adelantar nada
porque "la gente no se merece que estemos anunciando cosas que por una
razón u otra después no se materialicen".
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