Con el acecho de los mercados el
euro enfila su futuro en el Consejo Europeo de este 8 y 9 de diciembre.
Tres salvavidas se cruzan en su camino: la emisión de eurobonos, la intervención del Banco Central Europeo (BCE) y la unión fiscal de la eurozona. Este último es el que quiere la canciller alemana.
Tres salvavidas se cruzan en su camino: la emisión de eurobonos, la intervención del Banco Central Europeo (BCE) y la unión fiscal de la eurozona. Este último es el que quiere la canciller alemana.
Este lunes la canciller alemana Angela Merkel y
el presidente francés Nicolas Sarzoky se reunieron en el Elíseo para
definir los detalles de la unión fiscal de cara al consejo que reúne a
los 27 jefes de estado de la Unión Europea. Allí, sus posiciones
parecieron acercarse, al menos en el rechazo a los eurobonos y el
llamado a una mayor austeridad fiscal.
Merkel, que rechaza los eurobonos y
la intervención del BCE, es partidaria de la unidad fiscal con la
creación de un supraministro o ente que pueda introducir reglas más
rígidas y sanciones a quienes no cumplan los objetivos presupuestarios.
"La crisis no se resuelve de un sólo golpe. Se trata de un proceso de durará años", ha señalado la canciller.
El presidente francés, que apoya un nuevo
tratado pero que se siente acosado por los intereses de la deuda
francesa, era hasta este lunes más proclive a los eurobonos pero
finalmente los ha rechazado como solución. ¿Cuáles son los pros y los
contra de las tres posibles salidas del euro?
La emisión de eurobonos
La gran amenaza del euro son los altos intereses
que se están pagando por las deudas. Si los países no pueden
refinanciar sus deudas se corre el riesgo del impago. En ese sentido la
Comisión Europea ha presentado una propuesta de emisiones de bonos
europeos que sustituyan la deuda nacional. El respaldo sería la propia
unión.
De esta manera los eurobonos garantizarían que todas las naciones de la zona euro puedan pedir prestado a un precio asequible.
Mientras que el Presidente de la Comisión
Europea, José Manuel Barroso, es partidario de los eurobonos, la
canciller alemana, que lleva la voz cantante en la actual crisis, no. Al
ser el estado más grande de la zona euro con la mejor posición fiscal,
Alemania estaría más expuesta con la aplicación de los bonos.
Este lunes, Nicolas Sarkozy también desechó la idea.
La compra de deuda por parte del BCE
La propuesta es que el BCE tenga libertad para
comprar toda la deuda soberana de la zona euro, lo cual desanimaría a
los especuladores y rebajaría los tipos de interés.

José Manuel Durao Barroso, presidente de la Comisión Europea, es partidario de la emisión de eurobonos.
Al respecto se cuestiona el papel del banco
cuando se le compara con los bancos centrales de países como Estados
Unidos, Reino Unido o Japón, que en situaciones como las que está
viviendo Europa, suelen comprar toda la deuda necesaria.
Los líderes de los países más endeudados y el
propio presidente francés son partidarios de esta vía. No obstante, el
Bundesbank y la propia Merkel se muestran reacios con el argumento de
que la financiación de las deudas dispararía la inflación en su país.
Alemania es el principal inversor del banco.
La unión fiscal y la creación de un supraministerio
Es la propuesta y la condición que exige Merkel
para que en un momento dado el BCE pueda intervenir. La llamada Unión
Fiscal significaría un control de los presupuestos nacionales por parte
de Bruselas, con poder para modificarlos y un endurecimiento de las
sanciones a los países que infringen los límites de deuda.
Una de las principales críticas al espacio común
europeo es la ausencia de un ministro de finanzas, un ente que
centralice y aplique las políticas monetarias y que pueda demandar ante
el Tribunal de la UE a los países infractores.
Países que están dentro de la unión pero fuera
de la zona euro, como Reino Unido o República Checa, se oponen a esta
medida. Un veto de ambos países echaría por tierra los acuerdos que se
puedan alcanzar este jueves y viernes. No obstante, Merkel y Sarkozy
contemplan la posibilidad de lograr un acuerdo entre los 17 países del
euro que esquivaría a países escépticos de la unión fiscal como Reino
Unido.
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